Si te pierdo, yo pierdo

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Me estiro en la cama, bostezo con todas mis fuerzas, disfrutando destensar mi cuerpo cubierto en sabanas de seda. El dolor en mis partes íntimas es más soportable, los analgésicos hicieron su trabajo y no me duele tanto como hace un momento. Los golpes leves en la puerta, captan mi atención.

Piso tierra, caigo en cuenta que, si alguien toca, es porque la hora se me ha pasado.

«Carajo»

Me levanto sobresaltada, apresurada y bufo cuando veo mi móvil tirado en el suelo hecho añicos. Corro a la ventana, aparto la cortina y me doy cuenta de que el sol está en su máximo esplendor, dejando más que en claro que no son las cinco de la mañana, mucho menos las seis.

«Aleskei me va a matar»

Entro al vestidor y comienzo a buscar mi maillot, mis medias, sacar ropa interior y un suéter holgado. Me apresuro, maldigo sin dejar de cambiarme de ropa, terminando calzando mis tenis para luego hacerme un moño desaliñado frente al espejo, mientras no dejo de oír el incesante toque en mi puerta cada dos por tres.

Me aplico perfume y voy por mi bolso, asegurándome de que estén mis zapatillas blancas, y todo lo demás que suelo usar estando en la academia.

Nunca antes me había quedado dormida, ni siquiera en mis días de oscuras pesadillas, donde no dormía en toda la noche y era mi abuela quien me consolaba hasta al fin dormir al menos una hora, ni, aun así, llegaba tarde a clases, pero gracias a los malditos analgésicos dados por él, me he dopado.

«Gracias por nada, Pavel»

Llego a la puerta y la abro de golpe debido al toque incesante y me topo con la misma mujer de siempre, sobresaltándose con su mano alzada dispuesta a seguir tocando de yo no haber abierto «¿Acaso está asignada para mí?»

—Buenos días, señorita...

—¿Qué hora es? —la interrumpo—. Dime la hora, por favor.

—Las diez de la mañana.

«Mierda»

Cierro mis ojos, asiento y me tomo mi tiempo para no estallar. Los abro, le muestro una sonrisa, le agradezco y pidiéndole permiso, paso de ella avanzando apresurada por el corredor. La oigo venir detrás de mí, pero no me detengo.

—¡Señorita, Malika! ¿No desayunará primero? El señor Romanov me ha pedido que le traiga el desayuno a la habitación, ordenó que se quede en cama descansando, incluso, me pidió que le calentara el agua de la tina y...

Me detengo en seco levantando mis manos y ella se calla. «¿Pero qué son todas esas cosas que dice que su jefe le ha ordenado?»

Cuento hasta cinco, porque sé que la chica no tiene la culpa y que tampoco debo de darle a ella un mal trato. Me esfuerzo en sonreírle, me acerco a ella, pese a que me está haciendo perder el tiempo y no hay algo que deteste más en este mundo que perder mi valioso tiempo.

—¿Cómo te llamas?

Inquieto con interés, dándole una leve mirada.


—Me llamo Teresa, señorita Malika.

Asiento.

—Muy bien Teresa —tomo sus manos pese a que al principio se muestra recelosa—. Agradezco tu hospitalidad, agradezco mucho que quieras hacer tu trabajo a la perfección, pero no es necesario. Si yo quiero comer en mi cama, yo misma voy por mi comida y regreso a acostarme en ella. Si yo deseo quedarme a descansar todo el día, yo lo hago, incluso, si deseo darme un baño de agua tibia, yo misma preparo la tina. Lo haré porque me place hacerlo, no porque tu jefe me lo ordene, ¿está bien?

Peligro Y Tentación [+21 Completa Parte I Bilogía Amores Nocivos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora