Epílogo.

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7 SIMPLES PASOS PARA SER FELIZ

"La dulce historia de cómo Jenna Ortega y Emma Myers se volvieron a encontrar".


I

"Reconocer cuál es la necesidad".

LA EPIFANÍA DE JENNA ORTEGA

—Necesito que prepares la crema, avanzaré con la pasta y la ensalada.

—Sí, chef.

—Más tiempo de cocción esta vez.

—Sí, chef.

—Manos a la obra, entonces. —dijo el hombre.

La latina lo vio alejándose hacia la isla del costado y movió sus manos para acercar los ingredientes sin despegar su vista de él. Esto no era lo que había imaginado que terminaría sintiendo al conseguir un trabajo nuevo, pero tendría que asimilar que era lo mejor por ahora.

Infló los cachetes y vertió la leche.

—Ortega.

—¿Huh?

—Dije que no salga tan aguado como el martes.

—Sí. Sí, chef. Lo siento. —se disculpó. Dejó la leche de lado.

Quizás no lo mejor.

Estaba harta y solo habían pasado unos cuantos meses, pero no podía comprarlo con su manera de llevar el negocio con Joy, salvando las inmensas diferencias entre su pequeño café y este caro restaurante. No estaba acostumbrada a recibir órdenes ni a callar sus ideas. Incluso el mal hábito de tener un simple cigarrillo en el bolsillo lo había adquirido ahí mismo, luego de compartir por varias semanas su tiempo libre con el pastelero.

Inhaló el humo a partir del tabaco mezclado, incinerándose lentamente. Miró el callejón trasero del restaurante y definitivamente no tenía punto de comparación con el pequeño patio trasero en Venus. No olía igual tampoco.

El asistente sacó una bolsa de basura y la tiró cerca de ella.

Jenna se alejó suspirando y miró su reloj. Recién empezaba el día y faltaban varias horas para regresar a casa, pero al menor tener un lugar al cual volver la hacía sentir tranquila, ligera; aunque no completa. Eso lo tenía bastante claro.

—¡ORTEGA!

Volteó hacia la puerta y dio la última jalada a su ahora consumido cigarrillo. Lo botó a un lado y sacudió sus manos para entrar un poco más fresca. Ese día iba a ser igual a cualquier otro, así que iba a seguir poniendo su mente en blancos hasta que llegue el fin de semana.

Bostezó y entró.

...

...

...

—Bueno. Cuéntame.

Markus estaba masticando papas fritas y remojándolas en cátsup, mientras observaba a su hermana acomodándose en el asiento otra vez, pese a que llevaban veinte minutos en la mesa del puesto de comida rápida.

—¿Qué?

—¿Qué te pasa?

—No me tiene que pasar algo.

—Tienes esa cara cuando te pasa algo, ya sabes, cuando no tienes ningún tipo de expresión en el rostro. —dijo señalándola con una patata y luego llevándosela a la boca.

THE APARTAMENT. [JEMMA] [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora