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Conociendo a Jungkook

Dos días. Dos malditos y asqueroso días. Sin señales de vida humana o extraterrestre. Jungkook no había dicho nada, ni siquiera lo había visto en esas insufribles cuarenta y ocho horas. Estaba demasiado débil para hacer algo, no había comido nada durante el tiempo en el que había empezado a pasar todo esto.

Estaba acostado en la cama pensando egoístamente en mi hermano, a veces me preguntaba si realmente lo quería, o si solo lo cuidaba para saber que hacia algo por alguien, para sentirme necesitado y querido, aunque sea que los hermanos estén casi obligados a quererse entre ellos. En el amor las cosas no eran muy diferentes. A veces uno obligaba a otro a amar o se obligaba a amar a la otra persona; tal vez por miedo, o por la necesidad de saber que siempre va a haber alguien en nuestro corazón, tener la certeza de haber amado y poder morir en paz.

-a pesar de que no me hagas caso, no puedo dejarte encerrado por tanto tiempo-. Dijo al entrar Jungkook, que llevaba más larga la inexistente barba del poco tiempo que lo había visto.

No respondí y cerré los ojos, respiré lentamente y me dejé llevar por las sensaciones.

-quisiera que me miraras o dieras señales de estar vivo al menos.- Siguió hablando.

Levanté mi dedo medio en un gesto que indicaba completa indiferencia y distancia. Además, el hecho de levantar la mano mostraba que seguía vivo.

-sigo esperando respuestas verbales-. Continuó.-vete a la mierda-. Mi voz salió ronca por la falta de uso en tanto tiempo. Lo crean o no, el no usar las cuerdas vocales por dos días era demasiado.

-jal fin!

Me dediqué a contemplar el diseño del acolchado sobre el cual me encontraba, sin prestar caso al hombre a mi lado. Se sentó

-bueno, era demasiado que también me miraras.

-quiero silencio-contesté de manera brusca.

-tuviste silencio por dos días, tiempo suficiente para que recapacites.

Imágenes del asqueroso momento en el cual perdia mi virginidad venían a mi. Contuve las ganas de estrangularlo y llorar.

-en el silencio hay demasiado ruido. -Repliqué.

-a veces deberías dedicarte a la poesía-contestó mientras se sentaba a mi lado en la cama.

—se llama filosofía— contradije corriéndome lejos de él en la gran cama.

-filofobia, también conocido como el miedo a enamorarse-. Citó en un tono amargo.

-toda fobia tiene una explicación.

-traumas de la infancia—. Le restó importancia.

No lo aduje, el haber querido y amado a mi hermano me llevó a estar secuestrado y a él a tener que volver a la gente que lo odia, sus padres.

Pensé en algo que una vez había leído en un libro: el amor nos hace débiles, genera que tengamos preocupaciones. Mientras uno no ame puede saltar de un risco sin necesidad de ver atrás. El amor es lo único que nos detiene, aunque también es el motor que nos impulsa a seguir adelante.

El amor era todo. Un ingrato y desesperado sentimiento que ataca por la espalda mientras que te recibe en sus cálidos brazos. Mientras te abraza saca un cuchillo y ¡zas! Te apuñala. Lenta y dolorosamente.

-¿en qué piensas?-intervino en mis pensamientos Jungkook- ¡Jimin!—chasqueó sus dedos delante de mis ojos pero seguía sin haber reacción de mi parte.

Entonces me besó. Lo siguiente que escuché fueron maldiciones por su parte al recibir una patada en su amigo.

-eres un...

EL SECUESTRO ┆km ඞɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora