Capítulo 24. Ida

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Era verano.

Noches como esa eran las que Jenna más detestaba. Corría viento y no estaba segura si su poca ropa compensaba la temperatura del ambiente. No estaba segura si sentía calor o frío, si tenía sed o hambre; esas noches de incertidumbre que malévolamente la incitaban a rodar sobre el colchón, revisar la hora en su celular cada cinco minutos y luego releer algún mensaje o contemplar alguna foto.

Suspiró.

No importaba cuántas vueltas dé por el apartamento. Ni cuantos vasos con agua sirva o las excusas que invente para pasar por el fondo del pasillo, hasta la puerta de la otra habitación vacía. No lograría encontrar lo que buscaba en silencio. El piso se le había vuelto tan grande de un momento a otro que estaba considerando buscar otro lugar para volver a empezar, porque las paredes estaban aún llenas de recuerdos.

Hundió su cabeza en la almohada.

En momentos de ansiedad solo podía hacer una cosa, así invirtiera todas sus horas de sueño en ello y no importaba cuánto luche para evitarlo: Terminaría recordando. Pasó saliva, se acomodó de lado y miró la pared buscando alguna imagen inexistente. "5, 6 meses, ¿ya?" Susurró, casi avergonzándose de escuchar su propia voz luego de horas en silencio.

-Emma...

-¿Emma?

Emma retrocedió por inercia y Jenna solo bajó la mirada. Escuchó el rugido del auto deportivo y sintió como retrocedía con cautela, alejándose una vez que doblara en sentido de la calle y se perdiera más allá de la cuadra.

Ahora estaban las dos, completamente solas en la entrada de la casa, acompañadas por el sonido de las olas desvaneciéndose en la orilla de la playa o lejos.

Emma sintió como se le erizaba cada vello del cuerpo por la impresión. Si había algo que definitivamente no hubiese imaginado era a Jenna sentada esperándola. O simplemente Jenna en ese lado del país. Se tomó el tiempo necesario para calmarse y evitar cometer alguna locura, como arrancarle la cabeza o comerla a besos. Cualquiera podría resultar peligrosa para su integridad emocional o su estadía fuera de prisión.

La latina se veía asustada, nerviosa, como un pequeño animal atrapado infraganti. Parecía tener las mismas dudas que su única espectadora, que solo estaba estática, respirado irregularmente. Con ira.

-¿A qué viniste, Jenna? -preguntó la ojiazul mirándola con cuidado, como si desconfiara de cada movimiento de la latina. Emma se tomó el codo izquierdo con la mano derecha, remangando un poco la tela del saco azul que tenía puesto encima. La siguió analizando en silencio y se cansó de esperar luego de no encontrar reacción en ella. -Si no tienes nada que decir...

-TENGO... -se detuvo avergonzada y cerró los ojos porque escuchó su voz retumbando en su cabeza luego de reacción inesperada, -...algo que decir. Mucho, de hecho. -se limpió el rastro de humedad salada en su mejilla.

-Empieza porque debo regresar a una fiesta.

-¿La boda de tu padre? -preguntó nerviosa la latina.

-Así es. -respondió cortante.

-Sé que no elegí el mejor momento...

-...definitivamente eres muy inoportuna...

-...debí venir otro día...

-...es bastante raro verte...

-...pero tenía que hablar de ciertas cosas...

THE APARTAMENT. [JEMMA] [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora