Capítulo 5. Honestidad.

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La música estaba golpeando en su pecho y el alcohol subía dulce mientras hacía remolinos sobre su lengua. Usualmente los tragos cortos le dejaban una mala sensación acompañada de náuseas amargas, pero hoy necesitaba un vaso lleno de color con hielo y ese toque de jarabe al fondo.

—¿Te gusta?

Asintió.

Su mejor amiga había hecho lo posible por llevarla a un lugar cómodo y casi escondido en la ciudad; ella estaba esforzándose por sentirse bien y divertirse un rato después de la difícil semana de trabajo, pero Jenna Ortega era una carcasa transparente que dejaba ver fácilmente sus emociones y no podía hacer mucho para detenerse.

Ella estaba nerviosa.

—Estás nerviosa.

Y se encargaría de negarlo inútilmente.

—No.

—¡JENNA! —Joy elevó la voz quejándose y acomodándose en los mueblecillos blancos alrededor de la pequeña mesa al centro. —¿Puedes intentar divertirte un rato?

—Siento que todos me están mirando —dijo viendo el contenido de su vaso, antes de probarlo.

—Eso es porque eres atractiva.

—Claro que no.

—Entonces porque eres carne nueva.

—Uhg...

—Tranquila, Jenna. —Joy codeó suavemente a su amiga —Ya no estás en McAllen y tus padres no se van a enterar. Esto es Los Ángeles, hermana. Ahora diviértete un poco.

—No lo sé...

—Oye, entiendo que puedas tener algunos traumas, pero no va a enterarse alguien que no quieras, ¿está bien? Hay algo que se llama vida privada y vas a tenerla.

—Eso ya lo intenté y salió todo mal —suspiró. Cuando sintió que Joy iba a contraatacar con otro comentario, sintió la vibración de su celular y agradeció a algunos dioses griegos. —¿Hola?

Joy observó mientras absorbía por la pajita su trago celeste. A varios metros y por la barra, había un grupo de chicas que estaban conversando y reían animadas al mirar en su dirección. Jenna tiró hacia atrás la cabeza y se cubrió la oreja libre para oír mejor por el auricular. Asintió. Sus labios se movían cifrando oraciones. Cruzó las piernas. Asintió otra vez. Colgó.

—¿Todo bien? —preguntó Joy siguiendo el ritmo de la música con la cabeza. La latina se hundió en hombros. —¿Puedo preguntar quién era?

—Sólo era Emma. —respondió y bebió otro sorbo sin darle mayor importancia.

—Oh. —la chica de cabellos cortos miró otra vez hacia el grupo de la barra y supo que sus sospechas eran reales. Una de las chicas vestía una bonita camiseta rosa y estaba mirando a Jenna, si no calculaba mal, desde hacía varios minutos. Volteó hacia la latina. —Entonces realmente se están llevando mejor.

—¿Creíste que estaba mintiendo?

—Sólo me pareció que su relación escaló rápido —sonrió.

—Bueno, han pasado ya ¿2 semanas y media? Emma y yo ahora hablamos civilizadamente. A veces incluso cenamos juntas, pero nada más.

—Lo sé, lo sé. —sonrió más.

—¿Qué?

La sonrisa de Sunday se convirtió en un gesto malévolo —Nada.

Y el gesto llevó a que arqueara ambas cejas a modo de interrogación. Así se quedó esperando su respuesta a su, según ella, obvia pregunta.

THE APARTAMENT. [JEMMA] [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora