- Óscar, deja de saltar en la cama...- Joaquín bufó por octava vez dirigiéndose a su hermano.
La casa era un completo desastre. Cajas y más cajas llenaban la sala y las habitaciones, haciendo que incluso se hiciera difícil desplazarse por el lugar.
El castaño llevaba la mañana entera intentando terminar de empacar de manera ordenada las decenas de cajas de juguetes de Óscar, los cuáles eran regalos que Emilio le daba casi a diario y sin motivo alguno.
Se sentía un poco mal humorado la verdad, y es que todo había ocurrido demasiado rápido, y se sentía bastante abandonado en la difícil labor de ordenar todo el enorme departamento.
- Emilio...- Joaquín gruñó entre dientes hacía el rizado, quién se encontraba sumido en la pantalla de su celular sin prestar ninguna atención a su entorno.
No tuvo ningún tipo de respuesta, y un pesado suspiro se escapó de sus labios antes de gritar.
- ¡Emilio! -
- ¿Mmh? - El rizado respondió mostrándose totalmente ajeno al estrés de su novio, y también a todo el alboroto de la casa. - Amor, ¿Qué ocurre?.-
- Podrías por favor soltar ese maldito celular por 5 minutos y ayudarme en algo...- Joaquín mencionó con el ceño fruncido. - Al menos controla a Óscar, y bájalo de nuestra cama antes de que se parta la cabeza.-
Emilio asintió rápidamente, y sin mencionar palabra alguna se acercó al pequeño, y le tendió sus brazos.
- Ven aquí cariño...- El oji-café tomó a Óscar entre sus brazos, y lo cargó para llevarlo apresuradamente a la sala. - Ven, vamos a ver televisión antes de que te rompas la cabeza, y Joaquín me la termine rompiendo a mí...-
Emilio y Óscar soltaron una risita cómplice y salieron rápidamente de la habitación. Joaquín volvió a suspirar al encontrarse sólo, y sin saber por dónde comenzar a guardar las incontables figuras de acción de su hermano, se sentó en el suelo con la mirada perdida.
Había pasado 1 semana completa desde que Emilio había descubierto la verdad acerca del abuso que Eleazar cometía sobre él, por orden expresa de su padre. 1 semana desde que un Emilio completamente roto le había rogado a Joaquín desistir de los planes de denunciar a su padre, y en vez de eso, le sugería irse juntos lo más lejos posible de Juan Osorio.
Joaquín no lo había dudado, estaba tan completa y profundamente enamorado del oji-café, y le dolía tanto su dolor y su angustia, que había aceptado irse junto a él y su pequeño hermano. Su prioridad siempre serían su hermano, y por supuesto Emilio, y no tenía miedo de demostrarlo.
Sin embargo, no podía evitar sentirse algo extraño y también un poco agobiado en éste punto, y es que Emilio al día siguiente de su charla había puesto en venta su departamento, y sólo en un par de días más, ya tenía un comprador.
Todo estaba sucediendo demasiado rápido, y Joaquín no podía dejar de sentirse algo descolocado. Emilio estaba actuando realmente extraño en los últimos días; el castaño lo sentía ausente, y había comenzado a beber por las noches.
Joaquín intentaba ser comprensible, porque claramente entendía que todo lo que Emilio había descubierto era un golpe muy duro para él. En una situación así, muchas pueden ser las reacciones, y era normal pensar que Emilio sintiera angustia, dolor y miedo, y no supiera la manera de expresarlos de una forma más sana.
Eso creía Joaquín, y por ello intentaba ser un buen novio y estar a la altura de la situación. No obstante, una mudanza requería mucho trabajo, y todo el esfuerzo y el estrés de ello, estaba sólo recayendo sobre sus hombros.
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¿Cómo Conquistar A Un Virgen En La Primera Cita? // Adaptación Emiliaco
FanfictionJoaquín es un joven brillante y lleno de carisma, pero con una triste realidad. Cuándo los problemas y la angustia lo sobrepasan, se vé obligado a vender lo que más había atesorado... su virginidad; para así poder solventar los gastos de su familia...