18┆km ඞɞ

426 40 0
                                    

dispara (maratón 1/3)

Mi vida había dado más vueltas que un trompo. Y, como buen trompo humano, estaba empezando a marearme. No entendía mucho lo que estaba pasando conmigo.

-¿Estás listo?

Jungkook abrió la puerta de la habitación mientras yo terminaba de cerrar el cierre de una de mis botas. En su mano traía un teléfono que me era bastante familiar, porque era mío.

-¿Tú lo tenías?

-tú estuviste de vacaciones imprevistas con tu novio.

-pero...

-no podemos decir que estuviste retenido en contra de tu voluntad, ¿Cierto? Y menos que le diste una oportunidad a la persona que te secuestro, ¿Verdad?

Me acerqué y extendí mi mano, esperando para que me lo diera. El teléfono estaba prendido y lo primero que hice fue entrar a WhatsApp y abrir las últimas conversaciones. ¿Por qué había un contacto llamado 'mamá?

—¡Le has dado mi número a mis padres!—grité enojado.

-Ellos tienen derecho a saber de ti y de Yoongi

-¡Pero tú no tienes el derecho de involucrarte en nuestra relación!- quise golpearlo, pero me limité a cruzar mis brazos.

- Jimin -su voz tenía una clara advertencia.

-Pero, Jungkook - traté de razonar con él no puedes decir que no tengo razón.- Tú no tienes voto en esa parte de mi vida. No sabes mi historia y no sabes que hizo que nos alejáramos de ellos- dije, un nudo ya empezaba a formarse en mi garganta— no sabes nuestros motivos para escaparnos-finalicé. No quería seguir con el tema.

-Jimin, te amo. Creo que debes perdonarlos-dijo encogiéndose de hombros- así como hiciste conmigo.

Mi cara se crispó.

-Yo no te perdoné, Jungkook -le aclaré-simplemente te estoy dando una oportunidad, que no es lo mismo.

Jungkook  no mostró mucha expresión en su cara cuando habló.

--Termina de cambiarte y baja. Tendré preparado el coche para dejarte en tu casa.

El hombre se fue. Suspiré ofuscado y enojado con la situación. Desde que me había confesado que Yoongi no estaba muerto, habíamos hecho una especie de tregua e intentabamos llevarnos bien. Al parecer, nuestras personalidades estaban destinadas a chocar siempre, porque ambos éramos bastantes parecidos en algunos aspectos. Sobretodo el orgullo y la terquedad.

Tomé algunas respiraciones profundas para calmarme y no tener otra discusión con Jungkook y finalmente bajé. Él me había mostrado ya la puerta de salida y salí, buscando el coche con la mirada. Caminé hasta el transporte y miré al hombre que estaba apoyado contra éste.

-¿Podemos irnos ya?

Él asintió y sacó las manos de sus bolsillos para abrir la puerta.

-entra.-no hemos cerrado la casa.

-alguien vendrá a hacerlo- contestó-además, esta no es una zona muy habitada -Cerró mi puerta y caminó con largos pasos hasta su lado para sentarse y encender el auto- cinturones.

-has dicho que no era una zona habitada— dije.

-cinturones - repitió mientras maniobraba para meterse a la carretera― no importa si estamos en medio de un pueblo, siempre debes ponerte el cinturón.

No quería discutir, así que abroché el cinturón. Jungkook no parecía estar muy hablador y a mi me molestaba el silencio.

-¿Podemos poner algo de música?

EL SECUESTRO ┆km ඞɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora