Dia de muertos (Dia 801)

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2 de Noviembre 2020

La siguiente semana llego Día de muertos, una fecha bonita y agradable, normalmente en el lugar en donde vivo llega la feria esta fecha pero debido a la situación sanitaria este año no ocurrirá así, no habrá ese ambiente de cada año en donde vas por la calle y vez a cientos de niños por la calle disfrazados pidiendo dulces, ni mucho menos juegos mecánicos y puestos de comida, postres y antojitos, este primer año sería diferente, ni siquiera el club de motos de tío Miguel repartiría dulces como el año pasado.
Por tal motivo Gerry yo yo decidimos quedarnos en mi casa, nuestro plan de pasar la tarde entera viendo películas cada vez se hacía más constante.
Más tarde tuvimos la idea de que un sin poder salir a la calle podíamos maquillarnos y disfrazarnos debido a la fecha, no pasaron más de diez minutos cuando la cama ya estaba repleta de maquillaje y pintura para el rostro, buscamos en internet algunas ideas hasta que llegamos a la indicada, hace pocos meses recién salió una película sobre un payaso malo que asesina gente así que decidimos recrear tal maquillaje, el primero fue Gerry a quien se sentó sobre la cama y todo inicio, treinta minutos más tarde estaba listo, solo faltaba la vestimenta, mientras él buscaba en mi closet algunas prendas color negro que con anterioridad había dejado en mi habitación yo comencé mi turno de maquillaje, fue más difícil hacerlo en mi rostro que en el de él pero no fue imposible.
Nos veíamos maravillosamente espantosos con aquel maquillaje y nuestra ropa totalmente obscura, como era de esperarse nos hicimos una sesión fotográfica en la cual copero mi abuelo Felix quien llegó a casa más tarde y nos encontró maquillados, le pedimos ayuda para algunas fotografías y él con gusto nos ayudo, más tarde aún sin haber nada en la calle decidimos salir a caminar un poco, fueron pocos los niños que encontramos pero a los pocos que transitaban por las calles les entregamos dulces que habíamos comprado previamente.
Después de nuestro recorrido como payasos asesinos que repartían dulces fuimos a comprar algunos alimentos para cenar, llegamos a casa, bebimos un café con lo que habíamos comprado, más tarde mientras llegaba el Uber de Gerry nos desmaquíllanos con agua y jabón para el rostro, nos acostamos sobre mi cama y mientras ambos observábamos en la pantalla del celular de Gerry el viaje del Uber que estaba a quince minutos de llegar, inesperadamente le llegó un correo de la universidad, sin pensarlo abrió tal correo y vi su rostro enrojecer pues dicho correo notificaba que estaba en los días límite para pagar las colegiaturas de la escuela así como su re inscripción y su materia de inglés, me levante y tomé asiento en la orilla de la cama, lo invité a sentarse a mi lado, él se veía avergonzado.
— ¿Quieres platicarme algo? — Pregunté acariciando su mano.
— No e podido pagar lo de la escuela porque desde que me salí de casa de Graciela e tenido más gastos de los que pensaba, en casa de mis abuelos sabía que tendría que aportar dinero pero la han pasado pidiéndome para absolutamente todo, también e tenido que comprar comida por fuera pues... no sé cómo decirlo pero mi abuela es un poco envidiosa y no comparte conmigo su comida, por ello compro todos los días para comer fuera, cuando me mude con ellos tuve que comprar algunos muebles pequeños para colocar mis cosas ya que los que mi abuela tenía en su casa no quiso prestármelo, pensé que me recuperaría pronto de dichos gastos y podría pagar la escuela pero no e podido juntar el dinero necesario.
— Gracias por hablarme con la verdad, no sientas vergüenza por ello, al contrario eres valiente por esforzarte, no ha sido fácil lo que has pasado ¿Cuánto es en total lo que debes pagar?
  — Son siete mil pesos de todo...
Me levante de la cama y me dirigí a uno de los cajones de mi closet, de el saque una cartera color rosa en donde guardo mis ahorros desde que comencé a trabajar, conté algunos billetes hasta que llegue a la cantidad de siete mil pesos los cuales puse en manos de Gerry — Aquí tienes, paga la escuela, eres un magnífico estudiante y no puedes renunciar ni mucho menos tener problemas en la escuela por esto.
Él miro el dinero sobre sus manos y me regaló una sonrisa
  — Muchas gracias Gema, tenía bastante vergüenza de platicarte esto pero te aseguro que en menos de un mes te pagaré este dinero, me voy a organizar con mi suelto y lo que mis abuelos me piden para poder regresarte cada centavo.
  — No te lo estoy prestando, ahora es tuyo, tú me apoyaste cuando trabajaba en la paleteria y ganaba muy poco dinero, ahora es mi turno, no me debes nada, solo aprovéchalo en la escuela.
— No, no puedo aceptarlo de esa manera...
— Por favor, tómalo y ponle ganas a la escuela, quiero verte graduar.
— Gema en verdad muchas gracias, no sé de qué manera agradecerte, por un momento pensé muchas maneras de salirme unos meses para trabajar más tiempo y volver a la escuela el siguiente semestre pero no quería perder medio año, gracias por ayudarme.
— De nada, empezamos la carrera juntos y juntos la vamos a terminar, ninguno de los dos se va a atrasar en ella por el trabajo, ambos nos vamos a apoyar hasta que lleguemos a él tan deseado momento ¿Promesa?
— ¡Promesa!

La siguiente semana llegó el cumpleaños número 27 de Aarón, el hermano de tía Lupe, Gerry y yo llegamos por la tarde cuando ambos salimos de trabajar, en casa se encontraba su esposa Emily y gran parte de sus hermanas, compartimos la comida, un poco de música y plática entre todos los que se encontraban en la fiesta, cuando la noche llegó, Emily llegó a casa con un pastel, con lo que ella no contaba es que llegarían más invitados de lo previsto y su pastel era demasiado pequeño para tantos integrantes, lo colocó en el centro de la mesa y seguramente rogó a todos los Santos para que alcanzara. Cuando llegó la hora de partir el diminuto pastel tío Miguel se ofreció a partirlo ya que en la mayoría de cumpleaños es él quien tiene esa labor pues es bueno en hacer que el pastel por más pequeño que sea alcance para todos, pero este era verdaderamente un reto, para él fue trabajo fácil pues a pesar de que nos tocó una porción muy pequeña salió invicto en su labor de repartidor de pasteles, todos absolutamente todos alcanzamos un trozo de pastel.
Al caer la noche algunos integrantes de la familia de Emily comenzaron a irse pero aún quedaban personas, Gerry como siempre parecía que estaba en su casa pues con toda la confianza platicaba, cantaba e incluso bebía algunos tragos con la familia de mi tía, en especial con Aarón el cumpleañero, tío Miguel y don Lucio. Cuando todos se fueron, salieron a despedirlos tía Lupe y Gerry, mientras tanto yo subí a lavar mi rostro y cambiarme para dormir.
A la mañana siguiente desperté aún lado de Anita como lo hacía la mayoría de los domingos, se repitió la misma escena de cada semana en donde mientras bajaba por la escalera veía a Gerry barrer el patio con ropa de mi tío Miguel puesta, fuimos a la mesa a desayunar y doña Esperanza hizo un comentario de broma dirigido hacia Gerry.
  — Emily y Gerry no me permitieron seguir durmiendo pues mientras hacían el aseo por la mañana hacían mucho ruido.
Todos comenzamos a reír y sorprendido de que Emily hizo aseo hicimos un par de bromas.
  — Ella no me dejó dormir, por eso me levante y le ayude con el aseo, pues no ocurre con mucha frecuencia que Emily haga algo y sentí feo que por primera vez que ella ayuda lo hiciera sola y pues me levante a ayudarle. — Agregó Gerry.
Anita tenía muchas tareas pendientes ya que inició el primer año de secundaria en linea debido a la contingencia, la muerte de su abuela Julia la hizo retrasarse un poco en sus actividades escolares así que esa tarde mis tíos, Gerry Anita y yo nos repartimos sus tareas para ayudar a terminar la de todos los días pendientes, todos eligieron su materia, como era de esperarse Gerry tomó los cuadernos y libros de matemáticas pues recordemos su amor por esa materia, yo ya no tuve mucha opción más que Inglés, mala elección pues definitivamente no es mi fuerte.
  — Vamos Gema, el inglés de secundaria es fácil, no es como el de la universidad — Añadió tía Lupe.
No muy convencida tomé el cuaderno y comencé las tareas, mientras cada uno de los antes mencionados hacía lo mismo.

1460 días junto a él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora