Capítulo 6

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Negación

La negación es un comportamiento emocional que usa la mente para protegerse. Consiste en la invalidación de la realidad, de un hecho desagradable o no deseado, para poder vivir la vida como si aquello no existiera.

Marcia estaba en un estado de negación. No quería aceptar el hecho de que para sus hijos no existía y que estos mismos, vivieran adorando y llorándole a la imagen de una mujer que no era ella. También se rehusaba a creer que Esteban fue capaz de aceptar tal mentira y mantenerla por tantos años. ¡Cobarde! lo denominó, pues sabía que esto era un acto de mera cobardía para no enfrentar la verdad; ¡egoísta! designó ese adjetivo al moreno pues al aceptar la mentira no estaba pensando en el daño que le iba a causar a sus propios hijos, y a ella, su supuesto gran amor.

Después de haber pasado horas hecha un mar de lágrimas, comprendió lo que estaba pasando, pensando en lo que podía hacer para acercarse a sus hijos. Primero necesitaba verlos, saber sus rutinas, y no solo las de ellos sino las de todos sus "enemigos". Así fue como se enteró sobre la relación que Esteban mantenía con la mujer de nombre Paula Ferrer y sus planes de casarse; al principio se asombró, pero luego recordó de lo que fue capaz y lo dejó a un lado, aunque en el fondo, por más que lo negara, le dolía saber que el amor de su vida ya la había olvidado.

Llevó a cabo su primer plan, espiar a todos. El sacerdote la llevó primero a que observara a su hija Lucía. Su corazón se estrujó cuando el hombre que la acompañaba no le permitió correr a abrazarla, lo mismo pasó cuando vio a su hijo Hugo, tuvo que armarse de valor para dejarlos pasar. Luego siguió por los socios de su ex marido, estudió sus movimientos y conociéndolos luego de haber pasado compartiendo una década con ellos, pudo darse una idea sobre como era su vida ahora. Por último, observó a Esteban, no le fue nada grato pues le toco ver como compartía con su ahora pareja.

Fueron alrededor de 3 días en los que Marcia ejecuto ese plan, mismo tiempo que pasó en casa del hombre que la crio después de quedar huérfana. Al cuarto día optó por irse a hospedar en un hotel de la ciudad, ya tenía planificado su siguiente paso, solo le faltaba estructurarlo. Se iba a presentar frente a todos sus verdugos, para notificarlos que ahora iba a ser ella quien tomara el timón de este barco que navegaba a la perdición.

Una vez ya estructurado el plan, tocaba ponerlo en marcha. Mandó una invitación de una cena de gala al grupo de infames, incluido su ex marido. Los citó en el salón del hotel en el que se hospedaba, la supuesta cena era en dos días. Un día antes se dedicó a escoger el atuendo que usaría esa noche y también decidió cambiar su apariencia, por lo que optó por teñirse el cabello de un tono rojo cobrizo y usar maquillaje en tos oscuros que enmarcaran su mirada, una combinación que realmente la representaba pues no solo quería mostrarse fuerte e imponente, sino que también lo era.

Se llegó el día de la cena, todos habían confirmado su asistencia. Marcia era un manojo de sentimientos y emociones, pero el tan solo imaginar las caras que pondrían sus ahora "victimas", la llenaba de euforia, haciéndola querer salir de inmediato. Todos comenzaron a llegar, sorprendiéndose al verse reunidos en el mismo evento. Los lugares se comenzaron a ocupar por sus respectivos dueños, dejando libre solo uno posicionado en la cabecera de la mesa justo al otro extremo del que ocupaba Esteban.

- Oigan, como que esto esta raro ¿no? – dijo Inés.

- Ay no... somos parte del comité de una empresa importante, es normal que quieran codearse con nosotros. – expresó Florencia.

Siguieron charlando hasta que el sonar de una copa llamó su atención, una puerta ubicada en una zona oscura del salón se abrió, dejando ver la sombra de una mujer que caminaba de manera muy sensual hacia ellos. En cuestión de segundos todos se quedaron estáticos, parecía que habían dejado de respirar.

- Buenas noches. – pronunció con un tono sarcástico. Nadie dijo nada, todos se quedaron callados tratando de asimilar lo que estaba sucediendo. – no me sorprende que hayan aceptado esta invitación porque los conozco. No podían resistirse a un evento como este. – agregó la ahora pelirroja mientras observaba a todos. – así de frívolos y banales son. - Las mujeres a excepción de Inés se encontraban de pie al igual que Esteban – Apuesto a que juraban que jamás volverían a verme.

- No entiendo que hiciste para que te dejaran salir, asesina. – escupió Lucrecia.

Una sonrisa se formó en los labios de Marcia – No hice nada, porque la asesina, no soy yo. – dijo la ojiverde con un tono firme.

- ¿A qué viene esta farsa de tu evento inventado? – preguntó Florencia.

- Disculpa, pero en montar farsas ustedes son maestros. – pronunció mirando firmemente a Esteban con una ceja enarcada, para después continuar haciéndoles saber de manera indirecta que ella estaba enterada de todo lo que ocurría en sus vidas.

Esteban no podía dejar de mirarla, estaba sorprendido, no sabía que sentía. Por un lado, su corazón le gritaba que fuera a su encuentro, la abrazara y le dijera todo lo que la había extrañado, pero su mente no se lo permitía, tenía miedo, como era posible que supiera sobre su compromiso con Paula, y de cada uno de los movimientos de todos.

¡No! - se decía a sí mismo. En definitiva, había entrado en un estado de negación, pero necesitaba hablar a solas con su ex esposa, ¿sobre qué?, no sabía, pero eso es lo que haría.

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