8 Encrucijada

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—Te dije que deberías haber terminado con esto antes ¿Y que vas a decirle? ¿Qué vas a hacer?

—No lo sé Killian, no lo sé. Tú eres su mejor amigo ¿Alguna idea?

—Mira Audrielle, ella ha cambiado, efectivamente no es la misma de antes ni por cerca, pero eso ya lo sabes. Te mira como miró alguna vez a Cavanagh, tomes la desición que tomes, no la lastimas Audry, es lo único que voy a decirte.

El morocho se levanta,y  se va algo indignado y alterado y sí, lo sé, debería haber terminado con esto antes. Pero ahora ¿De verdad no quiero estar con ella? Entonces decidí llamarle a la persona en la que más confío y es un poco más neutral, una de las pocas personas que me quedaron luego de que pelee y alejé a todo el mundo por creerle en su momento a
Ainhoa y esa persona es mi hermano, al cual como a todo el mundo le ocultó que somos amigas con derechos ahora.

—Hola Cavaldi ¿Podemos hablar? Tengo una situación y creo que eres el único que puede ayudarme.

Pago y tomo mis cosas, para dirigirme al auditorio donde él es profesor y director de la sinfónica. Llego al lugar y escucho la música de una violín, sé reconocer los instrumentos de oído aunque jamás fui buena tocando como mi hermano.

Entro en el cuarto de sonido en el que había estado tantas veces, pero al cual dejé de venir cuando murió papá, este lugar me trae tantos recuerdos de él, por eso era doloroso estar aquí luego de su muerte.

La canción que suena es Clair de lune, de Debbusy, en dueto con un piano.

Me asomo por la ventanilla que da al salón del auditorio y entonces la veo, y me quita el aire cuando la observo tocar el violín tan concentrada que parece ser una con la música, sus movimientos son suaves su cuerpo acompaña a la melodía, se ve tan natural como un pez en el agua. Con que este es su trabajo.

Reconocería esos tatuajes dónde sea, ese cabello azabache y esos pirncings. Cavanagh se ve hermosa bajo las luces tenues de la sala, y con esa camisa musculosa negra sin mangas, ceñida al cuerpo. Me recordó a la primera vez que me enamoré con 10 años de una pianista Checoslovaca, la misma sensación que me erizo la piel hace años, la vuelvo a vivir ahora con ella.

—Bien terminamos, puedes irte Cavanagh, nos vemos el viernes para el concierto.

Mi hermano estrecha su mano, ella guarda el violín y él entra por la puerta.

—¿Qué tal te pareció el ensayo? Ella es buena, realmente buena, la quieren en Londres y Berlín, pero aún no quiere irse. —mi hermano sigue hablando— a pesar de su apariencia llena de tatuajes y pierncings, esa chica es un amor de persona. Jenny le tiene celos ¿Puedes creer? Audry ¿Qué pasa?

—¿Sabés su nombre?

—No, jamás nos lo dijo y en los papeles solo puso su apellido. Nadie lo sabe, ella no habla de eso ¿La conoces?

—Algo así.

—Es una buena chica, podrías salir con ella —reí él siempre ve la bondad en las personas— ¿Qué?

—Esa buena chica es un tiburón blanco en mi entorno. Vine por otra cosa, vamos te invito a almorzar algo.

Busca su abrigo, teléfono y billetera, salimos de ahí ambos tonteando como cuando éramos niños, se supone que no hay nadie más en el auditorio, entonces hice algo que hace tiempo no hago, me monto en su espalda.

Efecto CavanaghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora