¿Sabes qué hay muchas maneras de matar a la persona que amas? La más lenta es nunca amarla lo suficiente.
High infidelity de Taylor swift sonaba a todo volumen en mi habitación, ya estaba realmente cansada de llorar, sentía que en cualquier momento mi pecho explotaría de tanto dolor que sentía al enterarme de que Diego me había sido infiel.
"Amor, te estoy esperando, ¿te falta mucho para llegar?"
Le envié el mensaje a mi novio, hoy cumplíamos 5 meses de novios desde que llegó a Monterrey y saldríamos a cenar a nuestro restaurante favorito.
El y yo nos conocíamos desde que estaba en la cantera del America, cuando se fue a Europa perdimos el contacto y sólo nos likeabamos fotos e historias por Instagram de vez en cuando.
Cuando me enteré que vendría a Tigres no lo pensé mucho y le envié mensaje diciéndole que cualquier cosa que ocupara que aquí estaba, me había mudado para estudiar.
Días después recibí su respuesta, me dijo que si quería salir con el en busca de departamentos, obvio acepte y al final termino rentando en el mismo lugar que yo.
Poco a poco comenzamos a hablar más, comenzamos a vernos más seguido, a tener cenas y almuerzos sorpresas, salidas al cine y al parque a correr frente al edificio, hasta que un día en una de nuestras citas espontáneas terminó por robarme un beso y pedirme que fuera su novia.
Y así pasaron los meses, nuestra relación era cada vez más fuerte, cada día pasábamos mas tiempo juntos, amándonos.
Hasta que, días atrás comenzó a actuar de una manera extraña, se tardaba en contestarme las llamadas, los mensajes, cancelaba de última hora nuestras citas y no abría su puerta cuando tocaba preocupada por el.
Su explicación fue que el club estaba exigiéndole más tiempo y atención, habían pasado el repechaje y la ilusión de ganar la final estaba cada vez más viva, así que intente entenderlo y darle su espacio.
Tal vez si necesitábamos tener un tiempo a solas para poder fortalecer nuestra relación, pensé tontamente.
Mi amiga me decía que había algo ahí que no la convencía, pero yo tontamente creí en el, hasta que me di cuenta que era lo que en realidad había pasado.
Blanca Mauri había venido a México, y estaba con el.
¿Podían creerlo?
Todo este tiempo estuvo aquí, literalmente frente a mi cara, mientras que yo lo esperaba con tanta ilusión, el pasaba sus días y sus noches con su ex novia.
Y nunca olvidaría el día que me enteré.
Regrese de cenar con mis amigos, la salida se había alargado haciendo que tuviera que regresar en la madrugada.
Un poco temorosa entre al edificio directo a los elevadores, me daba miedo estar a altas horas de la noche sola.
—Vamos, ábrete, ábrete...—moví ansiosa mis pies al ver lo mucho que se tardaba en bajar el elevador. Y como solo uno estaba funcionando, tenía que esperar.
Dure como dos minutos enfrente de las grandes puertas metálicas, presionaba el botón en repetidas ocasiones esperando que eso acelerara el proceso.
Pero, cuando lo hizo, desee nunca haberlo pedido, pues en cuando las puertas se abrieron pude ver al que era mi novio, el amor de mi vida, con sus labios hinchados y una hermosa rubia a su lado.
—Sof...—su rostro palideció en cuanto me vio. Su mano soltó el cuerpo de su ex novia.
Yo me había quedado sin habla, deje de sentir todo más que mi corazón rompiéndose en millones de pedazos.
No lo pensé mas y salí corriendo escaleras arriba sintiendo como moría por dentro, maldita sea, te odio diego lainez, te odio con todo mi ser.
La puerta sonó una vez más, sabiendo perfectamente quien era, y ya harta de la situación me paré de la cama, limpie mis lágrimas violentamente y caminé furiosa hasta la puerta en donde Diego me esperaba con un ramo de rosas gigante.
—Ya estoy harta, Diego. Vete de aquí. No quiero saber nada más de ti, lárgate con Blanca y a mi déjame en paz.— grite e iba a cerrar la puerta pero el interpuso su pie y entró a fuerzas.
—Mi niña, escúchame por favor...—dejo el ramo en la mesa y tomo mi mano.
—Vete diego, lárgate de aquí.—intente retirar mi mano, pero el la apretó con más fuerza.
—No, amor perdóname por favor, dame una última oportunidad, yo solo te amo a ti, te quiero a ti.—tomo mi otra mano y beso ambas.—Tú eres la niña de mis ojos y daría todo lo que tengo para que te dieras cuenta.
Sus ojitos se llenaron de lágrimas y me miraron con tanta tristeza que sentí morirme.
—Por favor, por favor, te lo ruego.—se arrodillo en piso sin soltarme.
—Diego, levántate.—le dije jalando sus manos.
—Necesito que me perdones Sofi, sin ti nada de esto tiene sentido, sin ti siendo que perdí el rumbo y las fuerzas para seguir. Me duele respirar, me duele despertar, me duele salir y ver tu puerta. Me quema por dentro pensar que tú no estás conmigo, que alguien más podría venir y ganarse tu amor. Por favor, perdóname...—siguió llorando como Niño chiquito en mis pies.
Yo suspiré pesadamente ignorando la alerta que mi cerebro emitía, sabía que no debía hacerlo, pero mi corazón lo pedía a gritos, lo pedía a él.
Me arrodillé frente a él y enredé mis brazos en su cuerpo en un abrazado al que el se aferró con todas sus fuerzas, lloró y me apretó en sus brazos dejando salir todo lo que tenía dentro.
—Te amo Sofi, te amo. Gracias por perdonarme.—me dijo al oído y se separo de mi para luego chocar sus labios en un beso salado que quedaría grabado en mi memoria y mi corazón para siempre.
Un beso que fue el inicio y final de mis desgracias. Pues semanas después lo supe, lo había vuelto a hacer.
¿Sabes qué hay muchas maneras de matar a la persona que amas?
La más lenta es nunca amarla lo suficiente.
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