Capítulo 29

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Atentado

El miedo es una emoción universal y poderosa que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Es una respuesta ante situaciones que percibimos como amenaza o peligrosas, y puede tener un impacto significativo en nuestra manera de pensar, sentir y actuar.

Fue una noche larga, le dolía todo el cuerpo debido a la carga emocional con la que llevaba días cargando. Luego de platica que tuvo con su hija Lucía, el miedo no la dejaba tranquila, también tenía mucho coraje y tristeza.

¿Qué va a pasar? Me van a odiar...

Su mente pensaba y pensaba en cómo sería el día en que le contara la verdad a sus hijos, si es que ellos no se enteraban antes pues la foto que recibió noches atrás, había sido un riesgo enorme.

Se levantó a duras penas, estaba cansada pero no podía descansar, su cabeza no la dejaba. Tomó una ducha, se alistó y bajó a desayunar con su ahora familia. No todo era malo, luego de esa plática con su hija menor, esta se mostraba más receptiva a su presencia, hablaba con ella y hasta se podría decir que la joven está siendo un poco afectiva con ella.

Flashback
Una semana atrás

- Ay, señora – se separa secando sus lágrimas – No la quise hacer llorar, le removí cosas ¿verdad? – la observa secar sus lágrimas también.

- Un poco sí – sonríe acariciando su cabello.

- Gracias... nunca nadie me había preguntado cómo me sentía, bueno, nadie que entendiera mi sentir. – encoge los hombros – Me hizo muy bien. – se sincera.

- No tienes nada que agradecer, mi niña. – retiene las lágrimas – Siempre que necesites puedes hablar conmigo.

- Gracias... ¿le puedo dar otro abrazo?

- Ven aquí.

Fin del flashback

Otro día más... - pensó mientras se acomodaba en la empresa.
Un mes había pasado desde que consiguieron los datos de Antonio Gil y aún seguían sin dar con él y dos semanas desde que recibió esa fotografía que la puso a temblar. Comenzaba a frustrarse, estaban siendo sumamente meticulosos con no dejar pistas o eso pensaba hasta ese momento.

- Gaspar, buenos días. – dijo al contestar una llamada en su celular.

- Marcia, hay noticias. Los hombres que estaban vigilando la casa de Antonio Gil, me informaron que llegó hace unos minutos, pero, así como entró así salió. Ahorita lo están siguiendo. – le comenta - ¿Qué quieres que hagamos?

- Que no lo pierdan de vista ¿tienes más o menos la ubicación hacia donde se dirigen? – pregunta tomando su bolsa. – Sí por favor, voy para allá. – cuelga.

La adrenalina y la desesperación la dominaban, le urgía ver al tipo que colaboró para que la hundieran tras las rejas y haría todo lo posible para que este hombre dijera la verdad.

Salió tan de prisa que ni siquiera noto la presencia de quienes estaban fuera de su oficina, tomó el elevador y presionó infinidad de veces el botón que la llevaba al estacionamiento. En cuanto iba llegando, la luz de un automóvil estacionado la encandila con fuerza, tanto que amenazaba con perder el equilibrio, dejándola estática; pasó de la desesperación al miedo en cuestión de segundos cuando escuchó el rechinar de las llantas en el pavimento y ve como el vehículo acelera de golpe. 

Su primer instinto fue correr, así que lo hizo, pero en un punto sintió que el coche la alcanzaría por lo que terminó por lanzarse al suelo. Escuchó como este se alejaba y sus lágrimas salían con ganas, así como quejidos involuntarios por el dolor que se hacía presente debido al impacto de sus rodillas y manos con el concreto.

La MadrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora