21 Adiós, te amo

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Llego al aeropuerto paso el chequeo y me quedo fuera de la vista de Rebecca y su familia, la observo a lo lejos, vestida con una gorra y un camperón enorme. Ella conversa con su familia abrazada a su hermana, llena de amigos que vinieron a despedirla la mayoría los había visto en la sinfónica, April se mantiene al márgen de ella, Alina está a su lado tomándole la mano.

Hacen una última llamada a los pasajeros del vuelo 314 destino Londres, ella mira a todos por última vez, siendo la última en subir al avión, mirá para ver si yo estoy por llegar y estoy aquí, pero no puedo irme con ella, no puedo dejar que Ainhoa llegue a su familia.

Su mirada... me rompe en mil pedazos, se marcha con el corazón roto y yo me quedo con el mío destrozado.

Veo su avión partir y me dirijo al baño para llorar un poco, al salir me encuentro con Melissa quien también ha llorado bastante, yo intento agachar la cabeza pero ella me reconoce bajo la gorra.

—Deberias haberte ido con ella Audrielle, te espero hasta el último segundo.

—No puedo Mel, hay cosas...

—Me dijo que si aparecías cuando ella se fuera te entregara esto —busca en su mochila y me da una carta— me ahorraste el tener que buscarte —la miro avergonzada a los ojos— no nos equivocamos contigo Audrielle, confío en la desición de mi hermana, pero no dejaré que la vuelvan a lastimar de nuevo.

Sale del baño pegándome con el hombro a su paso. Espero un momento y salgo, me dirijo al estacionamiento en la comodidad de mi auto cuando suena mi teléfono.

—Hiciste bien en no tomar ese avión Audrielle —la voz de Ainhoa suena al otro lado— ahora vuelve inmediatamente a casa.

Corto y grito en mi auto, luego de llorar un momento aunque sé que no estoy sola, sino que la tengo a ella pegada en mi culo vigilando hasta cuando como o cago. Tomo la carta y la abro, está escrita de puño y letra.

Si estás leyendo esto es porque no abordaste conmigo el avión y tuve que marcharme sin ti. Me voy y me marcho en cuerpo, pero mi alma y corazón se quedan aquí contigo. Te amo Audrielle y no sé que hice para que no estes en este momento sentada a mi lado rumbo a Londres, pero quiero que sepas que no importa lo que pase, te amaré siempre.

El tiempo que pasamos juntas fue lo mejor que me pasó en la vida. No creí que pudiera volver a amar a alguien con la intensidad que te amo a ti y también tengo la seguridad de que a la única mujer que podría amar de esa manera seria una que en un futuro nos dijera mamá. Que loco, que aunque no estés conmigo ahora, tengo la certeza de que acabaremos casadas, no sé cuándo ni como, pero yo te haré mi esposa.

Te esperaré en Londres, te esperaré toda la vida si es necesario, porque lo curioso contigo rulitos, es que te has metido en mí, calando tan hondo en mi ser, en mi corazón y en mi alma, que desde el momento en que descubrí que tu sonrisa se convirtió en mi paisaje favorito ya no pude vivir sin ella, ya no puedo vivir sin ti, solo existir hasta que vuelvas a mí.

Tu amor me ha marcado, me ha hecho crecer y ser mejor persona, me volvió vulnerable, tierna y me encontré a mi misma disfrutando de la versión que soy contigo, la mejor versión que me haces salir a flote.

Te amo Audry, con la intensidad de mil soles, con la caricia de un brisa de primavera, con la infinidad del cosmos.

Cavanagh, pero para ti, lindura.

Termino de leerla y solo puedo llorar con desespero, jamás en mi vida he llorado así y entonces sé que la única opción que tengo de librarme de Ainhoa, es pidiendo ayuda, acudiendo a quienes debí ir en primer lugar, mis amigas.

Elaboro un plan mental para poder liberarme de los micrófonos que Ainhoa tiene siempre vigilando en mí, aparte de su control constante, solo voy a tener una oportunidad y debo aprovecharla al máximo, así como también elegir bien a quienes y como voy a comunicarles el mensaje. Yo tengo que deshacerme de ella, tengo que alcanzar a Rebecca en Londres, tengo que ser feliz.

Le escribiré una carta a Cate, ya que tengo todo intervenido y usando al cadete que nos entrega los paquetes y con el cual mandamos el correo le haré llegar mi plan. ¿No hay una manera menos complicada de hacer las cosas? Si la hubiera, no tendría que llegar esto, tampoco tengo demasiado tiempo para llevar a cabo un plan más elaborado ¿y porque no lo hice antes? No quería que Cavanagh se ensuciara las manos con la mierda de Ainhoa o ella le hiciera daño, pero ahora lejos es alguien menos de quien preocuparme.

—Hola.

Entro al departamento saludandola secamente, caminando hacía la habitación, aún con mi rostro algo colorado en mis labios, nariz y ojos por haber llorado tanto.

—Guau veo que de verdad amas a la pelinegra, mi amor. Me pregunto si yo me muriera llorarías así por mí.

—Muerete y hagamos la prueba —digo secamente— voy a bañarme —paso con la toalla por su lado metiendome al baño.

—Hablé con tu mamá y le dije de la fiesta, ella ni siquiera sabía que nos íbamos a mudar juntas.

—Tenia la esperanza de que te murieras en un tragico accidente antes de que tuviera que vivir contigo en tu nueva casa.

—Corre la cortina de la ducha— Para tú desgracia pienso vivir muchos años más, futura esposa, en nuestra nueva casa —me tira el humo en la cara, y me tuve que volver a restregar con jabón, mientras tira las cenizas en la ducha— te dejaré pasar por hoy el no tener relaciones, por que bueno viste partir al amor de tu vida y todo el drama —a ti quiero verte partida en dos— pero te aviso que en antes de dejar el departamento quiero que tengamos sexo aquí, es como la despedida de nuestro nidito de amor, antes de nuestro hogar definitivo.

Suspiro sin decirle nada, sé que provocarla solo hara que la fecha de mi ejecución sexual se adelante y no tengo ganas de tener relaciones con ella, ni hoy ni nunca.

—¿Puedo pedirte algo mí amor? —ella asiente con una sonrisa— ¿Puedes fumar lejos de mí, o evitar hacerlo cuando estés conmigo? Me das más asco de lo normal cada vez que lo haces y te me acercas, me provocas una ganas de vomitarte la cara y cuando fumas, también...

—Tira el cigarrillo al inodoro— Lo haré sólo si cumples con una cuota de besos al día, y la cantidad la pondré yo, si no la cumples hasta la 9 de la noche, fumare en la cama y te tiraré el humo en la cara, en el desayuno o en la cena.

—Si lo cumplo no fumaras cuando estes conmigo o cuando estes por verme, si siento olor o sabor a la nicotina del cigarrillo, me libero de besarte.

—Extiende la mano— Hecho ¿Cómo crees que mantuve mi vicio sin que lo notarás? —te odio imbécil, te odio tanto— dejaré anotado la cantidad en la pizarra que está pegada en la heladera.

—Cuenta en cualquier lugar del cuerpo los besos.

—La mitad en la boca y un cuarto tiene que ser con lengua.

—Hija de puta— Bien.

Cerramos el trato, y pienso que voy a tener que comprar pastillas para las náuseas, ya que no voy a soportar mucho tiempo besar a esta indeseable cretina.

Efecto CavanaghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora