24┆km ඞɞ

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Eres un puto

Manejé a través de las calles desiertas para frenar en mi casa. En realidad, tenía varias propiedades pero aquí era donde solía quedarme y el lugar que había conseguido para estar cerca de jimin sin que el se diera cuenta.

Me bajé del auto y entré. Quería darme un baño, cambiarme la ropa y ponerme al día con algunos balances de la empresa hasta que Jimin saliera del trabajo.

No estaba de acuerdo con el trabajando, pero prefería dejar que el agua se calmara antes de hacer que se mudara conmigo para que no pusiera un pie en la calle nunca más. El tenía que estar encerrado, debía estar encerrado para que otro hijo de puta- como yo no pudiera verlo e intentara hacer algo.

Como robármelo, por ejemplo.

Abrí el grifo de la ducha, me bañé rápidamente y me puse otra ropa nueva con la computadora portátil sobre mí, haciendo balances mientras tomaba una cerveza. Eso era vida.

Durante más de tres horas, hice gráficos y revisé la productividad, la empresa que había heredado. Mis padres no estaban muertos, sin embargo, al gran Jeon Minho -mi padre- le habían diagnosticado no sé qué mierda y había abandonado la jefatura de la empresa.

No tenía la mejor de las relaciones con mis padres. De hecho, casi no hablábamos a menos de que fuera sobre temas económicos, lo que nos convertía en socios, no en familia. Sólo compartía el apellido, porque de lo demás, no teníamos nada en común.

Terminé mi cerveza casi al mismo tiempo que el balance de los últimos tres meses y cerré el portátil un poco brusco.

¿Qué estaría haciendo Jimin ahora? Seguramente sirviendo esa mierda de comida a esos clientes que sólo querían mirarle el culo, como el hijo de puta de ayer. Lo había visto. Jimin no lo supo, pero lo había visto. Ese hijo de puta quería coquetearle y por suerte, el no le correspondió. Jimin no podía mirar a nadie que no fuera yo.

Estábamos hechos el uno para el otro. No me importaba si debía limar alguna parte de mí para poder amoldar nuestros cuerpos, lo haría de ser necesario para que el entendiera que tenía que estar conmigo, que me pertenecía.

Me molestaba- odiaba- su forma de ser, al mismo tiempo que lo amaba. Me encantaba su libertad, su obstinación y eso mismo me daban ganas de matarlo, porque aplicaba para todos por igual. Jimin no era obstinado con otros hombres y ya; también lo era conmigo y eso me hacía querer matarlo para que entendiera que conmigo no iba a poder. Que era yo quien dominaba en nuestra relación y no el. Yo lo controlaba, no al revés. Era yo quien ponía las reglas y el quien tenía que seguirlas.

Me importaba una mierda que los demás pensaran, Jimin era mío y punto. El tenía que obedecerme y punto. Si no, abría graves consecuencias, lo que el ya había comprobado.

Pasé el resto del día mirando las fotos que le había tomado a mi chico durante estos días. El jamás se percató, porque lo hacía mientras dormía. Quería tener algo sólo para mí. Una parte de Jimin  que fuera mío, solo mio . Como un hijo.

Un hijo...

Esperaba que las veces que la había hecho mío hubieran sido suficientes para dejarlo embarazado. No me malentiendan, no me molestaría ni un poco tener que volver a hundirme en el para intentarlo, pero cuanto más rápido, mejor. Un hijo nos uniría por siempre y eso lo obligaría a estar conmigo.

Tenía tantas ganas de hundirme en el de nuevo, de hacerlo mío, de mostrarle a quién pertenecia.

Tal vez... tal vez cunado lo fuera a buscar al trabajo lo hiciera.

-Pero el no debería resistirse -murmuré para mí mismo, un poco agobiado por su forma de ser.

Cuando miré mi reloj, ya eran casi las cinco de la tarde. Si quería llegar a tiempo, debía irme ahora de mi casa para buscar a mi chico al trabajo.

EL SECUESTRO ┆km ඞɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora