Capitulo 6

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A la mañana siguiente, Sandra despertó en su lujoso departamento. En una cama tan grande pero vacía. No solo por la falta de compañía sino por el abandono de ella misma. Un descuido que podía sentirse instantáneamente.

Se levantó para ir a su oficina intentando pensar que todo en la noche anterior había sido un sueño. Lo cual, era difícil, pues sus recuerdos eran muy reales. Tanto que aún una energía de temor la cubría. 

Al cambiarse se dió cuenta que había una marca en su brazo izquierdo. Era una línea perfectamente derecha de unos 3 centímetros en la parte posterior de la muñeca.

Desconcertada, se quedó mirándola unos momentos intentando recordar que había pasado. Pero nada era claro, había dolor de cabeza y un poco de mareo al intentar recordar. La figura de ese ser dejaba mucha huella, incluso en la mente, pero ni siquiera su rostro era claro, solo su voz penetrante la cual era el malestar principal en sus recuerdos.

También recordaba esas escamas que aún sin tocarlas, dejaban una sensación rara en el cuerpo.

Sin éxito para recordar, reaccionó y fue a su trabajo, le intrigaba ver a personas, saber que su vida aun la tenia y sobre todo, que aún la recordaban. 

Subió a su carro lo más rápido que pudo y con la radio a todo volumen puso rumbo sin detenerse y sin mirar mucho a otros conductores o personas. Cuando lo hacía, la imagen y sonrisa del diablo aparecían en su mente.

Al llegar saludó a todos sus conocidos con más ternura pero también con más desesperación que de costumbre. Los saludó uno por uno y sin detenerse hasta llegar con Cristal, su asistente.

—¡Que bueno verte hoy!—Dijo con una gran sonrisa.—¿Cómo estas?

—Buen día jefa.—Respondió un poco desconcertada.—Estoy muy bien gracias y ¿Usted?

—Todo bien gracias… Este día no estaré mucho en la oficina, prefiero revisar contigo los pendientes, entrevistas, podemos ir a comer juntas… si quieres.

—¿Está todo bien jefa?—Preguntó Cristal aún más desconcertada

—Si, solo he estado considerando hacer algunos cambios en el estilo de trabajo para mejorar algunos aspectos.—Contestó mientras miraba a todos los demás hacer su trabajo.—Pero sentémonos,  dime ¿Qué pendientes hay para hoy?

Cristal era su asistente personal, un trabajo que no disfrutaba mucho. Gran parte de este disgusto era porque su jefa se las arreglaba para hacer difícil su día a día. 

El talento, el existo y la fama, se le habían subido tanto a la cabeza que en ocasiones comenzaba a ser déspota.

Era tan perfeccionista que deseaba empapar con esa misma característica a todos los que con ella trabajan. 

Estás personas lo veían diferente, para ellos era solo una mujer muy exigente y estricta.

Cristal sabía eso y se estresó desde el momento que supo que pasaría todo el día con su jefa. Se le hizo extraña esa petición pero tenía que acatar así que pusieron manos a la obra en la jornada laboral.

***

Este día fue muy activo para Sandra quien lejos de disfrutarlo solo quería distraer su mente con lo más que pudiera. 

No sé concentró del todo en su trabajo. Permitió que su asistente y el resto del equipo tomaran algunas decisiones, algo que casi nunca sucedía pues le gustaba tomar la última palabra.

Sus intenciones eran solo tener compañía y hablar de cualquier cosa para pasar el rato. Algo que sus colaboradores agradecieron al tener un día sin mucho estrés. 

Las horas pasaron más rápido de lo que hubiera deseado y aún tenía duda de si ese ser la visitaría esa noche de nuevo y no pensaba pasarla sola para averiguarlo. 

—Tengo pensado ir a un karaoke esta noche, acompáñenme, yo invito.—Dijo refiriéndose a Cristal y a otros de sus compañeros.—No aceptaré un no por respuesta así que terminando el trabajo nos vamos para allá.

—¡Si jefa, claro! Con gustoñ iremos un rato que mañana debemos trabajar.—Le contestaron todos aleatoriamente.

—Muy bien, iré por mi bolsa a la oficina mientras terminan y nos vamos.

Sandra entró en su oficina, miró la bolsa en su escritorio y fue por ella. Pero en un parpadeo la habitación se puso oscura y muy fría. Cuando volteó vió al ser que más miedo tenia de ver.

—¿Qué tal Sandra?, ¿cómo estuvo tu nuevo día?, ¿Intentaste aprovechar estas horas más que los días pasados?

—¡¿Qué haces aquí?! Este día no ha terminado… Son las 6 p.m. ¿Intentas romper otro pacto?

—En primer lugar las 6 p.m. Marca el inicio del final de un día en el horario astrológico que es en el que nos regįmos nosotros.—Dijo mientras levitaba lentamente por el lugar.—En segundo lugar , este no es un pacto ya que no hay un pago. Rs simplemente un acuerdo que decidí otorgar para entretenerme un poco. Dicho esto, si no cumples tu parte, llevaré tu alma a donde es su nuevo hogar.

—¡Espera! Siempre tengo una historia y la que te contaré hoy es una de un ser igual de repugnante que tú.

—Bueno, la escucharé—Comenzó a reír de placer—Si me gusta, podrás ir a esa cita con esos compañeros que no te quieren ni tú a ellos.

El no grato invitado se había dado cuenta que Sandra solo quería estar con ellos para no quedarse sola. Nunca se había preocupado por ellos ni tampoco por tener una relación grata. 

Sus trabajadores sentían lo mismo hacia ella, solo habían aceptado su invitación para no tener represalias laborales. Su jefa solía desquitarse con ellos si algo así pasaba.

Aunque ella deseaba un cambio siendo consciente de todo eso, no tenía ese cariño ni preocupación por ellos, pero estaba intentando cambiar gracias a la visita del demonio.

El diablo se puso cómodo en el mismo aire. Se recostó de lado y con su mano en la cabeza miró fijamente a Sandra para que le contara la historia de esa noche.

Contando con el diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora