Capítulo 11. Cambios.

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Esa mañana, como las de los últimos días, había despertado con el pie adormecido y ojeras que no se ocultarían fácilmente con maquillaje.

Estaba acostumbrándose a convivir con el yeso, pero no podía aún con las estúpidas, estúpidas y más estúpidas muletas. Le dolían los brazos, las manos y la pierna, cada vez que olvidaba no apoyarla en el piso.

Pero no podía seguir quejándose.

No esa mañana.

Se dirigió al baño que probablemente ya había sido usado por su roommate.

En una hora y media tendría que estar en su nuevo puesto de trabajo, si quería pagarse, aunque sea un plato de comida decente y dejar de vivir de cereal con leche. Tiene que... No. Va a empezar con el pie correcto. Así sea el turno del que está enyesado y adormecido. Va a ganarse al jefe de Jenna, porque definitivamente prefería ser mangoneada por él que por Jenna.

Cepilló sus dientes.

Se miró a los ojos a través del espejo.

Jenna.

Quien, por cierto, decidió seguir con el voto de silencio desde que salió ese día del hospital. Una noche aparecieron nuevamente sus pertenencias en el apartamento y de pronto solo la veía, con suerte, una vez antes de acostarse si es que llegaba temprano.

Después de varios días notó que había cambiado un poco su apariencia, con su cabello ahora liso y el cerquillo suelto sobre sus expresivos ojos chocolate, que parecían haber decidido no mirarla hasta nuevo aviso.

Escupió la espuma.

Se miró al espejo.

—¿Por qué no me miras, Jenna? —murmuró.

De pronto su nostalgia se convirtió en molestia.

Y su molestia en enojo.

Y sus toallas en víctimas. Y las víctimas terminaron rebotando sobre el piso a velocidad de la luz.

Emma tenía que usar un asiento para bañarse y, para mantener la pierna lejos del agua, la sacaba de la ducha, manteniéndola seca, tratando de limpiar lo que era visible de piel con una toalla húmeda, hasta donde el espacio lo permitía.

El agua corría sobre sus cabellos.

Mantenía el ceño fruncido y los labios apretados.

Hoy tendría que pasar todo el día cerca a la latina y eso la había tenido pensando toda la noche. Últimamente Jenna pasaba muchas horas fuera de casa y eso no ayudaba a romper la tensión que se había vuelto ahora una avalancha de nieve sobre sus cabezas, amenazando con aplastarlas con el primer sonido.

Probablemente ha estado pasando más tiempo con su novia.

Por eso su ligero cambio en su cabello.

Estúpido estilo que le queda tan bie... TERRIBLEMENTE MAL.

Tosió cuando un poco de espuma se metió por su nariz.

Obviamente le queda pésimo ese estúpido cabello lacio.

Estúpida Jenna.

Una vez más, no sabe si mentirse está bien, pero prefiere pensar que este rechazo es por un posible sentimiento de amenaza a su seguridad como mujer, ya saben, competencia de belleza y no sea su cabeza dando vueltas a la posibilidad de que Jenna esté llamando su atención de otra forma.

¿Jenna estaba llamando la atención de Emma y Emma no llamaba la atención de Jenna?

Eso no es posible.

THE APARTAMENT. [JEMMA] [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora