Capítulo 27: ¿Lo olvidaste?

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Nos hallabamos en el auto en total silencio, pues luego de aquella escena que involucró mi dedo índice y su boca, digamos que me habia quedado mágicamente sin palabras.

Era de noche y nos dirigiamos a una fiesta, a esa que Sarah le dijo que no podia llegar tarde. Algo me olia mal, pero fuera lo que fuera no me apartaria de Dylan bajo ningún concepto. Ya me podia imaginar lo que Sarah tenia planeado, y cuando alguien le gusta mucho otra persona puede cometer estúpideces. 

Asi que por su bien y por el de Dylan, tendría que hacer acto de presencia.

Casi sentia que estaba haciendo un trabajo de caridad, la filantropía me quedaba bien.

-¿Por qué te ries?- Quiso saber.

-Por nada, solo pensaba en algo gracioso...- Suspiré.- Y esta fiesta que vamos... ¿De quién es?

-De Sarah.

Sonrei, no esperaba menos.

-¿Cuál es el motivo?

-Es su cumpleaños- Se encogió de hombros.

Entondes resoplé indignada, ¿La muy descarada no me habia invitado? era una arpía sin duda. Luego de nuestra presentación, gracias a mi todo habia salido estupendo... bueno salvo por la detención de todas.

-Entiendo...- Gruñí.

Me miró de reojo y sonrió.

-¿Celosa?

Me crucé de brazos.

-¿De no haber recibido invitación? ¡da igual!

-No me referia a eso.

Rei, la verdad me causaba gracia.

-No tengo por qué preocuparme por eso.

-Hablas con mucha seguridad- Alzó las cejas y aterciopeló la voz.

-¿Debería preocuparme?- Mi vista se dirigió hacia él y sonreí.

Me miró un instante y me devolvió la sonrisa.

-Ven, salgamos del auto. Ya llegamos.

Entrecerré los ojos y bajé del auto. ¿Acaso no iba a responderme?

Una vez estuve a su lado, entrelazó sus dedos con los mios. Era la primera vez que haciamos eso.

-No te he dado razones para preocuparte ¿o si?- Susurró a mi oido.

Dylan sin duda era la persona más directa que habia conocido jamás, era de esos que cuando queria algo te lo hacia saber y no pararia hasta conseguirlo.

Me estremeci, me habia dejado sin palabras.

Sonreí nerviosa y negué.

-Bien, entrémos.

Dylan

Mia estaba totalmente tensa, su mano estaba tiesa debajo de la mia. 

La halé para que apurara el paso y baje la vista hacia ella, estaba roja como un tomate. Yo sonreí y le di un ligero apretón. Sabia lo que esto significaba, una vez entraramos por el umbral de la puerta tomados de manos frente a todos, eso dejaria el mensaje claro.

Y por alguna razón estaba seguro de hacerlo, asi lo queria. 

Toqué la puerta y con rapidez apareció Sarah, sonreia radiantemente cuando abrió y con rapidez decayó al vernos a Mia y a mi juntos.

-¡Achú!- Soltó de repente llevándose ambas manos al rostro.- Vaya... pero creo que tengo alergias o algo parecido.

La miré confundido.

Enemigo de la InfanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora