te quiero...

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—Baja los pies del sofá.- Checo pateó las piernas de Carlos y se sentó junto a su amigo. En sus manos traía los utensilios necesarios para que Carlos le quitara el abordaje que tenía en una de las venas de su brazo.

—Charles no me dijo nada por subir los pies la última vez que estuve aquí.- Carlos se sentó correctamente y le dedicó una mirada de fastidio a Checo.—Además él no está aquí.

—Pero esta es su casa. No podemos simplemente hacer lo que queramos.

—Estoy bastante seguro de que él te perdonaría cualquier cosa que le quieras hacer a su sofá.- Carlos le lanzó una mirada pícara. Desde que había llegado y había visto las marcas en la piel de Checo, no había podido resistir la tentación de meterse con él en cada oportunidad que tuviera.

—Deja de fastidiar y acaba.- Checo le extendió al brazo sobre el regazo, lo cual hizo que Carlos ampliara su sonrisa.

—Pero, en serio. No pensé que fueras a ir tan rápido. Incluso yo...

—¡Que aún no hemos hecho nada!- Checo casi brincó en su sitio.

—Estate quieto...- Carlos sujetó su brazo para evitar que el trocar se moviera de lugar.—Y si no hiciste nada... ¿A qué se debe el nuevo estampado epitelial?

Checo chasqueó la lengua.

—Sabes que no voy a dejar de joder hasta que me cuentes.

—¿Hasta que te cuente que, Carlos? Esto no es Cincuenta Sombras de Pérez, no tengo porque contártelo todo.

Carlos ahogó una carcajada y trató de permanecer concentrado en lo que hacía, retirando suavemente el abordaje de Checo y poniendo rápidamente un algodón con alcohol en la zona para detener el sangrado.

—Solo pensé que querrías hablar al respecto.- dijo levantándose y yendo a botar lo que había usado para volver al cabo de unos segundos. Al pasar por la cocina miró la hora en el reloj de la pared. Ya casi eran las diez de la noche. Al regresar junto a Checo, su rostro lucía inmensamente más serio.
—¿Estás seguro de que no quieres contarme nada o preguntarme nada?

Checo lo miró desde el sofá, abrazando un cojín mientras mantenía su brazo flexionado encima de este.

—En realidad... más que de lo que hice con Charles, hay otra cosa sobre la que quisiera hablar.

Carlos se dejó caer junto a él.

—Es sobre mis padres.

Su amigo inhaló pesadamente para luego dejar salir todo el aire, a la vez que relajaba un poco más su cuerpo.

—¿Qué hay con ellos?

—Quiero contarles... realmente quiero, pero... No sé cómo hacerlo. No quiero que... que piensen mal o que reaccionen de forma negativa.

—Bueno, Checo, sabes que tus padres no son homofóbicos. O al menos a mí nunca me lo han parecido. Siempre me han tratado bien y todo.

—Sí, pero hay una diferencia entre el amigo gay de tu hijo, y en que tu hijo se aparezca con un hombre siete años mayor que él cogidos de la mano.

—Bueno, si lo pones así...

—Yo realmente quiero que conozcan a Charles, que vean lo increíble que es... solo quisiera que no se arruinara todo simplemente porque es un hombre.

—¿Realmente piensas así? ¿No te da miedo la reacción de tus padres? ¿O lo que puedan decir? ¿Y si tus amigos allá en Mexico se enteran? ¿Ninguna de esas cosas te asusta?

Checo miró al techo, pensando por unos segundos en todo lo que había dicho Carlos.

—Creo que... será un poco difícil. Especialmente con aquellos que no lo aprueben. Pero siento que estar con Charles compensa todo eso. Es como si... como si Charles fuera lo suficientemente increíble para que no me importe lo que digan los demás.

White thrill; checlerc. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora