Capítulo 25

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Madison Russell

_ Inclínate, cariño - susurra Alexander en mi oído, causándome escalofríos.

Respiro con dificultad e inclino mi cuerpo más hacia abajo, dejando mi trasero levantado para la completa disposición de Alexander. Sus manos toman con fuerzas mis carnes y debo morder mi labio inferior para no gritar, aunque si lo hiciera, no habría problema porque estamos en la habitación de un hotel donde hemos decidido pasar el día solos por primera vez desde que volvimos de nuestro viaje.

Han pasado dos semanas desde que volvimos de Colombia y todo ha sido demasiado irreal. Aún me cuesta creer que Alexander y yo sentimos lo mismo, aún me cuesta creer que esto está sucediendo, pero cuando sus ojos me observan con ese brillo especial, solo me queda calmar mis pensamientos y decirme a mí misma que nada es un sueño.

Si alguna vez quise superar a Alexander, después de compartir estas semanas con él sé que eso jamás sucederá y él siempre será una marca en mi vida que me será imposible olvidar.

El golpe en mis nalgas me saca de mis pensamientos, haciendo que incline mi cabeza hacia atrás, donde veo los anchos hombros y el fornido torso de Alexander.

_ Tus pensamientos aquí, cariño - susurra e inclina su cuerpo para besar mi espalda baja y suelto un suspiro.

Siento su mano, tocando mis muslos, irse lentamente al interior de estos y subir para llegar a mi entrepierna resbaladiza, que espera con ansias su atención. Atención que no ha tenido en dos semanas después de nuestro arduo trabajo en la empresa, siendo estrictamente profesionales.

Y debo incluir también la preocupación e inquietud de Alexander con su reciente niñera que ha sido un tema bastante complicado y dificultoso para él, pero que poco a poco se ha ido dando mejor y no voy a mentir al decir que para mí no ha sido un proceso también, porque aunque Alexander no sepa aún, sus hijos han creado una conexión bastante importante conmigo y yo con ellos.

Así que sí en estos momentos estoy bastante necesitada de Alexander y no pienso guardarmelo.

Siento su mano ahuecar mi entrepierna, sacándome cualquier pensamiento y el suspiro no se hace esperar, deseosa de sentir más de él. Alexander mueve sus dedos sobre mis pliegues y dejo que cortos gemidos salgan, pero cuando su aliento sopla en esa zona ya no cubro mis labios.

Su lengua se mueve de arriba hacia abajo y hace círculos que me dejan con las piernas temblando. Me aferró a las cobijas de la cama e intentó decirle que si no para me vendré, pero las palabras no salen. Y creo que ese es el punto de él. Termino cayendo boca abajo, con Alexander aferrado a mis caderas, bebiendo todos mis juegos sin darme tregua de algún descanso.

_ Ax... Alex...

_ Deja darme mi festín, Mumu, no sabes cuánto llevo esperándolo y saboreándolo en mi boca - dice para volver a bajar y seguir lamiendo, chupando y succionando como si de verdad fuera lo más sabroso del mundo.

Cuando tengo mi segundo orgasmo, lo alejo, sintiéndome demasiado sensible. Él me gira para observar mi rostro y la sonrisa en sus labios hacen que sonría con cansancio, pero aun queriendo más de lo que él tiene preparado.

_¿Cinco minutos o seguimos? - pregunta, mientras relame sus labios haciendo que me sonroje.

Mis ojos se desvían observando algunos objetos sobre la cómoda alado de la cama y debo de admitir que, aunque me sienta somnolienta y algo cansada, quiero más, siempre quiero más de él.

_ Seguimos - terminó por decir y él sonríe de medio lado para inclinarse y juntar sus labios con los míos.

_ Tenemos todo el día, cariño - susurra separándose de mí y toma uno de los objetos que está sobre la cómoda alado de la cama y lo miro con curiosidad.

El Amigo de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora