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El sol brilla en lo alto, iluminando el amplio patio donde se llevaba a cabo la fiesta de cumpleaños de Madeleine. Rodeado de otros niños y sus padres. Aunque no me gusta demasiado la multitud, soporto la situación con tal de ver la sonrisa en el rostro de Madeleine.
El aire esta lleno de risas y el fragor de los niños jugando. Madeleine, radiante en su vestido de cumpleaños, sopla las velas de su pastel número tres con entusiasmo. Cuando viene corriendo hacia mí para abrazarme, siento un profundo afecto que me llena el pecho. A pesar de nuestras diferencias físicas, es evidente que somos familia.
Los invitados aplauden con entusiasmo y luego comienzan a conversar entre ellos. Algunos se acercan a Madeleine con ganas de conocerla un poco más
—¿Qué quieres ser de grande, pequeña?
Su respuesta, expresada con la inocencia y la sinceridad propias de su edad, hace que mi corazón se hinche de orgullo
—Quiero ser alguien que pueda salvar al mundo de las cosas malas que hay, así como mi mami— dice, provocando una ronda de aplausos y sonrisas.
—Así como tu mami salvo a tu padre—le doy un codazo a Liam mientras sostengo mi sonrisa gentil
Mientras Cristel y Liam reparten la tarta de cumpleaños, observo a Madeleine, quien dirige su mirada hacia una niña de su edad que esta jugando con su madre. La pequeña ladea la cabeza con curiosidad, y aunque su sonrisa es brillante, percibo un atisbo de tristeza en sus ojos. Pero al notar mi presencia, su rostro se ilumina y corre hacia mí, pidiendo ser alzada en brazos.
La levanto con ternura, sintiendo el peso ligero de su cuerpo en mis brazos. Miro hacia abajo y nuestros ojos se encuentran. Aunque no entendía completamente cómo una niña tan joven podía tener esa preocupación por el mundo, me siento profundamente conmovido por su nobleza de espíritu. La música de fondo y las risas de los niños crean un ambiente festivo a nuestro alrededor. Mientras observo a Madeleine disfrutar de su día especial, me doy cuenta de lo afortunado que soy de tenerla en mi vida.
La hora de recoger llega, y los amigos de Madeleine se despiden alegremente. Recojo las cosas que están en el suelo antes de que alguien se caiga pero es demasiado tarde porque la risa contagiosa que escucho me hace girar al instante
—¡Papi! El señor Harry se tropezó
—Madeleine, deja de reírte y ayúdalo—con un puchero corre ayudarlo mientras Marisela deja unas galletas de chocolate en la cocina
—El señor Harry y la señora Marisela son las mejores personas—ruedo los ojos recogiendo aún los juguetes que hay en la sala. Es difícil asimilar que Madeleine pueda amar a más personas que no sean solamente y exclusivamente su padre
—¿Sabes quien es mucho mejor, Madeleine?
—¡Papi, no seas celoso!
—Ya la escuchaste Nash, así que ahórrate tus comentarios
Suelto un resoplido antes de dirigirme con Liam y los hombres de la mafia Escarlata, a pesar de las múltiples veces que he intentado dejarlo de lado, es imposible. Una ves que te involucras con el Boss de la mafia italiana no sales nunca. El timbre de la casa suena y una de las empleadas abre hasta dejarme ver a un hombre robusto junto con el mismo niño que vi aquella vez en la sala del Boss.
—Maximus, que no se te olviden los modales
—Buenas tardes a todos los presentes—murmura el pequeño de ojos azules, el cual desvía su mirada hacia Madeleine. No voy a permitir que intenten robarme a mi hija
Rápidamente la oculto con mi cuerpo haciendo que el pequeño rubio arrugue el ceño
—Necesitamos acordar los planos sobre la bodega, no tenemos más limite de tiempo—menciona Carlo, uno de sus asistentes
—Renzo, permítame traerle algo de beber—Marisela interrumpe la conversación poniendo de mal humor al Boss
—De eso se encarga la sirvienta, tu encárgate de tu marido—espeta pasando por nuestro lado hasta sentarse en uno de los sillones
Madeleine intenta decir algo pero la llevo con Marisela para que la lleve a la habitación de arriba, pues su curiosidad es tanta que en cualquier momento hará que terminemos muertos los dos.
—¿Y bien? ¿Cuál será nuestro objetivo ahora?—cuestiono cruzándome de brazos
—La organización COECC, siempre será nuestro objetivo
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Amores Demoniacos ©
RomanceTras la sombra del abandono, entre silencios rotos. Deva enfrenta las secuelas emocionales de ser abandonada por su madre y el tormento de ser maltratada por su propio padre. Busca sanar las heridas del pasado y encontrar su propio camino hacia la f...