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Agosto 21, 2014.

—Chica mapa —dijo Luke acercándose a ella—, te me has escondido.

—Camila —respondió de mala gana—, no me escondo, voy a clases. 

—Como sea, ¿Cómo vas? ¿Has logrado hacer amigos está semana?

—Hasta ahora, solo le he hablado a tres personas.

—Un pésimo progreso ¿Qué harás después de la escuela?

—Estudiar.

—¿Estudiar? —preguntó riendo— No me sorprende que no tengas amigos.

Ella rodó los ojos y empezó a caminar, dejando atrás al ojiazul.

—Vamos chica mapa, no seas tan rencorosa —dijo mientras apresuraba el paso para acercarse—. Es tu primer año en la escuela, tienes que hacer algo más que solo estudiar.

—Estudiar es importante para mí, Luke...

—Para todos lo es —interrumpió—. Pero también tienes que aprender a equilibrar las cosas, aún eres joven en el futuro vas a arrepentirte por no aprovechar la oportunidad.

—Eso dicen los que terminan repitiendo año.

—Mírame chica mapa, voy en último año, disfruta la vida, vamos, te invito a tomar algo.

—Soy menor de edad.

—¿Y quién te dijo que te llevaría a un bar o un antro? Vamos por algo relajado, una malteada o algo así.

—Podría ser...

—Anda, puedes estudiar más tarde u otro día, pero dime ¿Cuántas personas te han invitado a salir está semana?

—Necesito revisar mi agenda.

—¿Agenda? —soltó una risita burlona— ¿Tienes cincuenta años o algo así?

—No, solo tengo que ver cuantas horas tengo disponible.

—Vamos chica mapa, no tienes nada que perder...

—Mi tiempo —dijo en voz baja.

—¿Crees que perderás tu tiempo? Pues vamos a hacerlo —sonrió, cuando se sentía amenazado Luke solía perder el control, creyó que hasta ella sin conocerlo lo rechazaba como todos alguna vez lo hicieron—. Vamos a perder el tiempo —Sujetó fuertemente su mano y empezó a caminar hacia la salida.

—¡¿Qué crees que haces Luke?! —Intentó resistirse pero él era más fuerte, apoyando todo su peso en el piso Luke la arrastró como si fuera nada.

—Te enseño a vivir, además querías perder tu tiempo. —Ante la negativa de la chica Luke no se detendría, estaba decidido a pasar el día con ella, de una u otra forma quería demostrar que valía la pena y que su compañía era más que tres años en la escuela.

—¡Luke! —estaba angustiada— Aún tengo que ir a mis clases, además mis papás me van a matar si se enteran de esto.

—No tienes porque decirles nada, solo es un rato, coopera mapita.

Luke sonreía, sus pasos eran firmes y seguros. Sostuvo fuerte a Camila, pensando cómo alguien podía tener sus manos tan frías y seguir viva.

[...]

—Eres detestable Luke.

—Si fuera detestable —sonrió—. No estarías aquí conmigo.

—No tuve otra opción.

Ambos estaban sentados en la banqueta frente a una tienda cualquiera, solo viendo los autos pasar. A unos pocos pasos estaba el parque, las bancas estaban vacías y de igual forma lo estaban los columpios, donde sorpresivamente Luke había sugerido ir, pero Camila se negaba a pisar el parque, aún peor, estar cerca de las bancas parecía causarle alergia. Ella era un poco rara a lo que estaba acostumbrado y era justo eso lo que lo alentaba más, ella tenía algo más allá de sus shorts desgastados, su remera de Three Days Grace y los converse sucios que hacían juego con los de él, que aunque no estaban sucios estaban amarrados de la punta con una agujeta para que no se despegara la suela.

La Ley de Camila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora