herida...

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—Yo te amo, Max.

Pierre lo miraba como si hubiera perdido toda esperanza. Derrotado. Y realmente Max no lo entendía. Ahora, de hecho, lo entendía menos.

Muchísimo menos.

No pudo evitar reír en su cara. Incrédulo, solo eso pudo hacer.

Dejo salir risa desabrida. Carente de cualquier tipo de alegría.

—¿Qué mierda estás hablando ahora?- le preguntó, realmente pensando que ya eso era demasiado cruel incluso para él.

Pero la expresión de Pierre no varió.

—Estoy hablando en serio.

—No jodas, Gasly...

—En primer año... te conocí en primer año. Chocamos en el pasillo y sin querer tiramos todos tus libros al suelo. Desde ese momento.- Pierre seguía mirándolo como si estuviera confesando un crimen. Como si se arrepintiera de cada palabra.—Traté de no hacerlo. De no enamorarme de ti. Pero fue completamente inútil, Max. Te amo. Te he estado amando todos estos años. Pensé que las rotaciones de estos dos últimos cursos me ayudarían a olvidarte de una vez por todas. Porque así ya no tendría que verte. Estaríamos siempre en hospitales distintos, siempre alejados. Pero de alguna estúpida manera solo seguía pensando en ti. Sé que he sido un imbécil contigo. Sé que te he confundido, pero más jodidamente confundido que yo no vas a estar nunca, así que me voy a saltar las disculpas. Solo te estoy explicando. No te tengo lástima. No estoy jugando contigo. Te amo...

—¿Qué...?

—Te amo. Pero sé perfectamente que amarte a ti es un error. Así que no le des importancia. Solo evítame, como te he estado evitando yo hasta ahora. Trata de no meterte en problemas, así, cuando nos graduemos, todo esto habrá acabado. Tú podrás seguir viviendo esa vida que vives y yo igual. Lo que pasó anoche puedes olvidarlo. Todo lo que dije, nada era verdad. Solo déjalo todo como está, Max.

Max sintió como si las palabras de Pierre fueran una avalancha que cayó encima de él. Aplastándolo, congelándolo. Su mirada se quedó perdida en el rostro de Pierre, en aquella expresión casi enojada que tenía el otro interno.

—Yo...- intentó hablar, pero realmente sus palabras no le saldrían. Su cabeza era un lío en el cual no podía decidir qué cosa prevalecía sobre las demás. No sabía qué pensar o cómo tomarse toda esa repentina información. Eso era más de lo que había estado preparado para escuchar.

—Espero que eso haya aclarado tu curiosidad.- concluyó Pierre y se dio la vuelta, alejándose con pasos pesados. Max se quedó mirando su espalda. Un pensamiento abriéndose paso en su cabeza, empujando a los demás, luchando por salir en aquella algarabía de confusión.

Pierre lo amaba.

Y por alguna razón estúpida nunca lo había dicho.

Aún más.

Lo había maltratado.

Lastimado.

Ofendido.

Y, de alguna manera, tan estúpida como sus razones, Max también se había enamorado.

—Espera...- Pierre lo oyó perfectamente, pero no se detuvo.
—¡Espera, te dije!- corrió detrás de él.—¡Yah, Pierre Gasly!- lo agarró por el hombro, obligándolo a darse la vuelta.

—¡Solo déjalo, ya!- Pierre lo apartó con un manotazo.

—¡Y una mierda! ¡Ahora me vas a escuchar!- Max sujetó las manos de Pierre, obligándolo a mantenerlas a ambos lados de su cuerpo, en una forzada posición en la cual no le quedaba más opción que escucharlo.
—¿Quién te has creído que eres para decirme todo eso y esperar que te deje irte así todo genial, caminando hacia el atardecer? ¿Eres imbécil?

White thrill; checlerc. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora