Capítulo 3

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Madison Russell

Despertar en casa siempre se siente bien y esta vez no es la excepción, aun si la mayor parte de la noche la pasé desvelada con mis pensamientos hacia el mejor amigo de mi padre, pero aun así me siento bien despertando en mi antigua cama.

Me levanto apenas mis ojos se abren y me preocupo en ducharme y arreglarme para estar presentable y bajar a la primera planta.

Una vez llegó me guío por el ruido de las voces y llegó hasta la cocina que en cuanto abro la puerta observó la escena y una pequeña sonrisa aparece en mis labios.

Mamá está cortando pequeños trozos de frutas a Nathan, que está a su lado sentado en su silla de comer manchado con jugos de fruta y su propia baba escurrida por todo el mentón.

Mis ojos buscan al otro gemelo hasta que lo encuentro en la mesa junto a su padre, que pelea por hacerlo comer de la misma fruta que está comiendo Nathan, pero que este se niega rotundamente e intenta quitarle una tostada del plato de Alexander.

_Madie - una voz interrumpe mi silenciosa llegada y mis ojos se alzan hasta mi padre, que se encuentra con el periódico en sus manos, sentado en la cabeza de la mesa, mientras toma su ya habitual café negro.

Alexander y mamá al escuchar mi nombre desvían la mirada de los gemelos y me observan y como siempre mi corazón es el primero en reaccionar al sentir los espesos ojos de Alexander sobre mí.

Mi corazón es un pequeño traidor de sentimientos.

Mamá sonríe y se acerca para darme un abrazo y depositar un beso en mi mejilla y a pesar de que, cuando pequeña mamá no solía tener muchos afectos de cariño conmigo, desde que me mude de casa, eso cambió bastante y cada vez que los visitó ella me da uno de sus fuertes abrazos que me hacen muy feliz.

_ Alexander nos comentó que llegaste anoche. No nos llamaste, nos abríamos quedado en casa y habríamos cenado todos juntos - me dice mamá.

_ Tranquila, fue de imprevisto - explicó.

E ingreso a la cocina y camino hasta llegar donde Nathan y le depositó un beso en su pequeña cabeza y él al sentirme eleva su mirada y me observa por varios segundos.

Supongo que soy una desconocida para ellos en estos minutos.

La última vez que los vi tenían solo dos meses y sus encías no tenían ningún diente comparado ahora que logro ver dos ratones blancos en ellas.

Voy hacia Magnus y lo saludo igual que a su hermano, pero este no me observa y continúa intentando llegar a las tostadas de Alexander.

_! Eh!, pequeñín, debes ir primero por cosas blandas y luego podrás comer cosas más duras - le digo mientras acarició su mejilla y él finalmente me observa con unos ojos idénticos a los de su padre.

_ Magnus quiere ser un niño grande y comer tostadas igual que su padre - comenta mamá.

Suelto una risa y observó Alexander que no ha quitado sus ojos de mí, mientras interactuó con sus hijos. Retrocedo un poco y murmuró un, buenos días hasta que levanto la mirada a mi padre y sé con solo observarlo que aún sigue molesto por nuestra conversación del jueves pasado.

Sin dudarlo voy hacia él y me coloco por atrás de la silla para abrazarlo y depositar un beso en su barba que ya tiene tintes un poco blancos por el paso de los años.

_ También te extrañé papá - susurro y papá suelta un suspiro y deja el periódico sobre la mesa para tomar una de mis manos y depositar un beso en ella.

_ Mi pequeña hija terca - murmura papá y sonrió escondiendo mi rostro en su cuello como cuando era niña - yo también te extrañe cariño.

Siento como si un peso en mis hombros desapareciera al saber que papá ya no está molesto conmigo, aunque no durará por mucho tiempo porque sé que pronto volverá a sacar el tema de la empresa a conversación y llegaremos al mismo punto de inicio. Ambos molestos, pero por ahora disfruto de verlo sonreírme y no mirarme con su ceño fruncido.

El Amigo de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora