Capítulo 25

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La primera vez
Parte I

El terror de verse descubierta la invadió, el pensar que su hija pudo abrir ese sobre y ver la foto provocaba un frío en su cuerpo. Fue tanto su miedo que su presión se desestabilizó.

- ¡Señora Marisa! – se alarma.

- Marisa ¿qué pasa? – sostiene su cuerpo al verlo tambalear.

- Voy por alcohol. – se ofrece la joven.

Esteban tomo el sobre y vio su contenido, inmediatamente sintió que su presión sanguínea se aceleró, supo que este había plan había sido doble intencionado, amedrentarla y posiblemente sembrar la duda en sus hijos.

Después de ese episodio tan caótico, pasaron a cenar. El ambiente no era el mejor pero ya no se sentía tan tenso por parte de sus hijos; con el poco tiempo que llevaba siendo su madrastra, había logrado que la convivencia con ellos fuera más tranquila, lograba entablar conversaciones cortas y había logrado que los ataques y desplantes de Lucía quedaran de lado, que Hugo la dejara de ignorar y con Rafael desde un principio se llevó bien.

La cena terminó bien, evadiendo las provocaciones de Lucrecia, compartiendo palabras con Inés, sus hijos y de vez en cuando con su marido.

[...]

- ¿Qué pasa? – pregunta regresando de vestirse.

- La oficina de management del cantante que queremos para el show está poniendo trabas para cerrar el contrato. Voy a tener que ir. – informa.

- Te acompaño. – la abogada niega – Las oficinas están a las afueras de la ciudad, ni de chiste vas tú sola, ¿A qué hora irás? – pregunta.

- Puedo en la tarde, quede de ir como a las seis. – se sienta en la cama – Esteban, no es necesario, le puedo decir a Alba, tú tienes tus responsabilidades y no quie...

- Ni hablar. – la interrumpe – Ahora me encargue de pendientes y demás, no es necesaria mi presencia en la empresa. Además, iremos en la tarde, así que... - hace un ademan con la mano - A dormir para mañana irnos temprano – se va a su lado de la cama – y termines tus pendientes. - se acuesta y se acerca a ella que ya estaba acostada en la cama, para darle un beso en la frente – Buenas noches, preciosa. Que descanses. – le sonríe.

- Buenas noches, tú igual – le devuelve la sonrisa.

A la mañana siguiente, el clima no era el mejor; el cielo estaba gris, corría mucho viento y pronosticaban lluvias durante el día, pero eso no fue impedimento para que el empresario y la abogada cumplieran con sus responsabilidades.

Al llegar la tarde, las condiciones del clima no habían mejorado, al contrario, ahora se sumaba una llovizna. Aun así, la pareja de esposos se dirigió a su destino; se encontraban en carretera cuando la lluvia se intensifico, no lo suficiente para alarmarse, pero sí para dejarlos incomunicados, pues al estar en un lugar donde lo único que había eran pinos y más pinos, la señal telefónica no era la mejor.

Fue alrededor de una hora que les tomó llegar a las oficinas del cantante, estaban ubicadas ahí pues a lado se encontraba el estudio donde este grababa. Una vez ahí, aclararon los malos entendidos, acordaron nuevas clausulas y cerraron el contrato, algo que les tomó bastante tiempo pues tuvieron que ser muy específicos con las actividades que solicitaban del artista.

Sin darse cuenta, el reloj marcaba pasadas las ocho de la noche y ahora no parecía haber una simple lluvia, había una tormenta.

- Señores, ustedes van rumbo a la ciudad ¿no? – pregunta el guardia de la oficina.

- Así es ¿por qué? – pregunta el moreno.

- Lo que pasa es que me mandaron un aviso de que el viento tumbó un pino y bloqueo la carretera. Ahorita les voy a avisar a los patrones para que se organicen.

- Esto tiene que ser una broma. – susurró la pelirroja.

- ¿Qué hacemos? – voltea a verla.

- Aquí a dos kilómetros más al fondo hay unas cabañas, pueden rentar una mientras esperan a que reabran la carretera. – sugiere.

- Las cabañas... - dijo en un tono sarcástico.

- Sí oiga... son bien bonitas. Con estos tiempos a veces se les va la luz, pero tienen unas chimeneas pa' poner las fogatas y ya con eso alumbra bastante y el frío ni se siente. – les cuenta.

- Sí, sabemos de qué cabañas habla. – comenta el moreno - ¿Me acompañas? – le preguntó a su esposa.

Ese "¿Me acompañas?" provocó que un escalofrío recorriera el cuerpo de la ojiverde, concentrándose en su entrepierna. Claro que conocían esas cabañas, no iba a ser la primera vez que estarían ahí.

Flashback
1993

- Anda, Marcia... vamos – insiste – la pasaremos muy bien, juntos tú y yo ¿sí?

- Esteban, no creo que al padre José le parezca buena idea que nos vayamos tú y yo solos fuera de la ciudad. – acomoda las flores que le trajo en un jarrón.

- Ya hablé con él y dijo que no hay problema, con que te regrese sana y salva se da por bien servido. – sonríe tomándola de la cintura – Solo tienes que decir que sí. Ándale... son unas cabañas bien bonitas, en medio de la naturaleza, cómodas... – le roba un beso - ¿Me acompañas? – hace un puchero tierno.

Fin del flashback

- ¿Qué dices Marcia? – le vuelve a preguntar.

Sabía que al aceptar estaría perdida, no tendría escapatoria, y aunque no quería, no había de otra.

Cállate, que te mueres por volver a estar con él – pensó – Pues ya que, vamos. – respondió.

La lluvia aún estaba intensa, el guardia de las oficinas los acompañó uno por uno para ayudarles con la sombrilla, una vez dentro del auto, partieron a aquel sitio. Fue un trayecto corto en el cual ninguno dijo nada, ella estaba muy nerviosa, aún más que hace treinta años pues en aquel entonces no tenía mucha idea de lo que iba a pasar en esas cabañas.

Al llegar, Esteban bajó rápido a la recepción para solicitar una cabaña, regresó al auto y se dirigió a la cabaña que se asignaron, la numero 14. Cuando se estacionó fuera, le fue inevitable recordar.

Flashback

- Ven – le ofrece su mano para salir del auto.

- Hace frío. – dice al estar fuera.

- Lo sé. Ven, adentro no hace frío. – caminan hacia la cabaña tomados de la mano.

- ¿Catorce? – pregunta viendo el número de la cabaña.

- Sí, el catorce es nuestro número. – busca las llaves en el bolsillo. – Te conocí un catorce, te pedí que fueras mi novia un catorce, y hoy es catorce. – sonríe abriendo la puerta. – Hoy cumplo seis meses siendo novio de la niña más linda de todo el mundo. – dice abrazándola una vez dentro, palabras que hicieron a la castaña sonrojarse.

Fin del flashback

Viendo el número se pierde en el recuerdo hasta que una mano cálida seguido de su nombre la traen de regreso.

- Marcia ¿estás bien? – le toca la mano. – Estas helada.

- Hace frío. – responde viéndolo a los ojos. Esos ojos que muchas veces la miraron llenos de ternura, de lujuria y de amor.

El escuchar esas palabras por parte de la pelirroja, provocaron que el corazón del empresario diera un vuelco de alegría. Sabía que ella recordaba cómo fue la primera vez que estuvieron ahí y eso lo emocionaba, pues no era el único que tenía presente la primera vez que fueron uno mismo, la primera vez que se amaron en cuerpo y alma.

La MadrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora