30 días con Hyoga y Shun. (TERMINADA)

Día 19

En ropa formal

Las luces centelleantes iluminaban el majestuoso salón de la gala, resaltando la elegancia de la noche. Hyoga y Shun caminaban con gracia, ataviados en sus mejores galas. Shun lucía impecable en su gabardina blanca, resaltando su tez bronceada. La camisa azul que llevaba debajo realzaba sus ojos color esmeralda, mientras que los pantalones morados añadían un toque de audacia a su atuendo. Su cabello, normalmente suelto y suave, estaba recogido en una pulcra cola de caballo que acentuaba su rostro.

Hyoga, por su parte, irradiaba un aire de sofisticación en su camisa blanca y chaleco negro. Los pantalones oscuros le conferían un aire distinguido y elegante. Un fino lazo negro recogía su cabello rubio en lo alto, dejando al descubierto su frente y sus característicos ojos azules.

Mientras el bullicio de la gala llenaba el salón, Hyoga y Shun se escaparon discretamente hacia un balcón adyacente. La brisa nocturna jugaba con sus cabellos y los susurros de la noche creaban un ambiente íntimo. Shun, con una sonrisa traviesa, se sentó en las piernas de Hyoga, mirándolo con picardía.

Te ves absolutamente impresionante en esta ropa, Hyoga. -Murmuró Shun mientras le daba suaves besos mariposa en la comisura de los labios. -Esa camisa blanca resalta tu tono de piel y hace que tus ojos azules brillen aún más.

Hyoga sonrió, sintiéndose halagado por las palabras de Shun. Pasó sus brazos alrededor de la cintura del moreno, atrayéndolo más cerca. -Y tú, Shun, estás deslumbrante. -Respondió suavemente. -Esta gabardina blanca te da un aire angelical y esos pantalones morados muestran tu audacia y originalidad.

Shun rió suavemente, su aliento rozando la piel sensible del cuello de Hyoga. -¿Crees que alguien se dará cuenta de que nos hemos escapado un rato? -preguntó con una risita juguetona.

Hyoga inclinó la cabeza ligeramente para mirar a Shun directamente a los ojos. -Incluso si lo hacen, no me importa. -Susurró con sinceridad. -Este momento es solo para nosotros.

Los labios de Shun se curvaron en una sonrisa, y suavemente capturó los labios de Hyoga en un beso tierno pero apasionado. La brisa seguía acariciándolos mientras se perdían en el beso, en ese espacio privado que compartían en medio de la elegante gala.

Cuando finalmente se separaron, Shun apoyó su frente contra la de Hyoga, todavía abrazado a él. -No puedo evitarlo. -murmuró. -No importa cuántas veces te haya visto, sigues robándome el aliento.

Hyoga le acarició el cabello con ternura. -Y tú, Shun, sigues siendo la luz de mi vida. -Respondió suavemente. -No importa cuán oscuro sea el mundo exterior, tú siempre eres mi razón para sonreír.

Ellos compartieron una mirada cargada de amor y complicidad, sus corazones latiendo al unísono. La música de la gala llegaba hasta ellos, pero en ese momento, el único sonido que importaba era el de sus latidos y su respiraciones entrelazadas.

La noche continuó, pero esos besos robados en el balcón quedaron grabados en sus memorias como un recuerdo preciado. Shun y Hyoga regresaron al salón de la gala, manteniendo sus manos entrelazadas mientras danzaban y se sumergían en la elegancia de la noche.

A medida que avanzaba la velada, la conexión entre ellos parecía intensificarse, cada mirada y cada roce llevando consigo una carga de emociones profundas. Esa noche, en medio del glamour y la elegancia, Hyoga y Shun encontraron un espacio donde podían expresar su amor sin restricciones, donde las palabras no eran necesarias para comprenderse el uno al otro.

Y mientras la gala continuaba, sus corazones latían en perfecta armonía, recordándoles que, independientemente de las circunstancias, siempre encontrarían un lugar especial donde su amor brillaría con fuerza.