Amores Demoniacos ©

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 29 ✧| 𝓟𝓻𝓲𝓼𝓲𝓸𝓷𝓮𝓻𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓼𝓸𝓶𝓫𝓻𝓪𝓼

Advertencia ⚠️: Este capítulo contiene temas delicados como el abuso sexual, violencia física,  mental, torturas y manipulaciones

Primer día.

Deva Miller

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Salto de golpe en el sofá al escuchar la puerta principal abrirse, estaba tan profunda que no me di cuenta en que momento mis ojos se rindieron ganándome el sueño. Me levanto y camino despacio al no observar a nadie

—¿Cristel?, ¿Aixa?—avanzo hasta visualizar la puerta abierta pero no hay nadie

Cojo la manilla de la puerta volviéndola a cerrar e ignorando el dolor en mi pecho. Saco de mis pantalones el móvil marcando el número de Megan, timbra un par de veces hasta que escucho su voz

—Megan, no me siento bien puedes venir...—el teléfono se me cae de las manos al percibir los brazos enormes de una persona. Detrás de mi, me sujetan con fuerza tapando mi boca, intento gritar pero no puedo, la fuerza que ejerce me debilita.

Aleteo moviendo mis brazos y golpeó  el estómago de la persona detrás de mi. Un sonido de dolor brota de sus labios y logró correr hacia fuera.

Corro lo más lejos que puedo, sin mirar atrás, avanzado con pasos largos y tragándome el miedo de volver a ser secuestrada. No podía pasar de nuevo, «No otra vez»

Choco con un pecho duro y fornido haciendo que tambalee y caiga de lado. Me posiciono en forma de ataque rápidamente al ver un hombre alto vestido de negro, con un cubre bocas del mismo color. Sus ojos rojos resaltan haciendo que tiemble en mi sitio.

—Bienvenida de nuevo Deva—dicho eso, un golpe seco en mi cabeza me retumba cerrándome los ojos por completo hasta no poder ver más que penumbras

*

El ardor en mi cabeza me hace soltar un quejido de dolor, me encuentro en medio de la oscuridad, con mis manos temblorosas atadas con algo firmemente por detrás de mi espalda. Abro mis ojos y lo único que veo es el mismo hombre que me golpeó. Lentamente me pongo de pie, avanzo hasta llegar a él pero las cadenas me detienen. Giro asustada al darme cuentan las enormes cadenas al rededor de mis muñecas y piernas haciéndome retroceder al instante

—No...—un torbellino de emociones negativas me abarcan poniéndome pálida al instante

—¿Creíste que nunca vendríamos por ti?—una voz femenina bastante conocida me hace jalar las cadenas haciéndome daño por la fricción

—Debí suponerlo Aixa—la risa de ella retumba en toda la habitación

—¿Creíste que porque los hermanos Comstock estaban de tu lado iban a protegerte?—inquiere quedando a centímetros de mi—O creí confundirme porque no los veo desde que decidiste acostarte con ambos como la perra que eres

La rabia me consume y escupo con ganas su rostro

Endurece su gesto y se abalanza sobre mi dándome una bofetada la cual logra que escupa sangre en sus pies. Me siento mareada y débil, no hago esfuerzo alguno cuando empieza a quitar las cadenas de plástico que aunque sean de ese material, me lastima por la fuerza en la que se encuentran amarradas.

Aixa,vendándome los ojos de mala manera, me arrastra por un sendero rocoso y tortuoso, sin decir una palabra. El aire esta cargado de un silencio ominoso, solo interrumpido por el eco de sus propios pasos y el susurro de las sombras que nos rodean. Cada paso que doy me acerca más a lo desconocido, a un destino incierto que me llena de temor y ansiedad.