Capítulo 8: Solo para molestarme.

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Sali corriendo a mi habitación y cerré la puerta con fuerza.

¿Por qué diablos lloraba?

Respiré hondo y me deje caer de espaldas sobre la cama, me sequé las lagrimas y urgué en el bolsillo de la sudadera dispuesta a leer las cartas que Dylan le habia escrito a Mica.

-Este idiota me las va a pagar.- Dije mientras abria el sobre.

Observé a groso modo el párrafo que se extendia a lo largo del papel y llegué a la conclusión que la letra de Dylan era de lo más femenina. Comencé a leer mentalmente:

"Mica,

Siempre me debato en si debo seguir enviándote cartas, porque pareciera que no estas interesada en leerlas, y no te culpo. Pero es que han pasado meses en los que no he sabido nada de ti, y me duele en el corazón que haya sido tan fácil para ti irte sin mirar atrás.

Estoy preocupado por ti, nadie sabe nada de ti y es como si te hubieras esfumado de la faz de la tierra. He estado buscando las razones las cuales hicieron que te fueras, pero no las encuentro, y la verdad estoy comenzando a creer que esas razones son incluso más grandes que tu y yo...

Por favor regresa, dejame ayudarte. En mi siempre tendrás a alguien en quien confiar.

Dylan."

Deje escapar un suspiro, y miré la nota incrédula.

Me apresuré a abrir la segunda nota y lei con atención:

"Querida Mica,

Está bien, tú ganas. Renunciaré a ti.

No más cartas, he decidido que continuaré con mi vida aunque me duela el hecho de no verte más, de no saber de ti. Cuando te dije que te queria era en serio, y aun asi no te importó. 

No me queda más nada que ofrecerte, pues te lo has llevado todo.

Espero estes bien, en dónde sea que estés.

Dylan."

-Vaya que era en serio...-Pude decir en voz alta.- El idiota si tenia corazón.

Un cambio radical entre cartas, una muy conmovedora y otra... cortante y fria. ¿Qué rayos le había hecho Mica para que escribiera semejantes cosas?

Entonces me tentó la idea de ir a casa y buscar las otras cartas escritas por Dylan, con la intención de armar este rompecabezas. Tuve ganas de saber todo, como habia empezado y qué habia sucedido para que terminara.

Entonces sentí compasión por él, por primera vez. Ahora estaba convencida que le habian roto el corazón.

-¿Qué chorradas piensas Mia?- Me dije a mi misma.

No podía tener lástima por Dylan, él era el diablo personificado.

Lo que de verdad debía hacer era buscar la manera de sacar al aire estas cartas, ya fuera en redes sociales o...

Entonces sonreí.

-Quizás no sea tan mala idea...- Guardé de nuevo las cartas en la sudadera y miré hacia el techo con una sonrisa malévola, maquinando asi un grandioso plan.

Dylan

La campana sonó y con eso dando a entender que al fin habia acabado el primer periodo.

Sali a buscar un par de libros en mi casillero cuando me topé con Shane, venia con una sonrisa de idiota en el rostro a mi dirección.

Su apariencia me daba a entender que venia del gimnasio, se guindó el bolso a un lado y saludó.

Enemigo de la InfanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora