Capítulo 2

1.2K 65 0
                                    

Madison Russell

Volver a casa a menudo trae una variedad de emociones que muchas veces me hace querer retroceder y volver a mi pequeño departamento que arriendo en la ciudad, pero la necesidad de abrazar a mis padres y volverme a sentirme como una niña de cinco años protegida, es más fuerte y decido encerrar todas esas emociones negativas.

Giro el pomo de la puerta entrando a mi hogar donde el calor y olor familiar me dan una satisfacción y calor en mi pecho que no puedo igualar a nada más.

Dejo mi bolso en el suelo de la entrada y camino a la sala esperando encontrar a mis padres, pero está todo completamente vacío y silencioso.

_¿Papá? - llamo causando que mi voz retumbe con eco, en las paredes.

Son pasadas las ocho de la tarde y mis padres debieron llegar a casa hace un rato, ya.

_¿Mamá? - llamo mientras me afirmó del barandal de las escaleras, mientras miro hacia la segunda planta, esperando ver alguno de mis progenitores, pero al parecer ninguno de los dos se encuentra en casa.

Suelto un suspiro y me giro sabiendo que mis padres de seguro salieron y no han vuelto a casa. Pero me quedo quieta e inmóvil cuando aparece una figura gruesa, alta y vestido de negro que hace mi corazón saltar del susto y no solo por verlo aparecer de repente, sino, porque no espere encontrarlo justo hoy a él aquí.

Alexander Norris sale por la puerta de la cocina, vestido con una camisa que marca sus notables músculos que con el paso de los años, cada vez los noto más grandes. Las mangas de las camisas están subidas hasta sus codos, dejándome ver la tinta de sus brazos como también la de su cuello al tener los primeros tres botones desatados.

El silencio es espeso y denso en la sala y sé lo incómodo que es esto para ambos. Este ha sido el ambiente que hemos tenido desde que cumplí los 17 años y él inconscientemente rompió mi corazón.

_¿Madie? - me llama con su ronca voz, sus ojos me observan con confusión pero también con un pequeño brillo de alegría al verme.

La última vez que nos vimos, fue hace 8 meses, cuando me fui de casa y cada vez que visitaba a mis padres intentaba que fuera cuando sabía que él no estaría. Así que sí, ha pasado bastante tiempo y aunque no quiera admitirlo, no ha cambiado absolutamente nada de la última vez. Tal vez tenga un poco más de ojeras y se vea un poco más cansado, pero sigue tal cual lo vi hace meses atrás.

_ Dios, cuánto has crecido - dice el mientras da unos pasos hacia mí mientras sonríe - tu padre me ha dicho que te has vuelto una chica más madura, pero...- guarda silencio por unos segundos y su mirada me escanea y por alguna razón quiero retroceder al sentirme observada por él - estás muy hermosa, Madie.

Suelto una risa que suena un poco triste y bajo mi mirada al ver mi atuendo desaliñado. Tome mis jeans más viejos, una blusa de tirantes y mis converse blancas. No me veo para nada hermosa en estos momentos y más con una resaca que aún está en mi sistema.

_ Gracias Alexander - digo hablando por primera vez y los ojos de Alexander viajan a los míos de inmediato y vuelvo a sentir mi pecho estremecerse por su mirada igual como cuando era adolescente y eso lástima. Respiro hondo y llevo uno de mis mechones atrás de mi oreja - ¿Sabes dónde están mis padres? - cambio de tema porque la situación me es un poco incómoda.

Alexander pestañea varias veces y logró notar como su rostro cambia a uno de decepción y tristeza que no comprendo, pero recupera la compostura y mete sus manos a los bolsillos de su pantalón de traje.

_ Salieron - me informa y asiento con la cabeza. Supongo que debí llamar antes de venir, papá suele sacar al menos dos veces al mes a mamá a una salida romántica para que su amor siga tan vivo como hace años, debí imaginar que hoy sería ese día - Vine a cenar con tu padre y arreglar algunos proyectos de la empresa, pero los gemelos se quedaron dormidos antes que pudiéramos irnos y tu madre no me dejó irme con ellos así - me explica Alexander.

El Amigo de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora