Enfermedades (Dia 749)

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20 de Septiembre 2020

El 15 de septiembre en México se festeja el día de la independencia con deliciosas comidas típicas de aquí y una pequeña celebración, por ser día festivo tuve el día libre así que mis tíos me invitaron a pasar aquella fecha en su casa, por la mañana me dediqué a hacer mis tareas y actividades pendientes y cuando la tarde llego me dirigí a casa de ellos, estaba casi todo listo cuando llegue, salude a todos y esta ocasión estaba Eduardo, el esposo de Mariand quien ya había visto un par de veces pero no había convivido del todo con él ya que los fines de semana él trabaja en una iglesia lo cual le imposibilita estar aquí, sus visitas son entre semana que son sus días de descanso.
Cuando llegó la noche se sirvió la comida más deliciosa de la vida un rico y enorme plato de pozole picante el cual disfrute como si mi vida dependiera de ello, claro sin mencionar todo los antojitos que comí más tarde, la convivencia era bastante agradable había música, comida y karaoke, incluso tío Miguel tomó el micrófono y se animó a cantar una serie de canciones resaltando que a él no le da pena nada o casi nada, él y yo somos muy similares en varios aspectos pero en este sentido eso es de las pocas cosas que nos diferencian que a mí la mayoría de cosas me llenan de vergüenza.
Cuando ya era bastante tarde mientras me encontraba en mi silla tomando un ponche caliente se acercó a mi Eduardo con un amable saludo al cual correspondí, él comenzó a tener una plática seria conmigo, de esas platicas sobre la vida, traumas y niñez la cual fue extraña pues nunca antes habíamos platicado con aquella confianza, él me habló acerca de sus padres que también se habían ido cuando él era pequeño, sentí un hueco en el corazón cuando mencionó aquel tema ya que probablemente por mis constantes estancias en casa de mis tíos tenía conocimiento sobre lo que había sucedido con mi mamá, no quise indagar más en el tema de cómo se había enterado solo seguimos con la conversación acerca de que habíamos pasado una situación similar con nuestros padres, de pronto la plática dio un giro extraño pues de manera inexplicable comenzó a hablarme del suicidio y lo malo que era, como si supiera que en muchos momentos de mi vida lo había intentado pero siempre me arrepentía o fracasaba en ello, por supuesto no solté ni una sola palabra ¡Que vergüenza! Solo le di la razón en que era algo muy malo y jamás lo aria pues por supuesto no le diría a un hombre que apenas conocía que si había pasado por mi cabeza y mucho menos los motivos por los cuales lo llegué a pensar, a pesar de no ser muchos años más grande que yo quizá unos 6 o 7 no me animaría a tocar esos temas con el.
Durante la semana mientras me encontraba trabajé o comencé a sentir ciertos malestares como temperatura excesiva, dolor muscular y dolores de cabeza, sentía mi cuerpo débil pero no le tomé mucha importancia, de hecho no le comenté a nadie, hasta que una de las noches no podía con los síntomas y le comenté a Gerry durante una de nuestras llamadas nocturnas.
— Gema, como es posible que lleves dos días así y no hayas hecho nada al respecto, tu tía es doctora y no has comentado, también tienes consultorios muy cerca de tu trabajo ¿Porque no has asistido ni habías dicho nada? — Expresó en un tono regañón
— Oye te platiqué no para que me regañaras, yo esperaba un apapacho no regaño
— Es que no me explico, te puede pasar algo y nadie está enterado, piensa en ti, por favor, te agradezco que me lo confíes y me llames pero yo no soy doctor, créeme que apapachándote no solucionas nada, tu enfermedad sigue ahí, ya es viernes, ya mañana te veo y sin pretexto alguno vamos a revisión, sabes lo grave que es la enfermedad que está ahora y tú tomándolo a la ligera.
— ¿Sabes? Aveces eres muy duro
— Gema, perdón si esperas otra respuesta de mí pero es enserio yo nunca te voy a decir lo que quieres escuchar si no lo que creo que es lo mejor y lo mejor es que asistas a un médico, sin problema me puedo quedar hablando contigo si te sientes mal y no puedes dormir pero también tú cuídate y ve por ti, si tú no ves por ti misma no siempre vas a tener alguien que lo haga, por favor cuídate.
Después de hablar por un rato los síntomas habían bajado y comenzaba a tener sueño, cortamos la llamada pues también necesitaba decirle a mi tía acerca de cómo me sentía, le llame y le platiqué todo, ella se preocupó y me dijo que al día siguiente revisaría que es lo que tenía.
Varios minutos después cuando había por fin logrado conciliar el sueño escuché que tocaron mi puerta, me levante no del mejor humor y abrí, era mi abuela Miriam, le pregunté que era lo que estaba sucediendo.
— Voy a ver a Miguel, me acaba de llamar Lupe que se a puesto muy mal, tiene mucha temperatura, tanta que no deja de sudar, realmente está grave, Lupe tiene al bebé a su cuidado también y no quiero que se sienta presionada con él y con tu tío enfermo, iré a cuidarlo esta noche.
Me preocupe por lo que estaba pasando y decidí preguntarle a mi tía como estaba todo, ella me explico que mi tío se había puesto muy enfermo pero no era el único si no que también su abuela Julia, la mujer de la silla de ruedas también comenzaba a ponerse grave es por ello que le había avisando a mi abuela Miriam ya que también tenía que ver por el bebé, con voz calmada me pidió no preocuparme y me aseguro que todo estaría bien que por el momento también era importante que yo me cuidara.
Dormí unas cuantas horas y al día siguiente por la mañana desperté para asistir a mi trabajo como todos los días, por suerte ya era sábado y solo serían algunas horas, cuando me levante de la cama sentí un frío terrible, de esos que sentía cuando no me alimentaba y los huesos me dolían, me puse la ropa más abrigada que encontré pero aún así seguía sintiendo frío, me coloque mucha ropa de manera exagerada y salí de casa, las horas en el trabajo se me hicieron eternas hasta que salí y Gerry ya esperaba afuera, se acercó hacia mi y tomó el bolso que yo cargaba.
— Ay preciosa, tu carita es muy pálida, vamos a buscar un médico ahora mismo, sé que tu tío igual está enfermo y lo mejor es que no presionemos a tu tía más, busquemos otro médico, vamos a tu casa, comemos algo porque tienes que comer y más tarde vamos a ver a tu tío para saber cómo está ¿Te parece?
Toco mi rostro y expresó que estaba ardiendo en temperatura — Preciosa ¿No crees que deberías quitarte un poco de ropa, estás muy abrigada y tú temperatura puede aumentar?
— No puedo, de verdad tengo mucho frío.
— El calor es muy fuerte, por favor quítate solo un suéter.
Acepte y me quite el suéter más grueso que tenía, él sostuvo aquella chamarra afelpada y nos dirigimos al consultorio médico más cercano, para nuestra mala suerte había muchos pacientes más antes que nosotros y no tuvimos otra opción más que esperar nuestro turno.
Cuando llegó mi turno la doctora me llamó y pase con ella, me hizo una serie de preguntas y me reviso, me indicó los  medicamentos que decía comprar, me comentó que no era tan grave como la enfermedad viral que sacudía a toda la población pero si era de bastantes cuidados, me brindó indicaciones de lo que podía y no podía hacer y entre ellas estaba una larga lista como no bañarme, no exponerme al sol ni a temperaturas extremas, en pocas palabras no salir, cuando creía haber sido libre de inyecciones ella me pidió recostarme en aquella fría camilla boca abajo, no tuve otra opción más que hacerlo, por si fuera poco me mandó a casa un paquete de inyecciones extremadamente dolorosas por casi una semana entera.
  — Por cierto Señorita, es necesario que no se abrigue tanto, su temperatura puede aumentar por ello — Indicó la mujer de bata blanca.
Cuando salí del consultorio adolorida por aquella inyección de inmediato mi acompañante se acercó a mi preguntando como me había ido, le expliqué todo y le entregué la receta para ir a comprar el medicamento solicitado.
Cuando salimos del consultorio médico tomamos dirección hacia mi casa y en ese instante comenzó a sonar mi celular que se encontraba en mi bolso que Gerry cargaba, él me lo entrego, era mi tía.
   — Hola niña ¿Como estas? ¿Ya saliste de trabajar?
— Hola, si, por suerte salí temprano, de hecho vamos saliendo del doctor.
— ¿Que te dijo? ¿Cómo estás?
Le expliqué un poco de lo que me había dicho la doctora pero no en su totalidad pues no quería preocuparla...
  — Te voy a decir algo.. pero necesito que estes tranquila ¿De acuerdo?
Por mi cabeza cruzaron mil situaciones
— ¿Que está pasando? — Pregunté preocupada
— Miguel se puso muy mal por la mañana, estamos en el hospital, está un poco grave.
Mientras decía aquellas palabras pude percibir que su voz comenzaba a cortarse lo cual me daba malas señales a mi ya que mi tía es la mujer más fuerte que conozco y son contadas las veces que la e visto llorar por algo, percibí su preocupación.
— ¿Y puedo ir a verlo? Tengo miedo...
— Yo también tengo miedo, sabemos que él no puede enfermarse... Bueno tú sabes porque pero él es fuerte, estará bien. — Por el momento no puedes verlo ya que sabes cómo está la situación y en los hospitales no pueden ingresar muchas personas, aquí estamos tú abuela Miriam y yo, ahora solo te pido que estas tranquila y te cuides, por favor.
Al finalizar la llamada sentí un hueco en la panza y mis ojos se llenaron de lágrimas, Gerry al ver aquello me abrazo, me abrazo muy fuerte.
— ¿Que sucede? — Pregunto sin dejar de abrazarme
— Vamos a casa, te explico cuando lleguemos.
Fuimos a mi casa y no se encontraba nadie, entramos a mi habitación y me acosté sobre mi cama, me sentía de verdad muy mal, Gerry se acercó a mi y quitó mis zapatos y el exceso de ropa que tenía encima.
— Se que tienes frío, pero créeme es por tu bien, no debes abrigarte. — ¿Como está tu tío?
Nuevamente mis ojos se cristalizaron y lo abracé tan fuerte como pude.
  — Grave... Esta en el hospital.
Pude ver como cambio su rostro después de lo que le dije y tomó mis manos — Tranquila, ya verás que él estará bien.
— Es que tú sabes que por su enfermedad es muy probable que él se contagie de aquel virus o de cualquier otro...
— Lo se, él me platico todo acerca de su enfermedad hace ya algo de tiempo pero en ese momento hace 6 años cuando se la detectaron el pudo con ella, él ya pasó lo peor, fue fuerte y sobrevivió cuando más grave estuvo, puede hacerlo una vez más, confía en el.
— Tengo mucho miedo, desde hace seis años cuando él se enfermó del riñón a vivido con medicamentos, no puede comer sal, muchos alimentos los a tenido que dejar así como el alcohol en exceso, mi tía me a explicado que desde ese momento cualquier enfermedad o cualquier alteración puede.... Hacer que de un momento a otro ya no esté aquí... Y yo no quiero eso, no quiero perderlo, es mi mayor miedos ¿Sabes? aún lo recuerdo hace seis años cuando llego del hospital llegó tan flaco que era difícil reconocerlo, nunca se lo dije pero me dolió tanto verlo así, verlo pálido, con piernas y rostro delgados, verlo en su cama la mayor parte del día, creo que nunca o muy pocas veces le e dicho lo mucho que lo quiero, lo importante que es para mi y el enorme miedo que tengo de un día perderlo, no me imagino mi vida sin él, es como mi hermano mayor, como un papá para mi, es mi inspiración para ser maestra, mi ejemplo a seguir, él es... mucho para mi.
— Gema, se lo mucho que lo quieres y a pesar de que me comentas que no se lo dices con frecuencia estoy seguro que él lo sabe y por el amor que te tiene a ti, a tu tía, a su bebé que acaba de nacer él va a ser fuerte y va a salir de esto, ya lo hizo una vez, por supuesto que puede hacerlo, la muerte es algo que tarde o temprano le llega a todos y yo deseo que tú tío viva muchísimos años más y no quiero que tengas miedo quiero que lo disfrutes mientras lo tengas, pero ten por seguro que si un día te falta el yo voy a estar para ti, no te dejaría sola en un golpe tan duro, pero aún no es momento de pensar en eso, él tiene mucho por vivir aún, es más, te propongo algo ¡Vamos a escribirle una carta! En esa carta expresemos lo mejor para el, sé que le hará bien a él para y te hará bien a ti, se la entregamos a tu abuela cuando venga y que se la lleve al hospital ¿Te agrada la idea?
— Me agrada la idea — Sonreí
Gerry tomó de mi escritorio un cuaderno de la escuela y arrancó una hoja de él, me entrego un lapicero y me indicó que le escribiera lo que naciera de mi corazón para el, le dedique algunas palabras con lágrimas en loa hojas y después él hizo lo mismo, dóblanos la hoja en varias partes y la guardamos.
— Gema debes alimentarte aunque no tengas hambre, acuéstate, yo iré a buscar para preparar de comer, tú descansa por favor.
Le tomé la palabra y me recosté sobre mi cama, él salió de mi habitación y pude escuchar la puerta principal cuando la cerró para salir de casa, me quede acostada varios minutos hasta que él volvió.
  — Te traje tu jugo favorito, bébelo mientras preparo la comida.
— Te ayudó. — Expresé
— No, no es necesario, yo preparo la comida, yo necesito que tú descanses.
Salió de la habitación rumbo a la cocina mientras yo me quede en cama, encendí la televisión pues ya me había aburrido un poco, tardo varios minutos hasta que lo vi entrar con un enorme plato de pollo y verduras hervidas las cuales puso sobre mi buró.
Comimos juntos aunque no tenía mucha hambre.
  — Gracias Jesús, gracias por esto.
  — No agradezcas, yo solo quiero que estés bien para que cuando tú tío vuelva tú estés completamente sana, por ahora ¿Que te parece una película?
Pasamos la tarde entera viendo películas, lo bueno de estar enferma es que yo podía elegir la película que yo quisiera, vimos algunas de terror aunque a él no le gustaban y otras cuantas de caricaturas, la única que nunca pude hacer que viera fue titanic, tenía un completo rechazo por aquella película.
Más tarde cuando estaba a punto de obscurecer llegó mi abuela Mirian, ambos salimos rápido de la habitación para preguntar sobre el estado de mi tío.
— No mentiré, si está un poco delicado, de hecho solo vine por algunas cosas, pasaré la noche en el hospital.
Gerry le dio un abrazo a mi abuela que se veía bastante preocupada
— De hecho quería pedirte un favor muy grande, hijo — Comentó mi abuela dirigiéndose a Gerry
— Claro que si dígame
— Quería pedirte si te quedas esta noche con Gema pues estaré en el hospital pero ella también me preocupa.
— Usted no se preocupe, yo me quedo con ella, yo me encargo de que coma y que se tome su medicamento, también nosotros queríamos pedirte un favor, podría entregarle esta carta a su hijo — Dijo Gerry mientras sacaba la hoja de papel de la bolsa de su pantalón.
— Yo se la entregó.
Mi abuela salió de casa y volvió al hospital, yo le marqué a mi tía para comentarle que ella ya estaba en camino, también le expliqué que Gerry se quedaría conmigo para que no se preocupara.
— Gracias Gerry, te la encargo mucho por favor — Agregó mi tía.
Cortamos la llamada con mi tía y Gerry fue por la receta que nos había dado la doctora horas antes para revisar el horario de cada uno de mis medicamentos y continuamos viendo algunas películas — Es la última película que vemos porque ya es tarde y también debes descansar ¿De acuerdo? — Advirtió
Durante la película Gerry colocó su mano sobre mi frente y y se dio cuenta que la temperatura nuevamente estaba aumentando así que salió de la habitación y volvió con algunos fomentos de agua fría que colocó sobre mi frente y abdomen, se quedó varios minutos cambiándolos de lugar, colocándolos sobre agua nuevamente hasta que mi temperatura logró regularse, algunos minutos más tarde tomé mi medicamento correspondiente para después cenar.
La película terminó poco antes de la media noche pero para este momento ambos ya nos habíamos quedado dormidos hasta que su ruidosa alarma comenzó a sonar a la 1:30 de la mañana. Él me movió cuidadosamente
— Gema, despierta, nos quedamos dormidos durante la película, puse una alarma para tu próximo medicamento y ya es hora de que lo tomes.
Me acercó mis pastillas junto con un vaso de agua y lo tomé.
— Gema, creo que no es adecuado que me quede aquí contigo, iré a dormir a otra habitación, no te preocupes coloque otra alarma para tu próximo medicamento que es a las cuatro de la mañana así que por favor solo por esta noche no coloques la llave a tu puerta, sé que no te gusta dormir sin llave pero solo por hoy.
Besó mi frente y salió de la habitación, en el fondo yo conocía a mi novio y sabía que no podía confiar en él cuando dormía pues en ocasiones era como una piedra imposible de despertar así que opté por colocar una alarma yo también y me dispuse a dormir.
A las cuatro en punto mi alarma de despertó y tomé mi respectivo medicamento, Gerry no daba señales de estar despierto así que volví a dormir. A las ocho de n punto de la mañana mientras yo veía la televisión debido a que no pude dormir por más tiempo vi a Gerry entrar a mi habitación casi corriendo
— Preciosa buenos días, perdóname me quede un por quito dormido
Solté una risa — ¡Que buen cuidador me dejaron! — Mi cuidador se quedó dormido
— Perdóname — Dijo apenado
— No te preocupes sabía que te quedarías dormido y también yo coloque una alarma, si tomé mi medicamento, pero cuando vea a mi tía te voy a acusar, que el cuidador que me dejó no se hubiera enterado si moría por la noche.
— Ya preciosa, discúlpame, iré a preparar el desayuno, más tarde iré a buscar quien pueda venir a colocarte tu inyección de hoy.
Ese día entero igual paso a mi cuidado ya que mi abuela y tía aún seguían en el hospital, sin noticias nuevas.

1460 días junto a él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora