Capítulo 8

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Madison Russell.

Los días habían pasado más rápido de lo que pensé que pasarían cuando papá me obligó ingresar a su empresa. Alexander sin duda ha hecho mis días mucho más llevaderos de lo que creí que sería.

Han sido días movidos entre reuniones y papeleos que Alexander cada día me enseña y explica qué son y qué debo hacer con ellos, pero mis días más divertidos son cuando Alexander lleva a los gemelos a la oficina. Mientras su padre se preocupa de ver los papeleos más importantes, yo disfruto de jugar con sus hijos.

Hoy es sábado y por ende no es día de trabajo y es mi primer fin de semana en casa, después de 8 meses que estuve afuera y mamá sin duda disfruta de mi estadía en casa nuevamente, preparándome waffles rellenos con frutas, mis favoritos.

Papá, cómo es habitual los fines de semana, bebé su taza de café y sale a trotar al rededor del vecindario. Antes solía acompañarlo, pero desde que me fui de casa y desde nuestra discusión, con suerte nos damos los buenos días.

Mamá ha comenzado a mirarnos con su ceño fruncido, cada mañana al ver nuestra actitud y sé que no pasará mucho hasta que nos dé una buena regañada y debamos hablarnos obligados por ella.

Son pasados del medio día y mientras hablo con Josh para colocarnos de acuerdo en nuestra salida de celebración, escucho la llegada de Alexander a la casa, seguido de los gritos y risas de los gemelos.

A la hora de almuerzo me divierto dándole de comer a Magnus, mientras que Alexander le da de comer a Nathan, tal cual como nos hemos organizado estos días en la empresa, cuando él lleva a los gemelos.

Cuando son pasadas las siete de la tarde voy a mi recámara para ducharme y arreglarme para la noche, Josh ha arrendado un hotel para él en la ciudad y luego nos reuniremos en un bar en el centro de Seattle.

Después de ducharme busco algún vestido que ponerme y decido por uno negro que mamá me regaló cuando cumplí 19 años. Tiene lentejuelas brillantes y creo que con unas botas altas quedaría muy hermoso.

Una vez vestida me maquillo y arreglo mi cabello. A las 8:30 de la tarde estoy lista y bajo a la primera planta donde mis padres, Alexander y los gemelos están en la sala y los adultos están riendo y conversando mientras los pequeños juegan en la alfombra, con sus juguetes.

_¿Ya te vas cariño? - pregunta mamá al ser la primera en verme bajar.

_ Sí, ya me voy - respondo cuando llego a la sala y tomo mi abrigo, ya que el clima ha comenzado a ser más frío con la llegada del otoño.

Comienzo a colocarme mi abrigo cuando la mirada intensa de Alexander hace que levante mis ojos hacia él y pueda captar como sus ojos me escanean de pies a cabeza y no sé por qué, pero tengo el impulso de pararme más derecha y hacerle ver cada uno de mis atributos. Un impulso que aunque no quiera hacerlo lo hago de igual modo, porque aunque me diga mil veces que lo superaré, cada vez que tengo una oportunidad de impresionarlo, la uso lo más que pueda como si eso cambiará el hecho que el me siga viendo como la niña que el vio crecer y que tanto se empeña en sacar a luz.

_ No llegues tarde a casa y nada de beber hasta quedar tirada por ahí - me regaña mamá haciendo que desvíe mi mirada de Alexander y fijé mis ojos en mi progenitora.

_¿Con quién has dicho que vas a salir?.
Esta vez la pregunta es de papá y mis ojos van de inmediato hacia él, porque cuando hable de mi salida hace un par de días atrás, mis palabras iban dirigidas a mamá, pero papá también estaba en la mesa leyendo su periódico y pude notar que escuchaba igualmente y claramente sabe con quién voy y conoce a Josh desde hace varios meses cuando se lo presente en una de las tantas veces que fue a visitarme a mi departamento y Josh estaba conmigo.

El Amigo de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora