En el año 1998, la ciudad de Raccon City se vio invadida por un virus creado por la Corporación Umbrella. Este virus no era como los demás; cambiaba a la gente, los convertía en monstruos. La ciudad se destruyó el 1 de octubre de ese año, pero las c...
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"Rebelarse es el más sagrado de los derechos y el deber más indispensable."
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Leon entrecerró los ojos al sentir la suave brisa sobre su rostro, acompañado por una tenue luz blanca. Escuchó entonces el apacible sonido del mar, y las olas chocando, un ambiente realmente tranquilo.
-Hola, cariño- una figura se situó sobre él, despertándole del todo con pequeños besos en el rostro que culminaban en sus labios.- Hora de levantarse.- Ronroneó contra su oído,
-Aún es temprano- tomó a la mujer por la cintura, apretándola con deseo- Se me ocurren un par de cosas que podemos hacer.
Ante él, el rostro sonrojado de su novia mostraba una sonrisa coqueta.
-No has desayunado, y deberías.- Murmuró, acariciando el cabello del hombre, esparcido por su almohada.
-Creo que con esto puedo apañarme- con lascivia, miró el escote pronunciado de la mujer a causa del vaporoso vestido que llevaba.
-Viejo verde- rió ella.
-Ahora verás, niña- la tumbó colocando su espalda contra el mullido colchón, besándola con pasión, saboreando de sus labios la mermelada de fresa con la que había acompañado a las tostadas para desayunar, un dulzor adornado por el propio sabor de la morena, tan adictivo como siempre.
Mientras las manos de ambos exploraban sus cuerpos como si fuese la primera vez, y sus bocas se mantenían unidas en un fogoso beso, un sonido conocido por ambos llegó desde sus maletas de viaje. Los dos se separaron, girando sus cabezas al mismo tiempo hacia el origen de este.
-No puede ser- gimió ella, tapándose el rostro.
-Joder- gruñó él, dejándose caer a su lado.
-Unas simples vacaciones, solo pido eso, ¿es tan difícil?- se lamentaba la morena, mientras se incorporaba, rumbo al fin de su diversión- Dime- contestó sin ganas.
