𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 24 ✧| 𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼 𝓿𝓪𝓰𝓸𝓼

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Viernes 5 de octubre. Antiguo pueblo de Hilwooder

1:00 am

Nash Comstock

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Nash Comstock

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—¡Emma!—no hubo ninguna respuesta

El ruido de la lluvia era lo único que podía oír claramente, las gotas de agua resbalaban por mi rostro y cuerpo empapándome completamente

—¡¡Emma!!—volví a llamarla y seguía sin obtener alguna respuesta

«¿Donde mierda estás?»

Camine sin rumbo alguno en mitad de la noche, la brisa del invierno me hacia estremecer mientras buscaba algo, una pista que me ayudara a saber de su paradero. Las pocas personas que se paseaban se quedaban fijos observando la sangre que se esparcía por todo mi cuerpo. Días, meses sin ser saber nada sobre ella.

Pase por un largo y vacío callejón sin salida, rindiéndome al instante recostándome y dejándome caer en la pared, las heridas de mi abdomen dolían al hacer cualquier movimiento pero no eran un riesgo ya que mi inmortalidad me lo impedía, la única daga que mata a un demonio en su totalidad, la tiene Lucifer quien es incapaz de utilizarla contra sus propias y fieles creaciones. Poco a poco las heridas se cerraban pero el proceso era más doloroso que el tener que curarlas.

El olor a podrido invadió mis fosas nasales, abrí mis ojos poco a poco examinando el contenedor de basura frente a mi, coloque mi brazo debajo del abdomen ejerciendo fuerza mientras que las heridas se terminaban de cerrar por completo. Avance hasta quedar en cuclillas acariciando el gato de color negro que escarbaba el contenedor buscando algo de comer.

Me coloque nuevamente de pie observando la hora de mi móvil 3:30 am, viendo de reojo al gato que maullaba una y otra vez, los rastros de un liquido carmesí me hizo detener agachándome de nuevo y pasando mis dedos por él.

«Sangre»

De un tirón cogí el gato pretendiendo buscar una herida pero no halle nada. La sangre se extendía alrededor del contenedor y el olor a podrido era cada vez más intenso. Abrí el contenedor y todo tipo de insectos salieron a flote, mis ojos recorrieron todo en busca de alguna causa y se detuvieron al reconocer la melena dorada de ella.

—¡¡¡Emma!!!—volví a gritar pero esta vez con mas fuerza, desgarrándome por dentro al verla en ese estado

Tumbe con fuerza el contenedor espantando a el gato que aún seguía maullando observándome, su rostro era irreconocible, los múltiples golpes que tenia eran desmedidos, sus piernas y brazos desnudos tenían marcas de varios días los cuales tenían indicios de haber sido torturada más de una vez, el vestido de color blanco que traía puesto apenas cubría algunas partes de su cuerpo.

Amores Demoniacos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora