13 Celos

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Estábamos a miércoles y tenía que cancelar mi cita con Ainhoa del fin de semana, aunque ella se ve bastante entusiasmada por ver la película, desde que salió el tráiler no ha parado de hablar y apenas fue el estreno, se aseguró de comprar las entradas. ¿No es más fácil cancelar con Cavanagh? Sí, pero ella que no se abre ni con una barreta, me quiere llevar a conocer a su madre, por supuesto que tengo que ir.

Ella llega casi que detrás de mí y mientras me baño, escucho la puerta del baño abrirse mientras estoy con los ojos cerrados bajo la ducha, y un cuerpo caliente me abraza por atrás, mientras yo sonrió.

—Te extrañé bastante hoy —besa mi cuello, mientras el agua también la moja a ella— no has venido ni siquiera a dormir estos tres días.

—Necesitaba tiempo para mí.

—¿Acaso sientes que no te doy espacio? —se aparta confundida.

—No es eso —me volteo a verla, abrazándola colocando mis brazos por encima de sus hombros— es que estoy acostumbrada a pasar —beso— mucho tiempo sola —beso— tener mi espacio —beso— toda una cama para mi sola —beso— solo es eso —la miro fijo a los ojos— solo que esto ha pasado muy de prisa.

—¿Deprisa? —se alejo— por si no lo notaste Audrielle, esto —nos señaló— viene pasando desde hace tiempo, tenías acá un montón de tu ropa, te quedabas a dormir más aquí que en tu departamento... —suspira hastiada y se sale de la ducha.

La verdad es que es cierto, yo ya lo había notado y ya había estado con ella antes, convivir con Ainhoa no es algo nuevo. Pero solo a veces necesitaba mi espacio y también fue así en el pasado cuando visitaba a mis padres y me quedaba a dormir.

Termino de sacarme el acondicionador y salgo rápidamente del baño.

—Ainhoa espera —quise tomarla a ella aún desnuda pero se suelta— ¿Puedes esperar? Siempre he sido así ¿O no recuerdas cuando a veces visitaba a mis padres y me quedaba unos días? Solo a veces necesito estar sola.

—Lo que necesitas es estar lejos de mí, no quieres estar conmigo ±es la primera vez que me hace un reclamo de estos— porque te aseguro que con Cavanagh no tienes necesidad de irte o estar sola —¿Celos?— ¿Cuántas veces te quedas su casa? ¡¿Cuántas?!

—¿Te estás escuchando? Para, piensa y reflexiona antes de volver a abrir la boca y decir algo de lo que te vayas a arrepentir.

Me mira enojada, comienza a vestirse, se coloca unas zapatillas rápidamente y sale pegando un portazo con la lluvia afuera. Me cambio rápidamente colocándome unas ojotas, pero al llegar abajo y buscarla, ella ya no está, llamo a su teléfono y no me atiende al llegar arriba lo veo encima de la mesa, en la silla un ramo de flores y sobre la cama una caja de bombones con una tarjeta.

No es necesario una ocasión especial para regalarte algo, tenerte a ti cada día, es algo especial.

                           Te amo, tu rayito de sol.

Soy una maldita imbécil, ella está haciendo todo lo posible para que está relación funcione y yo no estoy comprometida al cien con lo nuestro.

—Hola Killian quería saber si Ainhoa está contigo, es que discutimos, salió hace un rato y aún no ha vuelto no tiene su teléfono —mientras él me hablaba se abre la puerta y ella entra— ya llegó luego te hablo ±le corto, tome la bata para darsela pero ella se niega— ¿Podemos hablar?

—¿Me dejas entrar en calor? ¿O es mucho pedir? —voltea a verme con los labios morados.

—Lo lamento —me pego a ella abrazándola.

Efecto CavanaghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora