Capítulo 37

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Él

"Queda usted detenido por el asesinato de Antonio Gil" ...

Resonó en su cabeza como eco, parecía que había dejado de respirar.

Es una broma

Tiene que ser una broma

Afirmaba en su cabeza mientras uno de los oficiales guardaba su placa policial y los otros dos se acercaban a Esteban arrebatándolo de su lado. Su cabeza no dimensionaba, no procesaba lo que estaba pasando.

¿Él fue? ¿cómo? ¿Por qué? ¿Me traicionó?

Cuando el moreno suelta su mano bruscamente al ser jalado por uno de los policías para esposarlo, fue como sentir que le habían arrancado una extremidad, pasó de tener la mirada ida en la nada a ver los ojos llenos de angustia de aquel hombre que al parecer la había traicionado una vez más. Esa mirada grande expresiva, brillosa a causa de la retención de lágrimas la hizo reaccionar.

- ¡No! – se acerca a él - ¡Suéltenlo! – pide.

- ¡Marcia!

- Señora por favor no interfiera en nuestro trabajo. – se acerca para apartarla.

- ¡No me toque! – quita el brazo – Muéstreme su orden – exige -  No puede arrestarlo si no trae la orden en mano.

No hubo manera de impedir que se llevaran preso a Esteban; lo vio partir esposado en aquella patrulla repitiendo una y otra vez que él era inocente. Sin pensarlo dos veces se montó en el coche del empresario, que por suerte al bajar antes de abordar de regreso le pidió que guardara sus llaves y cartera en su bolsa.

Su corazón se hacía cada vez más pequeño, lagrimas resbalaban por sus mejillas como mantequilla derretida, ella sabía lo que el empresario estaba sintiendo; estaba llena de desesperación e impotencia pues por más daño que le hubiera hecho, no deseaba que él pasara por lo mismo. En ese momento ni siquiera pensaba en la posibilidad de que Esteban fuera el verdadero asesino de Antonio Gil, lo único que tenía en mente era sacar a su esposo a como dé lugar.

- Marcia – se acerca rápidamente a ella.

- Iñaki – lo abraza - ¿ya llegó Esteban? – observa a todos lados.

- Sí, lo acaban de llevar a su celda.

- Pero ¿cómo es que está pasando esto? ¿por qué lo culpan de matar a Antonio?

- Marcia, necesito que te tranquilices. – la toma de los hombros

- ¿Tú sabías?

- Licenciada Cisneros – llama su atención – que bueno que llega. Pasemos a la oficina para hablar.

La presión en el pecho volvió, su corazón palpitaba a mil por hora. Presentía que lo que hablarían en esa oficina no sería nada bueno. Sin más aceleró el paso siguiendo a la teniente a su oficina, la explicación que pronuncio la mujer de mediana edad terminó por reventar su corazón y lo que vio después, esfumó todo rastro de preocupación y desespero para darle paso al coraje y la decepción.

Él... Mintió

Él... lo asesinó

Él... me traicionó

Las lágrimas bajaban despacio, no parpadeaba, no mencionaba nada, su semblante se mostraba sereno, su mente estaba clara.

Él era el culpable

Eso le decía su mente y el video donde se mostraba la presencia de Esteban en aquella bodega minutos antes de que encontraran el cuerpo sin vida de Antonio Gil, pero su corazón se desasía diciéndole a gritos que no era así.

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