21┆km ඞɞ

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Trabajo y regreso a casa

Seokjin -mi compañero de turno-estaba bastante sorprendido respecto a mi regreso. -Pensamos que te había pasado algo malo, Jimin -me explicó

- el jefe creyó que había abandonado y...

-Lo sé- lo interrumpi-es que habían entrado a robar al departamento- lo interrumpi- Yoongi me llamó porque sintió ruidos y me fui corriendo- le expliqué- él estaba solo en la casa cuando entraron, me desesperé pensando que algo le pasaría.

-¿Él está bien?

Seokjin tenía varios años más que yo. A veces tenía con el charlas como los que debería tener con una padre. seokjin se había portado como tal en muchas ocasiones, sobre todo en cosas relacionadas a yoongi.

-Si-lo tranquilicé-es que luego del shock inicial pensé que sería bueno llevarlo lejos para que esté tranquilo...

-te entiendo - me apretó el hombro de manera tranquilizador -¡Pero la próxima avisa, hombre! Namjoon  y yo estábamos preocupados.- lo siento-me disculpé- ahora, tengo mesas que atender.

Sali de la barra donde estaba cubriendo la caja y caminé alrededor de las mesas, buscando gente sin pedidos para atenderlos. Casi todos estaban ya con sus pedidos, excepto unas mesas cercanas al jardín -donde había más mesas-, así que me acerqué y saqué la libreta junto con la lapicera.

Haber estado varios días fuera me hizo olvidar mi introducción, asi que tuve que improvisar:

-Hola, soy Jimin  y seré su mesero hoy, ¿Qué desean?- miré a la pareja entrada en edad y ellos me sonrieron.

-hola, queríamos unas hamburguesas con papas, por favor.

Lo anoté.

-¿Y para tomar?

-dos cervezas.

De nuevo, lo plasmé en la hoja.

-En unos minutos estará listo.

Les sonreí y me alejé de nuevo a la caja, para darle el pedido al  cocinero. Ese hombre podía hacer maravillas. Digo, cualquiera hace maravillas con la comida rápida, pero nuestro cocinero le daba su toque con la música. No podía pasar un segundo sin tararear o cantar alguna canción. La gente lo tomaba a chiste y gran parte de la clientela se debía a nuestro cocinero.

-¡Jimin, cubre la caja!- Jin me gritó cuando le pasé el papel al cocinero luego de tocar el timbre. Debido al ruido de los hornos y las papas crujiendo, él casi no podía escuchar a través de todo eso, así que ese timbre era la gloria para no dejar tu garganta en cada pedido.

-¿No es tu turno?-me giré para mirar a Jin .-pero quiero caminar- el me sonrió y no pude negarme- además, necesito bajar un poco de peso.

-está bien, pero solo por media hora- le señalé con el lápiz- no quiero que te abuses- achiné mis ojos en su dirección y el se rio por mi broma y se alejó, saliendo de la barra para cubrir algunas mesas que se habían llenado de golpe.

Me puse en la caja, esperando a tomar algunos pedidos. El sistema en este negocio era así: esperabas sentado o-si eras ansioso- podías pedirlo en caja. Dependía de si querías dejar propina o no, básicamente. No hubo mucho movimiento hasta media mañana, cuando la mayor parte de la clientela se concentraba. Ahí era cuando empezabas a sudar.

-Entonces; tres combos dobles, un batido de cereza y uno de melón, ¿Está bien?

El chico frente a mi asintió. Estaba junto con un grupo pero ellos habían ido a buscar mesas.

EL SECUESTRO ┆km ඞɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora