Capitulo 31

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El camión seguía avanzando a la misma velocidad que todo el trayecto, como si no hubiera obstáculos en el camino y aquellas luces azules aún estaban cubriendo toda la unidad impidiendo mirar afuera.
Yo permanecí sentado intentando contemplar todo con calma y me sorprendió mucho ver que todas las personas habían perdido la esperanza de vida y de todo. Sus rostros eran vacíos, la mirada perdida, comprendí entonces el porque había sido la primera parada y el porque nadie, incluido yo, había sido merecedor de bajar ahí, solo lo hacían las personas que en su vida abandonaron el deseo de vivir y seguir luchando por algo.
Nosotros no fuimos de esos pero sin duda al avanzar nuestro castigo sería peor.
El camino nos llevó a la segunda parada "El dolor" Se detuvo al llegar y de inmediato todas las personas empezamos a gritar, yo mismo lo hacía, era como una sensación que me obligaba a hacerlo y a no prestar atención a nada más. Aparecían en recuerdos muy recientes todos los recuerdos dolorosos, como si se unieran en uno mismo.
El camión permaneció detenido más tiempo que en la anterior pero por fin avanzó y poco a poco empezamos a dejar de gritar.
Al observar notamos que esta vez sí habían desaparecido muchas personas, curiosamente las que más se resistían para no gritar. Personas que en sus vidas rechazaban el dolor y lo provocaron a otras.
El tiempo siguió avanzando y la siguiente parada llegó antes de lo esperado, la soledad había llegado o nosotros a ella.
Al frenar en esta tercera parada todos se separaron unos de otros, nadie quería estar junto a otra persona. Es difícil de explicar pero estas sensaciones se apoderaban de ti.
Logré ver que un grupo se esforzó por permanecer unido tomándose de las manos muy fuerte, eran cuatro personas que se resistieron pero que en un parpadeo desaparecieron del transporte sin poder hacer nada más.
El camión continuó su marcha.
El miedo y la incertidumbre pasaron también muy juntas como si fueran de la mano o inseparables.
Sus sensaciones obligaron a muchas personas a bajar en ellas lo que me empezaba a preocupar porque el camión comenzaba a quedar vacío y aún más escalofriante, las peores paradas ya venían.
En el vehículo solo quedaba la señora escandalosa, un par de señores. el joven que me contó lo de las paradas y dos señoritas que estaban hasta adelante.
Quería reflexionar sobre mi vida pero no podía concentrarme, no podía pensar con claridad. Intenté hacer un último esfuerzo pero fue demasiado tarde, cuando menos lo pensé ya estábamos en la siguiente parada.
Al llegar todo se volvió oscuro y el camión quedó detenido aún más tiempo que en las anteriores. Era una oscuridad tan espesa y las cinco sensaciones de las paradas anteriores aparecieron al mismo tiempo. Era una fatal combinación, pronto perdía todos mis recuerdos, no había nada solo desesperanza, dolor, soledad, miedo e incertidumbre, todo provocado por la oscuridad.
Nada igual había experimentado antes, era lo peor al sentirlo, estaba paralizado, pero me repuse lentamente al ver que el camión avanzaba.
—Ya viene la parada final.
Dijo la señora gritona ahora muy calmada y me percaté que solo ella y yo quedamos.
La obscuridad iba desapareciendo y poco a poco logramos ver un intenso color rojo con amarillo indicando que llegábamos al mismo infierno y que quedaríamos atrapados en sus castigos.
El miedo se apoderó de mí
"¿Por qué la gran mayoría de las personas bajaron en las otras paradas y yo me dirigía a la peor? Intenté buscar a más personas pero en realidad éramos los últimos y la señora ya se había entregado a su destino para bajar corriendo.
El momento final llegó y unas intensas llamas aparecieron para atacar los cristales del camión. No supe como reaccionar simplemente observaba todo con preocupación.
El camión detuvo su trayecto y de inmediato se abrieron las puertas mientras una voz gruesa y penetrante pronunciaba estas palabras.
—Todos saben que el peor castigo es llegar al infierno pero nadie comprende el por qué. Los castigos son remitidos a las sensaciones del cuerpo pero en este lugar se experimenta lo peor: "Ser abandonado por Dios"
Así se presentaba el infierno ante mí, yo no estaba dispuesto a bajar como la señora lo hizo e intenté mantenerme firme.
De pronto, unas manos gigantescas y oscuras aparecieron por la puerta y en una acción desesperada corrí a esconderme en los asientos del camión. Me agaché y tapé mis ojos como si eso evitara mi destino inminente. A los pocos momentos sentí que las manos ya me habían alcanzado y tocaban mis hombros con gran fuerza, tanta que me desplazaba hacia los lados. Después escuché una voz que me decía.
—Señor, ¿Me permite sentarme?
Abrí mis ojos lentamente y en ese momento comprendí que me había quedado dormido al acurrucarme en el camión y que todo lo sucesivo había sido un sueño o quizá… una advertencia.

—Curioso mensaje el que propones con esta historia.—Sonreía el diablo.—Estoy seguro que tienes un gran don.
—Un don que alguien me regaló para un propósito, ahora lo entiendo.—Respondió Sandra contenta.
—Creo que estas alcanzando un nivel de conciencia superior al resto de humanos.—Empezó a levitar como era su costumbre.—Algún día hubieras alcanzado una evolución. Es increíble lo que un alma puede hacer.
—Es más increíble lo que las palabras y el entretenimiento puede hacer y más por un ser tan malo y viejo.—Caminó un poco hacia él.
—Sigues insinuando que cambié por ti.—Bajaba para ponerse frente a ella.—Tus historias son muy buenas, te reconocí que es un don pero no hay nada sobrenatural en eso. Entretienen a un espíritu viejo, esa es la realidad.
Sandra se acercó lentamente a él hasta ponerse a la altura de su pecho y le susurró dulcemente "¿Podemos reconocer que los dos cambiamos después de conocernos?
El diablo bajó su rostro para colocar sus labios gruesos y con algunas escamas pero muy seductores, los puso cerca de su boca y también susurrando dijo.
"El cambio existe pero no daremos la respuesta a tu pregunta.
Ambos se miraron por unos segundos con sus labios cerca y él interrumpió para irse tan veloz que Sandra apenas pudo reaccionar.

Contando con el diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora