En el año 1998, la ciudad de Raccon City se vio invadida por un virus creado por la Corporación Umbrella. Este virus no era como los demás; cambiaba a la gente, los convertía en monstruos. La ciudad se destruyó el 1 de octubre de ese año, pero las c...
"Las lágrimas que saben más amargas, son las que llevan dentro las palabras que se quedaron en tu corazón."
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-¡Te mataré, lo juro!- exclamaba, intentando liberarse.
-En poco tiempo cambiarás de opinión, ya lo verás- recibió como respuesta.
-¡No...!- sus quejas se cortaron cuando sintió un pinchazo en el lugar donde estaba su corazón, que trajo consigo un fuerte dolor por todo su cuerpo.
-Estábamos destinados a esto- el hombre sonreía de forma macabra, viendo a la mujer retorciéndose de dolor.
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Tres meses. Tres insoportables meses desde que la vio por última vez. La buscó día y noche, en cada rincón del país, aumentando el radio con el paso del tiempo, pero nada funcionaba, su esposa había desaparecido de la faz de la Tierra.
Cuando llegó al lugar en el que había desaparecido, se encontró con aquel rastro de sangre y, a pocos metros, la cadena en la cual llevaba su alianza. Además, el teléfono privado que solo usaba para llamarle a él, su línea privada.
Los primeros días hizo todo lo que pudo, sin siquiera dormir usó todos los medios a su alcance para encontrarla. Pero la esperanza poco a poco se fue perdiendo, a cada negativa, a cada noche sin ella, a cada amanecer sin su compañía.
Maldecía cada día, deseando volver atrás y tomar la decisión de quedarse junto a ella como se lo pidió; y más cuando Rebecca le dio la noticia del embarazo de Olivia. La rabia se apoderó de él, a tal punto que Chris tuvo que alejarlo de la doctora por miedo a que sus acciones fuesen más allá de destrozar su laboratorio.
Su vida volvió a la oscuridad en la que una vez estuvo tras Raccon City. Lo único que le mantenía con algo parecido a la vida era el dolor de la ausencia de Olivia, plasmada en cada rincón del apartamento que ambos llevaban compartiendo desde hacía ya nueve años.
Antes de salir por la puerta, se sentaba en el sofá, mirando la enorme estantería al lado de la televisión, con todas las consolas y videojuegos que su mujer había comprado a lo largo de los años; Olivia no gastaba el dinero en ropa ni accesorios como el resto del mundo, ella guardaba su dinero para esas cosas.
