Día 23

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Discutiendo.

En el tranquilo rincón del jardín del Santuario, Shun y Hyoga se encontraban en medio de una discusión intensa. Sus voces se elevaban en un intercambio acalorado de palabras, los ojos chispeantes de frustración y enojo. Las palabras dolorosas se lanzaban como dagas, hiriendo más profundamente con cada frase.

—No puedo creer que pienses así —decía Shun, su voz temblando de indignación. —Es como si nunca entendieras lo que realmente siento.

Hyoga apretó los puños, su mandíbula tensa mientras respondía, —Y tú pareces decidido a ignorar cualquier perspectiva que no sea la tuya. No puedo creer que estés siendo tan egoísta. 

—¿Es egoísta pedirte que me veas como un adversario digno? Pero para ti solo soy el caballero más débil de todos.

—No eres débil Shun, pero debes de entender que no puedes hacer cosas que a otros se les hacen fáciles. 

—¡Ya basta Hyoga! Solo estás hablando desde tu egoísmo. 

Las palabras seguían fluyendo, cada una más hiriente que la anterior. Las emociones acumuladas durante mucho tiempo finalmente estallaban, y la discusión se había convertido en una tormenta de resentimiento y dolor. La relación que habían construido con tanto cuidado parecía colgando de un hilo, a punto de romperse.

Finalmente, la discusión llegó a un punto crítico. Shun giró bruscamente, sus ojos llenos de lágrimas, y se alejó a pasos agitados. Hyoga se quedó solo en el jardín, sintiéndose devastado por las palabras que habían intercambiado. El silencio que siguió a la partida de Shun resonó en el aire, pesado y lleno de angustia.

Horas después, la tensión seguía fresca en el Santuario. La distancia entre Hyoga y Shun era palpable, una brecha dolorosa que parecía insalvable. La sensación de soledad y arrepentimiento pesaba en el corazón de ambos, pero el orgullo les impedía dar el primer paso para reconciliarse.

Hyoga se encontraba en su habitación, mirando fijamente una fotografía de él y Shun, tomada durante uno de sus momentos más felices. La sonrisa en la foto parecía ahora lejana y esquiva, y el dolor de la discusión los perseguía.

Por otro lado, Shun se encontraba en el templo, mirando el horizonte con los ojos nublados. El eco de las palabras de Hyoga resonaba en su mente, y la herida emocional que habían causado le quemaba el alma.

La noche caía sobre el Santuario, y la soledad era palpable en cada rincón. Los momentos compartidos y los recuerdos felices parecían desvanecerse ante la tristeza y el enojo que habían experimentado. Pero en lo profundo de sus corazones, tanto Hyoga como Shun anhelaban la reconciliación y la restauración de lo que habían perdido esa tarde, tras esa discusión.

30 días con Hyoga y Shun. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora