Capítulo 20

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Alexander Norris.

La hora de la comida pasa bastante tranquila y Madie habla con bastante con Lucía, cosas que no llego a entender. Mi español es bastante básico como para entender ciertas palabras, pero no frases completas.

Julián, al ver a las mujeres hablar, comienza a darme charla y me comenta que Robet le ha enviado un correo para transportar una segunda carga para el café de Seattle, lo cual él me comenta que tiene pensado enviar doble cargamento, lo que me hace asentir conforme.

Magnus y Nathan comienzan a caer dormidos y me encargo de llevarlos a la habitación donde los dejo en su cuna, en la cual dormirán cerca de una hora. Siempre duermen lo mismo, así que procuro mirar la hora antes de irme y así subir antes que ellos despierten.

Al bajar, Madie tiene una taza de café en sus manos y lo bebe a sorbos pequeños y, aunque le ha gustado el sabor, sé que aún no es su bebida favorita y dudo que lo sea algún día.
Seguimos conversando hasta que, de un momento a otro, el cielo comienza a tornarse gris y un viento fuerte azota las ventanas de la casa.

Me encargo de subir a revisar a los gemelos y al llegar me encuentro a Nathan despierto y su hermano sigue plácidamente dormido. Estira sus manos para sacarlo de la cuna y lo tomó en brazos.

Observó a través del ventanal los árboles cafeteros moverse con el viento y a sus trabajadores bajar escapando de la lluvia. La puerta de la habitación se abre y aparece Madie y tan sola su presencia, es como un rayo de luz para mí o como una calada de oxígeno después de estar asfixiándome por mucho tiempo.

Sus ojos van a la cuna donde Magnus sigue durmiendo y avanza hasta llegar a mi lado, donde ambos observamos cómo las primeras gotas de lluvia comienzan a caer.

_ Espero que mañana no esté así. Lucía me ha comentado que hay un sector llamado El Valle de Samaría. He visto fotografías del lugar y dijo que si el clima estaba agradable para mañana, podría llevarnos - dice con entusiasmo.

Le doy una pequeña sonrisa y observó el clima. Se ve bastante feo, pero no estoy muy seguro si mañana seguirá igual.

_ Esperemos que sí podamos ir - digo y me inclino besando la frente de ella.

Sus ojos se abren sorprendidos y da un paso atrás por mi acción. Me quedé observándola y sus mejillas no tardan en colocarse rojas y, sin poder evitarlo, una sonrisa aparece en mis labios.

¿Ella siempre fue así conmigo o recién me estoy dando cuenta? Sus pestañas chocan con sus pómulos y sus ojos verdes brillan de una manera que parecen...

_ Estrellas - susurró y mi ceño se frunció levemente y una duda cruza por mi cabeza - ¿Por qué ese chico te llama estrella? - pregunto.

Madie me observa confundida y me analiza por unos segundos. Sé que cada vez que nombró a su supuesto amigo todo termina en caos y llantos todo por mi culpa y es que me cuesta bastante controlar mis celos, es primera vez que se sienten tan fuertes que de alguna manera debo sacarlos y enojándome con ella es un desquite, uno que no debería pasar, porque ella no es culpable de mis absurdos celos.

_ Se llama Josh y no me llama estrella, me llama estrellita - susurra y se gira para observar por el ventanal - Y la respuesta a eso, no lo sé. Desde que nos conocemos él simplemente me llamó estrellita. Según él, toda mi aura brilla como una estrella. Son solo idioteces.

Observó su perfil y por primera vez diré que coincido con ese idiota y ella sí parece una estrella con ese brillo especial que tiene.

Nathan me saca de mis pensamientos estirando sus brazos hacia Madie y ella lo toma para colocarlo en su cadera y apunta hacia afuera para que vea la lluvia.

El Amigo de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora