Estábamos de nuevo en la misma situación, ambos en su habitación, el entre mis piernas y yo soñando su espalda y jugando con su cabello para distraerlo.
—Amor tranquilízate, eres un excelente jugador.—Los sollozos de mi novio eran cada vez más fuertes.
—Dejó todo de mi en la cancha día a día y las personas no ven eso, estoy cansado.—Contesto el delantero mientras se aferraba a mis piernas.
Las personas eran duras, las críticas cada vez eran más constantes.
Estaba cansada de los malos comentarios de la gente, me abrumaba saber que todos le tiraban insultos en cada juego, tal vez no esté en su mejor momento, pero ¿por qué ser tan crueles?, el era una persona y tenía derecho a cometer errores, no entendía por qué simplemente la gente no se guardaba sus comentarios.
—Amor necesito descansar.—Murmuro con una voz pastosa.—Quédate a dormir hoy conmigo por favor.
—Claro que si amor.—Me acomode en la cama y extendí mis brazos y él en automático se acostó en mi pecho sabiendo que mis padres sabrían que pasaría la noche aquí.
—Gracias por estar aquí amor.—Dijo el mientras jugaba con un mechón de mi cabello.
—Roberto tu eres suficiente, te lo prometo que lo eres mi amor.—Le decía mientras acariciaba su cabello lentamente.—Y estoy segura que en el siguiente juego vas a destacar y todos verán lo maravilloso que eres.
Su respiración comenzó a hacerse más tranquila, eso me indicaba que el ya estaba dormido, y enseguida ambos estábamos dormidos.
La siguiente semana fue de entrenamiento duro, los tuzos jugaban contra America su rival más fuerte y el que usualmente más batalla les daba.
Ayer el se fue a concentración y bueno en este momento iba a Ciudad de México con Moni, una de mis mejores amigas gracias a los tuzos.
—Como te sientes tu amiga, no debe ser para nada fácil lo que están viviendo.—Dijo la chica mientras conducía.
—Es muy difícil, las críticas cada vez son más y Roberto siempre se pone mal, me duele, pero alguno de los dos tiene que estar fuerte.—Pase mi mano desesperadamente por mi cara.
—Me imagino, Luis me contó que Rober se ha estado matando entrenando.—Asentí ligeramente con la cabeza, yo también lo había notado las últimas veces que lo acompañe.
Cerré mis ojos por un momento, tratando de enviarle todas las buenas vibras a Rober, ojalá este partido meta gol para cerrarle la boca a todos aquellos que hablaban mal de él.
Una hora después nos encontrábamos en el estadio, el coloso de Santa Ursula me impresionaba cada que veía y no dejaba de sorprenderme.
Afortunadamente nos habían dado un palco, un poco alejado de las demás personas, agradecía eso, ya que hoy mi humor no era muy bueno, y no quería hacer otro escándalo que afectara a Rober.
El juego dio comienzo y al minuto 6 la Chofis ya estaba abriendo el marcador, eso era un buen inicio de partido, al minuto 10 Daniel metía el segundo gol de los tuzos, la poca tribuna tuza celebraba y nosotras con ellos.
Después vinieron algunos minutos de tensión, ya que América había anotado un gol que para nuestra suerte posteriormente fue anulado.
—Amiga! Mira la tiene Roberto.—Cuando observe eso me levante rápidamente de la silla y me puse en el filo del balcón.
—Vamos amor vamos.—Susurraba con toda la esperanza del mundo.
Cuando el tiro, cerré los ojos sintiendo como el mundo se detenia, los minutos dejaron de correr y no fue hasta que la tribuna tuza comenzó a celebrar que me atreví a abrir mis ojos.
Roberto había metido un gol. Todos los chicos comenzaron a festejar con él y vi que Kevin abrió espacio entre ellos, para ver a Roberto correr hacía la dirección en la que yo estaba y levantar las manos y hacer un corazón.
Me había dedicado ese gol.
El partido terminó, bajamos a festejar a los vestidores con ellos.
—Hey tu príncipe azul aún está adentro.—Me dijo Kevin riendo.
—Que buen juego diste también Álvarez.—Le conteste
—Si bueno, soy una verga en esto, y ¿viste que casi meto gol?.— Mi amigo era un maldito egocéntrico, pero así lo quería.—Ahí viene Rober
Rápidamente corrí hacia el, y me tomó entre sus brazos sin problemas, enredé mis piernas en su cintura.
—Estoy muy orgullosa de ti amor, sabia que lo ibas a lograr.—Comencé a besar toda su carita con emoción y el solo reía
—Gracias por confiar en mi amor, gracias por ser mi motor para seguir adelante.—me dijo retirando el cabello que se había caído por mi cara para verme bien a los ojos.
—Te amo Roberto y nunca olvides que tu eres suficiente mi amor. Para mi eres el mejor.
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