capítulo 4

1.4K 104 1
                                    

Sentía mi cabeza estallar y solo quería que la luz que entraba hacia el cuarto desapareciera consumiendome netamente en la oscuridad, recordaba cada una de las cosas del día anterior lo que hacia que mi rabia subiera nuevamente, estaba tan frustrado en ese momento por la situación que aumentaba crecientemente mi dolor aún más, aún así, no renegaba que hablaría con mi mamá sobre la situación y la alejaría de ese hombre.

Duré no más de diez minutos para decidir bajar por las escaleras sin caerme por estas, suspirando y arreglandome con la misma ropa de ayer, decidí salir con el apoyo de la pared. 

Durando a mi parecer bastante tiempo para bajar, al fin llegue a la cocina, en ese momento planeaba tomarme una pastilla, tomar una fruta digase manzana, pera, melón... E irme sin hacer mucho escandalo para luego volver más acentuado y así afrontar la situación. Solo que todo eso se fue al momento, ya que lo primero que vi al abrir la puerta fue a la señorita Ana moviéndose de un lugar a otro preparando el desayuno.

- buenos días señor Luis ¿como amanece el día de hoy?- me pregunta Ana sin voltearse mientras picaba la guayaba y sucesivamente la metía en la licuadora. Luego de haberlo preparado se acerca a la nevera, saca un vaso de agua y de un botiquín una pastilla para el dolor de cabeza.

- buenos días Ana- le respondo mientras me sentaba en una de las sillas de la gran mesa redonda- ¿ Y mi madre donde está?

- Salió temprano con su padre, creo que iban de compras- se acerca con el vaso y la pastilla- tomesela, le hará bien.- me sonríe y sigue preparando los últimos detalles del desayuno.

- Gracias- Me acerco la pastilla al final de la lengua y me tomo un sorbo de agua, lo que hace que baje aún más rápido pasando por mi garganta, luego dejo el vaso a la mitad del agua y pienso que el señor se me había adelantado nuevamente.

Interrumpiendo mis pensamientos, Ana pone un plato con dos sándwiches de jamón y queso (cosa que me comí en un dos por tres) y jugo de guayaba que al tomar me coloca en el plato tres sandiwches más. Al terminar con la misma velocidad con los que me los había puesto, lavo lo ensuciado, le doy gracias nuevamente ha Ana y me retiro de de la cocina.

Yendo en dirección al carro, primero agarro las llaves de este que se encontraban en una mesilla pequeña casi llegando a la puerta principal y una vez obtenidas, salgo de la casa en vía a mi casa.

Tenía dos horas que había llegado a mi casa y mi closet estaba prácticamente vacío, había dejado algunas cosas porque al fin y al cabo esta era mi casa, mi nana se puso de voluntaria para ayudarme a que terminara más rápido ya que la hora de mi partida se acercaba pero a los minutos se puso a llorar por lo que termine yo solo. Ahora me encontraba terminando de llenar mi última maleta, rememorando momentos viejos como fotos de mi hermano fallecido y el otro que tenia más de doce años sin ver, libros que me gustan, CD's originales de mis artistas... en fin,los buenos momentos, lo más importante.

Me senté en mi cama observando toda mi habitación más de diez minutos y después agarrando mis maletas, salí de este.

Hablando, prometiendo tenerla en contacto y demás, mi nana me dejo ir con lágrimas en sus ojos. Ya había metido las maletas en el porta equipaje y salia de la zona de mi propiedad, en fin, no es como si no la fuera a volver a ver. 

Nos encontrábamos comiendo en silencio el almuerzo, parecía que mi madre y el señor se comunicaran silenciosamente ya que se veían directamente a los ojos.

- ¿ llegaste bien?- pregunta mi mamá  sin ver ahora al señor.

- si, gracias- respondo- ¿para donde fueron?

Hubo un momento de silencio en el que mis padres intercambiaron miradas- nada, solo salinos de compras- sonríe mi madre- ¿ya arreglaste todo?

- si, ya empaque lo necesario- término de decir recibiendo mi plato para centrarme a comer

- sabes que es lo mejor... - trata de tocarme la mano, la quito.

- me están obligando, no creó que diciéndome y haciendo cosas que no me gustan, me ayude a algo ¿por qué voy en realidad para allá?- se miran- es por un negocio de tú padre...- lo mira y se calla.

Lo miro - ¿ por qué no va él? Yo nada tengo que ver aunque sea empresario- miro al señor- tú solo tienes que ir y ya, te quedarás una temporada solamente.- termina de dar un sorbo- pero.... se acabo la conversación-me corta y se para de la mesa, el señor sonríe y se va tras de ella, me quede solo.

Ya casi era de noche y me encontraba en el balcón, veía el lugar y me relajaba a la vez mientras esperaba el irme, estaba con mi mamá pero no habíamos dicho nada desde la media hora que llevaba aquí.

-ya lo se, tú papá me lo contó todo- la miro sorprendido sin creer.

-¿y tú que opinas?- la mire.

- no lo entenderás- Se va de mi lado ¿pero qué pasa?¿la amenazo? No me moví.

El tiempo había pasado rápido, Ya había llegado la hora de irme y me iba realmente decepcionado preguntándome que había pasado, no quería irme sin averiguarlo pero casi literalmente los guardias del señor que se hace llamar papá me sacaban y montaban arrastras, ¿por qué tanto apuro? Obviamente resistí y golpee algunos pero eran más de 6 personas que estaban a su servicio.

Ya en el avión, yo estaba sentado en un cómodo asiento de cuero viendo hacia afuera obligado prácticamente a no moverme( en una ocasión casi me amarraban) solo veía nubes y mas nubes pasar, las chicas que me atendían me ofrecían una que otra cosa, pero simplemente les decía que no y me iban otra vez a ver el "distractor" paisaje, ni siquiera había alguien con quien hablar, aquí las personas solo cumplían con su trabajo.

Nos toco varias horas de viaje, pero por fin habíamos llegado, solo que aún no estaba en la limosina, según ya tendría que estar aquí pero era yo el que esperaba.

- ¿usted es Luis?- pregunta un señor con lentes oscuros después de un rato al acercarse a mi ¿ por qué estos guardias lo dejaron acercarse tanto?

- ¿ ve a otra persona? - le digo molesto y el hombre sonríe- ¿ me ve cara de payaso para que se este riendo de mi? ¿lo despido y me rió de usted?- ensancha más su sonrisa.

- No se equivocaban- dice el señor

-¿ah? Fuera de mi...- no termino porque me pone un paño blanco en la nariz y boca repentinamente arrastrándome a una camioneta conmigo tratando de resistirme , lo único que logro ver son a mis guardias verme sin hacer nada ni decir nada, ¡vendidos! Cedí al sueño y a la desesperación.

¿Sigueme O Te Sigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora