𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 2 ✧| 𝓝𝓾𝓮𝓿𝓸 𝓶𝓾𝓷𝓭𝓸, 𝓷𝓾𝓮𝓿𝓪 𝓿𝓲𝓭𝓪

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Deva Miller

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—Deva despierta. ¡¡Deva!!

Me levante de golpe por el grito de Keira y maldije internamente por el dolor en mi cabeza

—¿Qué pasa? —digo con voz adormilada, apenas y puedo abrir un ojo por la luz del sol que entra desde la pequeña ventana de mi habitación

—Hay un chico en la puerta preguntando por ti. —menciona meneando las cejas de arriba a abajo —Y no sabes que chico es, vas a quedar loca.

—¿Qué? ¿Quien? —un chico en mi puerta no era algo que se viera todos los días, o bueno nunca, apenas podía mantener una conversación con Keira para que otra persona estuviera afuera esperándome, tal vez y se tratara de una broma, típico de Keira

—No me estés jugando una broma Keira — con dificultad dejo a un lado las sábanas revueltas

—Que no es una broma Joder, mira por tu misma—con su dedo índice señala la pequeña ventana. Mi habitación no es tan grande ni tan pequeño, estaba hecho a la medida. No tenía colores brillantes ni que resaltaran porque nunca me gustaron, estaba decorado con un simple y bonito color blanco.

Me levante de la cama deseando que fuera una broma de Keira. Me dirigí con cautela hacia la ventana y sí... ¡Ahí estaba! El chico, el de la otra vez, el popular al que todas babeaban y deseaban, que me miraba fijamente en el instituto y daba cierto aire de ¿Misterio?. Recuerdo la corta conversación que tuvimos en el salón de clases y mi nerviosismo no me deja a un lado

—Que tanto esperas Deva, te dije que tenias que ir hablarme, me trataste como loca y mira aquí esta, justo frente a tu puerta —me observa con cierta cara de picardía

Sí que sabe cómo fastidiarme

Trago saliva y bajo las escaleras rumbo a la puerta principal, abro la puerta y ahí esta el, con su pelo castaño largo y alborotado, sus ojos color azul celeste, con una camisa negra de botones y un vaquero negro, no pude evitar dirigir mi mirada a sus manos, en estas resaltaban sus venas y sus anillos en sus dedos te hacían querer tener su mano como collar

«Ahora entiendo porque todas están dementes por el»

Su rostro parecía hecho tallado por los dioses, sus labios rosados, su nariz perfecta, su mandíbula marcada y pude alcanzar a visualizar pequeñas pecas en su nariz perfecta y sus mejillas

Ya, contrólate Deva

—¿Ya terminaste de comerme con la mirada? —dice en un tono burlón

—No estaba comiéndote con la mirada —fruncí el ceño esperando a que dijera algo

— ¿Estás sola? —Me pregunto serio e inexpresivo

Mi ceño se frunce al instante al no entender el porqué de su pregunta

—Para que estés tranquila no voy hacerte daño — visualicé una pequeña comisura de sus labios alzarse formando una sonrisa llena de malicia.
No respondí nada, me limite a mirarlo a los ojos, esos ojos me hacían dar revoltijos en el estómago, entre abrí la boca para responderle pero Keira interrumpió

—Oye Deva, me tengo que ir mi mamá esta como loca porque no estuve en casa —sus ojos se posaron en mi, luego en el, su boca poco a poco iba formando una gran "O", sabia que pretendía decir así que rápidamente negué lentamente mi cabeza en señal de que no dijera alguna estupidez

—Creo que estas un poco ocupada —lo miró de pies a cabeza con un gesto coqueto

Ninguno respondió nada, el seguía con su cara inexpresiva mirando al vacío, mientras Keira se acerca a mí y me susurra —Pero que chico tan guapo, ¿estará soltero?—dice con sarcasmo, ambas sabemos de quien se trataba y de que pasaría si alguien del instituto se llegase a enterar que el chico popular estaba en casa de la chica invisible

—No sé que pretende al venir a mi casa —susurro a su lado 

Keira camina rumbo a la puerta principal, se detiene unos momentos y lo mira por última vez, se le formó una pequeña sonrisa en su rostro y por fin nos dejó solos

—Entonces.. puedes decirme que necesitas o el porque estas en mi casa —se acercó lentamente a mi rostro, trate de no hacer contacto visual pero él toma mi rostro con delicadeza y me hace ver esos ojos celestes como el cielo

—Pero que estas hacie...

—Shhh, ven y no digas nada — me tomó de la muñeca y salimos rumbo a no sé dónde

—¿A donde me estas llevando? —pregunte curiosa y un poco asustada

—Ya te dije pequeña, no me hagas preguntas

Me quede en silencio esperando a que llegáramos a nuestro destino, decidí preguntarle una vez más a donde me llevaba de no ser por ese maldito olor

—¿Qué es ese olor?—pregunto mirando lentamente a mi alrededor y tapándome la nariz con mis manos

Es raro estar en una situación como estas, a de sí verdad nunca pensé que un chico con esa aura que radica cada vez que lo veo estuviera en estos momentos y conmigo..

—¡Pero que haces ahí parada, Agáchate! —me tire al suelo asustada, estaba tan concentrada en mis pensamientos, que no me fije que había una especie de criatura blanca con ojos rojizos, me asuste demasiado que entre en pánico, no podía respirar. El chico misterioso estaba luchando contra ella, cerré los ojos y trate de pensar que no era real, nada de eso, que estaba en mi casa encerrada haciendo tareas y no aquí con este chico y esa perturbadora criatura si es que así se le puede llamar.

Cuando abrí los ojos la criatura estaba tirada en el suelo, a su alrededor un charco enorme de sangre. Mis ojos pasaron de la criatura hasta el chico misterioso, quede aterrorizada, el chico tenia alas gigantes de un color negro combinado con un rojo bastante fuerte en su espalda, pequeños cuernos negros en su cabeza y sus ojos, esos ojos que eran color azul celeste como el cielo desaparecieron, se tornaron a un color rojizo casi igual al de la criatura, pero eran más penetrantes, más perturbadores. Quise salir corriendo pero el chico misterioso se volvió a transformar como estaba, ojos celestes, pelo castaño alborotado más que nunca, su camisa negra estaba toda rota, quedo su abdomen al descubierto y su expresión un poco, ¿preocupada?

—El demonio te iba a tragar joder, ¿En que tanto estabas pensando? — su voz se escuchaba agitada y en su cara caían gotas de sudor

— ¿Demonio?—a lo mejor escuché mal o tal vez sea una broma de mal gusto

—Si pequeña, era un demonio de bajo rango por eso tenía la piel blancuzca— me lo dice como si fuera el ser más inútil que ha conocido

—¿Demonio de bajo rango?—hago muecas tratando de entender cada palabra que pronuncia pero no lo logro

—Pequeña—se le forma una pequeña sonrisa sexy en su rostro; —Soy un demonio, uno muy importante prácticamente de rango superior, por eso mi piel no se formó de un color blanco como el de él.

Procesando...

—¿Por qué  estas aquí conmigo y que quieres de mi?—estaba llena de nervios, quería saber quién era en realidad, porque llego a mi casa, que intenciones tiene conmigo, pero no tenía que demostrar nada de eso, tenía que mantenerme firme, y puse la cara más inexpresiva y tranquila que pude

—Sé que tienes miedo, y eso no está mal, vamos a un lugar más seguro y te prometo explicar todo, todas las dudas que tengas al respecto. —la forma en la que lo dijo me hizo sentir un tanto aliviada, tal vez de verdad no quiera hacerme daño

—Alexander —pronuncie tan bajo que creí que no me escucharía

—No—respondió

—¿No? —pregunte dudosa

—Ese no es mi nombre real —pude ver en su rostro una pequeña sonrisa —Mi nombre es Samael

Amores Demoniacos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora