Tengo que surtir la despensa, me dije a mi misma en cuanto fui a la cocina por comida y no encontré nada. Entre mi pensaba ¿Y si mejor voy al mercadito que está cerca de mi casa?, si así lo haría. Tome mis llaves y salí con tranquilidad de mi casa, era temprano por lo que opté por un conjunto de pants suelto.
Al llegar comencé a escoger algunas de mis frutas favoritas, pero no se en que comento sentí un apretón en mis pechos por la parte de atrás de mi cuerpo, sin pensarlo gire con mi puño cerrado y lo estampé en la cara de aquella persona, comencé a soltarle golpes más fuertes cuando me di cuenta que era un hombre.
–Alejandra para, para.—Decía don Arturo, el dueño de aquel puesto abrazándome para separarme de ese viejo cochino.—¿No ves que está enfermo?
–Pero eso no le da derecho de venir a toquetearme.—Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos y me solté de su agarre bruscamente.
—Pero el no te hizo nada.—¿QUE?.—Yo lo estaba viendo y no te hizo nada niña.
—Me estrujo los pechos! USTED CREE QUE ESO NO ES NADA?
Las personas ahí se empezaban a juntar y todas defendían a aquel cochino por el hecho de tener una enfermedad, pero eso no le quitaba nada de que fuera un aprovechado pervertido.
—Es mejor que te vayas y no digas nada y mucho menos a Víctor, lo conoces y no lo quieres meter en un problema con el club, y menos por una mentira.
–Usted no me dirá que hacer—Le dije retante.
—Pues le hablaré a tu padrino! Y le dire que mientes niña, ya vete.
Toda la gente me juzgaba con la mirada y las lágrimas en mis ojos comenzaron a brotar, mis manos temblaban, cuando entré al coche, tomé la decisión, sabía que el me creería, el no me llamaría mentirosa jamás, el me conocía mejor que a nadie
–Siri! Llama a Víctor- El aparato inteligente hizo la tarea y algunos pitidos después aquella orden fue respondida.
—¿Ale?- Respondió algo extrañado
–Necesitamos hablar, te necesito.—Dije en un hilo de voz, a través de la llamada sentí que su respiración endureció.
–¿Estas bien? siento que te paso algo.—Y ahí fue cuando se me escapó un sollozo más fuerte.—Ven a la Hacienda de mi papá, aquí hablamos, y Ale, ven con mucho cuidado.—Sorbí mi nariz y con un sonido de asentimiento terminamos la llamada.
Jure que no volvería a verlo, juré que su felicidad y libertad serían las mías, pero, el era mi tranquilidad.
Actualmente ambos contábamos con 29 y 28 años respectivamente, pero si les dijera qué pasó 10 años antes no me creerían.
Víctor y yo nos casamos cuando teníamos por ende 19 y 18, lo se éramos muy jóvenes pero ambos nos conocíamos de toda la vida, pero encontramos el amor, y hace aproximadamente 2 años nos divorciamos por motivos que aún no logro comprender, ahora el tenía pareja y ella esperaba una pequeña de él.
Víctor era hijo de mi padrino, así que sabía unas cosas de él y hoy en día esta era la primera vez en años que escuchaba su voz. Al llegar a aquella casa en donde nos habíamos conocido los recuerdos me inundaron y al bajar del coche me arrepentí de aquella decisión, y ¿si el hacía algo que lo afectara?
A pasos lentos comencé a acercarme aquella finca y un silbido me sacó de mis pensamientos.
–Mija! No le diga nada.—Dirigí mi vista hacia el balcón, ahí se encontraba mi padrino y ex suegro, decidí ignorarlo, camine unos pasos más hasta la entrada y al mismo instante de que mi puño chocara por primera vez con la puerta, esta fue abierta por Víctor.
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one shots|| selección & liga mx
Fanfic[el poder de la imaginación nos hace infinitos] En donde encontrarás historias ficticias con tus futbolistas favoritos.