Capítulo 23

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Dolor

Lo que nos afecta es acumulativo, pasa con el tiempo. Absorbemos golpe tras golpe, impacto tras impacto, dolor tras dolor. Muchas veces no se pueden sanar las heridas, y está bien, tenemos que creer que está bien, pero eso no significa que todo este roto.

8:00 pm

Después de escuchar aquella conversación de Marcia y el padre José, Esteban no dijo nada, no hizo nada, actuó como si no hubiera escuchado ni una sola palabra, ¿la razón? no sabía que decir, tenía muy claras sus emociones, sus pensamientos, sus deseos, pero no tenía idea de cómo expresarlos.

Durante el trayecto de regreso a casa, ninguno pronunció palabra. La pelirroja estaba desesperada por que dijera algo, - ¿Habrá escuchado todo? ¿Por qué esta tan serio? – se preguntaba y él solo se dedicaba a mirar el camino.

Cuando llegaron a casa, el empresario se encerró en su despacho, ni siquiera salió a cenar – Le afecto mucho la muerte de Santino – pensaban todos, mientras que en aquellas cuatro paredes se encontraba aquel hombre serio, imponente y directo, hecho un mar de lágrimas; esa fue su manera de drenar todas sus emociones antes de expresarlas con palabras, antes de rendir sus declaraciones ante la jueza que lo esperaba ya en su habitación.

11:00 pm

Marcia se encontraba sentada en el sofá de la habitación, moviendo un pie de un lado a otro, estaba impaciente, se debatía en sí bajar a buscar a Esteban o simplemente no hacer nada y fingir demencia, pero no pudo decidirse por ninguna de las opciones porque en cuestión de segundos el susodicho entró a la habitación.

Ella daba la espalda a la puerta, por lo que una vez dentro, el moreno la cerró con seguro y caminó hacia su esposa, se paró justo en frente y se hinco para abrazarla colocando su cabeza en su regazo, donde se permitió seguir llorando.

La ojiverde se sorprendió, pero no dijo nada, solo se tomó el atrevimiento de acariciar el cabello del moreno como forma de consuelo y esperar a que se calmara para hablar, ya estaba suponiendo el tema, aunque siendo sincera, no esperaba que su reacción fuera de esta forma.

Fueron largos los minutos que tardó en componerse. Cuando calmó su llanto volteo a verla con los ojos aguados, contagiándola de su dolor. Para la abogada, ver así a Esteban, fue como recibir un golpe en el pecho, sintió como su corazón se encogía de verlo tan dolido y tan vulnerable, nunca lo había visto así.

- Cuando... - hace una pausa para secar sus lágrimas – Cuando te vi siendo escoltada por esos guardias, sentí una angustia en el pecho. Así me sentí cuando después te vi tras las rejas y bueno, realmente así me he sentido a lo largo de estos veinte años. – confiesa.

Marcia lo observaba con los ojos brillosos, estaba conteniendo las lágrimas.

- Todo fue tan rápido – continua – ni siquiera me di cuenta de todo lo que estaba haciendo mal. Fue mi culpa. – solloza – Todo esto es mi culpa, yo no debí dejar ir sola a la habitación, debí haberme dado cuenta de las lacras que me rodean, de sus estúpidas acusaciones, de como siempre se expresaban de ti, de cómo fueron capaz de inventar semejante mentira que yo tan estúpido creí. – empezó a hablar lleno de rabia, a pronunciar palabras sin respirar – pero es que – empieza a hiperventilar – es q...

- Esteban – lo interrumpe tomándolo de los hombros – tranquilo.

- ¿Cómo me pides que esté tranquilo? – pregunta poniéndose de pie – cómo puedo estar tranquilo después de haberme enterado que por culpa de Santino y sabrá dios cuantas personas más, te hundí. – levanta la voz limitándose para que sus hijos no lo escuchen – Te juro por dios, que yo no tuve nada que ver en esa confabulación. Yo jamás quise hacerte daño, no de e... – se ve interrumpido.

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