Besándose
El sol se ocultaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados mientras Hyoga y Shun caminaban de regreso a la casa de Acuario luego de una intensa tarde de entrenamiento en el Santuario. Las hojas de los árboles susurraban al viento, y el aire tenía un fresco aroma a tierra y vegetación.
Hyoga, con su armadura de Acuario, llevaba algunas heridas menores en su cuerpo a causa de los duros combates. Shun, con su calidez y compasión natural, no podía evitar preocuparse por su amado. Aunque ambos eran caballeros y habían luchado innumerables veces contra enemigos poderosos, su relación era más que solo compañerismo de batalla; eran novios, compartiendo un amor que crecía con cada día que pasaban junto al otro.
Al llegar a la casa de Acuario, Hyoga se despojó de su armadura y se sentó en una silla, exhalando un suspiro de alivio. Shun se acercó a él con una bandeja llena de ungüentos y vendajes, preparada para tratar sus heridas. Su toque era suave y cuidadoso, y cada vez que la yema de sus dedos rozaba la piel de Hyoga, este sentía un reconfortante escalofrío.
—Deberías tener más cuidado, Hyoga. —murmuró Shun mientras limpiaba una herida en el brazo del caballero de Acuario. —No quiero verte lastimado de esta manera.
Hyoga le sonrió débilmente. —Lo sé, Shun. Pero tú también tomas riesgos en cada batalla. No quiero que te preocupes demasiado.
Los ojos de Shun se encontraron con los de Hyoga, revelando la preocupación y el amor que sentía por él. —No puedo evitar preocuparme. Eres importante para mí, Hyoga. No puedo soportar verte herido.
Hyoga tomó la mano de Shun y la besó con ternura. —Y tú eres importante para mí, Shun. Mi razón para luchar y proteger el Santuario es para asegurarme de que tengamos un futuro juntos.
Shun sintió un cálido rubor en sus mejillas ante las dulces palabras de Hyoga. Después de tratar todas las heridas visibles, Shun se levantó y le sonrió a su amado. —¿Cómo te sientes ahora?
Hyoga se puso de pie y se estiró. —Mucho mejor, gracias a ti.
Justo en ese momento, un sonido de pasos apresurados resonó en el pasillo fuera de la habitación de Acuario Shun frunció el ceño, preocupado, y abrió la puerta para ver a Seiya corriendo hacia ellos.
—¡Shun! ¡Hyoga! —exclamó Seiya, jadeante y descalzo. —¡Deben venir rápido! ¡Athena está en peligro!
Sin pensarlo dos veces, Shun y Hyoga se pusieron sus armaduras y siguieron a Seiya hacia el lugar de la emergencia. La preocupación por su diosa los llenaba de determinación y coraje.
Cuando llegaron al lugar de la batalla, se encontraron con un feroz enemigo que estaba atacando a Athena. Se trataba de un adversario formidable, pero los tres caballeros lucharon valientemente para proteger a su diosa.
La batalla fue intensa y agotadora, y en un momento, Hyoga quedó atrapado en una explosión de energía y fue arrojado a un lado. Shun vio esto con horror y dejó de luchar momentáneamente para correr hacia Hyoga.
—¡Hyoga! —gritó Shun, desesperado.
Hyoga se levantó, herido pero determinado. Antes de que pudiera decir una palabra, Shun se abalanzó sobre él, envolviéndolo en un apretado abrazo. Las lágrimas llenaron los ojos de Shun mientras temblaba de alivio al ver que Hyoga estaba a salvo.
Hyoga correspondió al abrazo de Shun y susurro en su oído. —Estoy bien, Shun. Gracias por preocuparte.
Shun levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Hyoga. La preocupación y el amor llenaron sus miradas mientras se acercaban lentamente uno al otro. Hyoga puso sus manos en la cintura de Shun y acarició su cabello con ternura antes de finalmente unir sus labios en un apasionado beso.
El mundo a su alrededor desapareció mientras se entregaban a ese beso, compartiendo el amor y la conexión que habían estado guardando durante tanto tiempo. La batalla se desvaneció en segundo plano, y solo existían ellos dos en ese momento.
Cuando finalmente se separaron, sus frentes se apoyaron una contra la otra, y sus respiraciones entrecortadas se mezclaron en el aire. Hyoga acarició suavemente la mejilla de Shun con el pulgar.
Te amo, Shun. —dijo con voz apasionada.
Shun sonrió con ternura. —Y yo te amo, Hyoga. Siempre estaremos juntos, sin importar lo que suceda.
Juntos, se volvieron hacia la batalla con una nueva determinación, listos para proteger a Athena y el Santuario con más fuerza que nunca. El amor que compartían les daba la fortaleza para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.
Y así, entre hielo y cálida pasión, Hyoga y Shun lucharon juntos, protegiendo su amor y el mundo que habían jurado defender y una vez terminada la pequeña batalla, ambos volvieron al templo de Acuario y dedicaron el resto del día a besarse y decirse cuanto se amaban el uno al otro.
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30 días con Hyoga y Shun. (TERMINADA)
RomansaTercera temporada de 30 días con, a diferencia de la segunda temporada de 30 días con, está temporada si hace parte del canon oficial de las primeras entregas de 30 días con... Hace parte de la primera temporada junto con 30 días con Kardia y Degel...