28 Rebecca en América

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Ella de alguna manera se las apañó para volver aquí, llevabamos un mes sin vernos, no había podido salir del país y ella tiene un compromiso con su trabajo. Pero al parecer con la ayuda de un ángel llamado Cavaldi Marchant, mi gran hermano mayor, ella ha vuelto como la invitada de honor por dos semanas del auditorio.

Mi hermano pasó a buscarme por el trabajo, se turnan entre todos mi custodia compartida, como una niña que va al colegio, para irme a buscar o llevarme a trabajar. Con todo el tema de las cartas que siguen llegando y cada vez son más insistentes y amenazantes, todos están claramente bastante preocupados por mí.

—Hola Cavi ¿Podemos pasar por el supermercado? Tengo que comprar unas cosas.

—¿Hablaste hoy con tu novia?

—Sonrío— Aún no hablé con tu cuñada, te caerá bien hermanote, pero te aclaro de antemano que si ambos se complotan en mi contra, van a pasarla mal, muy mal, yo soy la mejor jugando al paintball y ahí vamos a batirnos en duelo.

—Bueno esta semana tengo demasiado trabajo ya hablé con las chicas y ellas también están ocupadas, asi que te conseguimos chofer.

—Yo puedo ir y venir sola.

—¿No me dejarías ser tu chofer? —La voz de ella sale del asiento de atrás y giro rápidamente— digo si quieres.

—¡Cavanagh! —la sigo llamando así cuando hay gente— por Dios —salto prácticamente al asiento de atrás, para abrazarla y besarla.

—Conseguí que me la prestaran por dos semanas, para conciertos a beneficios.

—Abrazo a mi hermano muy fuerte— Eres el mejor Cavi.

—Lo sé ¿Me has visto?

—Ahora veo que la falsa modestia es de familia —dice ella acariciando mi espalda— te extrañé muchísimo mi amor, mucho, mucho —nos besamos, por un buen rato antes de que Cavaldi carraspeara la garganta para recordarnos que va con nosotras.

Me siento a su lado ya que seguía encima de ella, entrelazamos nuestras manos y conversamos los tres

—¿A dónde vamos? —vi que para nada seguíamos el camino a la casa de Cate.

—Es una sorpresa —me besa tiernamente con un sonrisa— así que te aguantas hasta que lleguemos.

Llegamos a una casa enorme cerca de las colinas y bastante alejada de la ciudad ¿Como no admirar la arquitectura del lugar? Se mimetiza con el paisaje de los árboles detrás, su estilo es rústico y sencillo pero a la vez moderno. Ella me mira con una gran sonrisa, Cavaldi baja primero adentrándose en la casa.

—¿Estás lista?

—Eso creo...

Bajamos en el interior nos esperaban todos, familia, amigos, toda nuestra gente está aquí, entonces fue cuando una idea cruzó por mi cabeza, ella me lo va a pedir.

Todos nos saludaron sonriendo, la casa por dentro es aún más linda y grande. Voy hacía atrás y hasta hay personas que no veo hace mucho como mi prima Víctoria y Julia, también vino Debra, a ella le dí un enorme abrazo, no la veía desde el cumpleaños  de Vicky y ahora van con Magui por su primer hijo, wow como pasa el tiempo.

—Mientras comemos ella se me acerca y me da una caja, yo la abro muy ilusionada y veo una llave— ¿Quierés vivir aquí conmigo?

—Sssi claro que si —digo con una sonrisa triste,  esperaba una propuesta, están todos aquí— me encantaría ¿pero qué hay de Londres?

—Bueno todos están aquí. April y mi mamá nos regalaron esta casa y puedes refaccionarla a tu gusto mientras nos organizamos para vernos ¿Qué te parece?

—Que nos queda el detalle de Ainhoa— Es perfecto y me encanta, pero tenemos que resolver lo de...

—Lo sé, pero estoy cansada de que aunque no esté, nos quite la paz y el sueño, no va a quitarnos nuestro futuro.

Que ilusas fuimos por creer que no nos podría quitar el futuro.

Lunes

Gracias por hacer que ella volara de vuelta a América, me ahorraste el viaje de ir a buscarla.


Miércoles

Tic tac Audrielle, se te agota el tiempo y a mí la paciencia. Cuando te tenga vivirás con lo que te puse en el agua aquella vez, ese será tu castigo por demorar tanto en dejarla.


Jueves

Te demostraré que hablo en serio.


Las cartas dejaron de llegar. Ainhoa se estaba preparando para dar su golpe maestro y lo haría para destruirnos a ambas. En mi trabajo se enteraron de esto que estoy viviendo y no se lo tomaron muy bien que digamos, de hecho mi carta de despido llegó ayer, así que oficialmente soy desempleada, entonces tengo más tiempo para nosotras.

Hace una semana hoy sábado, que Rebecca está en América. Pasamos mucho tiempo juntas, fuimos a comprar bastante cosas para la casa, y tanto ella como yo la llenamos con nuestros muebles. Mel ya vino a quedarse un día y la siento como un hermana pequeña y revoltosa, eso me encanta, congeniamos muy bien.

—¡Qué carajos pasó aquí!

Al llegar a la casa están todos los muebles destrozados, los agarraron a hachazos, las paredes salpicadas de pintura, nuestra ropa hecha girones, un violín de Cavanagh que tenía de recuerdo de sus primeros conciertos cuando era chica destrozado.

En medio de todo el caos la caja roja dónde iba un anillo vacía, es la caja dónde iba el anillo que me entrego ella.

—Frannie llega después de la patrulla seria— Les dije que era mala idea que ella estuviera aquí.

—No me vengas con esa estupidez Francine, como puede ser que esta tipa entre y salga como quiera de nuestra casa, nuestras vidas y nuestra paz. Aún no la atrapen. Hace más de un mes que Ainhoa está profuga.

—Se la trago la tierra Audrielle, tal vez si no le hubieras dado otra oportunidad esto no habría pasado. Así que es tú responsabilidad —me señala y suspira apartandose antes de que Becca le contestara— perdón sé que ella está loca y no se tomó bien la separación, pero ya no sé dónde buscar Audry, interrogue y vigile a su mejor amigo, buscamos con un programa del FBI, rostros y la complexión de Ainhoa y nada, parece que es un fantasma.

—¿Qué haremos? ¿Vuelvo a lo de Cate?

—Sí, es lo más seguro, hagamos todo como al inicio.

—Yo tengo que dar un concierto esta noche, tengo ensayo en una hora. No puedo cancelarlo.

Quizás debió cancelarlo.

—Sigan la rutina normal.

Ella se va con lo puesto al ensayo, y nosotras nos fuimos a lo de Cate.

Ella llega en 3 horas, y Frannie tenía que irse, aprovecho a tomar un baño en la tina, cuando escucho una ventana romperse y un auto acelerando. Salgo medio desnuda para ver, vidrios rotos que dejan entrar el aire helado, y una piedra con una nota está sobre el sofá, con un mensaje simple, pero claro y directo.

Muerto el perro, se acabó la rabia.

Efecto CavanaghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora