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Marzo 9, 2019.

Tras mucho practicar frente al espejo, Calum se sintió seguro. Temblando de miedo tomó el autobús en dirección a Waldschmidt, repitiéndose una y otra vez las palabras en su mente.

—Todo va a estar bien, todo va a estar bien. —Se dijo asi mismo en voz baja.

Se sentía como un chico de colegio que invita a salir a una chica por primera vez. Sus manos le temblaban y sus pensamientos no lo dejaban en paz, la idea constante de que todos sus esfuerzos se fueran al caño no era algo que le asustara como el hecho de que ella conociera a alguien más. Desde hace mucho tenía la certeza de ser menos que cualquier otro hombre, que podía ser reemplazado hasta en su círculo más cercano, aferrándose a todo lo que fuera con el único objetivo de que no lo cambiarán con alguien más.

Se colocó sus audífonos para calmar sus malos pensamientos, reprodujo una canción de The Doors y miró hacia la ventana sientiendose en un vídeo musical.

Las calles pasaron para él, las personas caminaban sin hacerlo, mirando al horizonte podía notar el bosque y poco a poco los árboles empezaron a adueñarse del espacio. Las casas se disminuían mientras los árboles aumentaban y el paso desértico de la carretera anunciaba el cambio de ciudad.

Robustos árboles desfilaban para él, conjuntos de abedul se perdían en si vista mientras Jim Morrison cantaba en sus oídos. Cerró los ojos sabiendo que aún faltarían seis paradas para llegar a la universidad y se recargó en el vidrio solo por acomodarse.

[...]

—Es un poco temprano hasta para ti ¿No lo crees? —dijo Camila bajando de su auto— ¿Ya no te preocupa la prensa?

Luke estaba sentado a la sombra de un árbol, su descapotable no pintaba en la escena y ahora lo acompañaba un smart fortwo de color negro.

—Deja la prensa a un lado, no me importa para nada.

—¿Y tu auto?

—Es muy complicado meterlo en el bosque de día, no quiero que me pille Elizabeth, me cagaría todo el tiempo.

—¿Estás bien?

—No, estoy cansado.

Camila se acercó a él y se sentó a su lado. El bosque era hermoso a esa hora del día y aunque las estrellas no estaban para ella todo lo demás la llenaba.

—¿Quieres contarme?

—La gira me va a matar, las fans, todo. Elizabeth va a acabar con lo que queda conmigo, es exigencia tras exigencia, los ensayos y las canciones me están volviendo loco.

—Ya, ¿Y que quieres hacer con eso?

—Quiero quedarme en este bosque hasta que a la gente se le olvide mi nombre. Salir de Waldschmidt es difícil y salir de Thalattina es peor...

—Si querías quedarte aquí por siempre me hubieras dicho, hubiera traído algo que comer.

—Sí, lo sé —colocó su brazo alrededor de ella—. Cuando firme para Liz no tenía nada que me atara, podía salir del país todas las veces que quisieran, pero ahora, lo único bueno eres tú. Eres una buena persona y de las pocas que siento que no me van a fallar.

—Yo...

—Agradezco lo que haces por mí Camila, de verdad.

El día penetró en lo profundo de la oscuridad, mirar ese azul le aceleró el corazón hasta que pensó sentir que bailaba. Era estúpido mirar a Luke de esa manera, pero sentir cada palabra sincera y el tacto cálido en su hombro le hizo pensar que había algo más allá del chulo que fingía aparentar.

La Ley de Camila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora