—Cavaldi ¿Dónde está...? —una risa me cortó en seco.
—Cavaldi no se encuentra, tranquila solo le robé su teléfono no le hice nada a él, pero estoy viendo a una pelinegra que como diría Pablo Escobar: está para meterle quinientos tiros...
—Ni se te ocurra ponerle un dedo encima.
—¿Un dedo? No, ya cometí ese error una vez, le pondré una bala o unas cuantas, aún no me decido, cariño. Mi amor, quiero que sepas que todo esto es tu culpa, ella va a morir cuando tuviste la opción de salvarla y no quisiste.
—¡NOOOOO!
Salgo afuera corriendo y en una crisis de nervios, veo el auto con las cuatro ruedas pinchadas, pero el novio de la vecina llega en su motoneta con la caja de delivery, tomo la moto que dejo encendida con las llaves mientras él intenta alcanzarme.
Me dirijo al auditorio, pasándome todos los semáforos en rojo y subiendo por la veredas pidiendo perdón, no sé como se frena esta cosa yo solo me subí y antes de poder averiguarlo se detiene a una cuadra del auditorio, por quedarse sin combustible.
Corro lo más rápido que puedo, la función ya ha empezado y gracias a Dios la gente de ahí me conoce y me deja entrar, Frannie llega tras de mí y les pide evacuar el auditorio mientras yo me dirijo a la sala que se estaba comenzando a llenar.
Cavanagh me ve entrar claramente alterada y deja su violín, pero alguien se para en el público apuntándole con un arma, me doy la vuelta y entro por una puerta lateral que da al escenario ahora ambas estamos en el.
—Solo tenías que hacer una elección Audry —jala el gatillo del revolver y no sale nada— vamos a jugar a ruleta rusa, por cada pregunta que no respondan o mientan va un disparo, todos a Cavanagh.
La sala se cierra, y alguien le pone cadenas por adentro, es Killian quien la ha estado ayudando, lo reconocería dónde fuera.
—Empecemos ¿Cual es tu nombre? —Ambas respiramos agitadas y nos miramos— solo tendrán 3 segundos para responder.
—Rebecca —suelta ella.
—Tanto misterio por un nombre bastante común. ¿Por qué el misterio de esconderlo?
—Me lo puso mí padre y no me gusta.
—¿Fue Killian quién te ha estado ayudando? —intervine —Se lleva el arma a la cien.
—Sí ¿Qué? Estamos jugando las tres chicas, si yo miento jalo el gatillo también. —subio al escenario con nosotras, Becca se posiciona frente a mí— no le haré daño a mi futura esposa, pero si a ti que te interpones entre nosotras —le apuntó.
—Nos quisiste atropellar.
—Bueno no fui yo, fue él. Pero fue un impulso que ya dejamos en claro que no puede volver a cometer —se acerca Killian con el brazo inyesado—. No voy a permitir que nadie te dañe, Audry.
—Claro, solo tú puedes lastimarme —Las manijas de las puertas amenazan con ceder.
—Llevanos a un lugar donde tengamos privacidad.
Camino hacia la puerta izquierda que solo tiene acceso desde el escenario y lleva a la sala de control, y a una pequeña sala de ensayo insonorizada bastante amplia, nos metemos ahí y él traba la manija con una silla.
—Mi turno —dice nuevamente— ¿Le dijiste que nos comprometimos? Ella no soporta estar con personas con pareja.
—Sí, pero yo no estoy en pareja.
—¿Y yo soy un producto de tu esquizofrenia?
—Cuando te metí presa, terminamos. Loca desquiciada. ¿O quieres que te lo aclare personalmente? Me das asco, jamás volvería a estar contigo por voluntad propia.
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Efecto Cavanagh
RomanceSe prometió a si misma que nadie nunca más le haría daño, pero sus promesas flaquean cuando Cavanagh aparece en escena y cuando su ex le pide una segunda oportunidad. ¿Quien ganará el duelo? ¿Que tan peligroso puede ser el amor?