En la mira

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La miro fijamente si perder algún detalle de ella, comiéndome su cuerpo sin importarme un carajo que alguien lo note. Ella sonríe, sonríe demasiado segura de sí misma, como si tuviera el control de la situación, como si no temiera un carajo, como si no le importara estar rodeada de toda esta gente miserable, como si fuese ella misma...

La realidad me golpea con guante blanco.

Es ella, es mi Bebé. Mi Cisne Negro ha salido de su jaula y está más que dispuesta a quemar al mundo.

Un atisbo de sonrisa dejo salir, ella lo nota, y alza su ceja en respuesta. Ella es mi Koroleva y solo por eso, le hago una muy sutil reverencia con mi cabeza, causando que su mirada se vuelva felina, amenazante, fría, a pesar de estar sonriendo.

Su prometido, la rata asquerosa, pedófila y traicionera, entrelaza sus dedos en su delicada mano llamando su atención. Me tenso, aprieto mis dientes con fuerza cuando la veo corresponderle el gesto con un beso en su mejilla y avanzo un paso dispuesto a acabar con esto, pero siento una mano en el hombro que me detiene.

Volteo a verlo, niega sutilmente con su cabeza y con sus ojos me transmite la advertencia.

—No es el momento —dice en voz baja sereno—. No actúes bajo impulso, sobrino.

—Ella no sabe con quién se ha unido —escupo, asegurándome de que él sea el único en oírme—. ¿En serio me estás pidiendo que la deje estar?

—¿Acaso crees que el Cisne Negro es idiota? —pregunta, mirándome a los ojos con una tranquila sonrisa—. Sea lo que sea que la haya llevado a unirse a Slanislav, no lo sabemos. Pero todos en este salón, incluyéndote a ti, saben que esa jovencita es peligrosa y letal, así que dudo que su prometido logre ponerle una mano encima sin ser degollado antes —afirma—. Debes irte, si él te ve, todo se arruina.

Palmea mi espalda y pese a que está sonriéndome, puedo notar en sus ojos la molestia por mi actitud impulsiva.

Trago grueso, la busco y está aún de pie a las escaleras al lado de él, sonriendo, hablando como uno más de ellos; como si hace un año no pactó conmigo, prometiéndose a sí misma arrancarle el corazón a su propio padre.

«Necesito salir de aquí»

Mis pies están inquietos por acercarme a ella, por abrirme paso en medio de la gente y plantarme frente a Belov, sacar mi cuchillo de mi arnés, empuñarlo y enterrárselo en el pecho, para luego agarrarla a ella, subirla en mi hombro y salir de este maldito lugar y llevármela de regreso a Nueva York y hacerla pagar con sangre por lo que ha hecho.

«Pero no puedo»

Estoy en este instante atado de manos. No lograría acercarme dos metros a ellos cuando ya tendría una bala en mi cabeza y mis sesos esparcidos por todo el lustroso suelo, por eso, decido retroceder, necesito pensar, ¡necesito sacar esta maldita ira que me quema!

—Dame las llaves de tu auto —le digo a Iván—. Nos veremos en la casa.

—Sal con la puta como si realmente disfrutaras de su compañía —susurra a mi oído la recomendación—. No llames la atención de nadie, Pavel.

«Fingir se me da de maravilla»

Tomo las llaves del Porsche y entrelazo mi mano en la de Zulemika quien ha estado ajena a todo, actuando como se le exigió; muda y sonriendo.

«Aunque, pronto gritará»

La busco por última vez, ella me está mirando como un águila mira a su presa, le muestro una sonrisa y me acerco al oído de la puta sin romper el contacto visual con ella.

Peligro Y Tentación [+21 Completa Parte I Bilogía Amores Nocivos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora