36. Un Reencuentro

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Emilio estaba frente a su padre, mientras sentía sus manos temblar. Finalmente se había reunido sólo con Eleazar y Juan para recibir un terrible sermón por su inoperancia al perder a un actor extranjero.

El rizado sabía que su padre estaría colérico y les daría un largo y terrible discurso, así que en un gesto de solidaridad, le pidió a Nelson que no asistiera al encuentro, para que no terminara aterrado con la severidad del hombre en sus primeros días de trabajo.

Eleazar estaba junto a él cómo siempre con la cabeza baja, y haciéndose responsable de todo lo ocurrido para que Juan no arremetiera contra Emilio.

Había sido en su primer mes de trabajo, y cuándo el oji-café aún era un adolescente, que presenció algo que cambiaría su forma de ver a Juan y también a Emilio.

El menor había intentando negarse a participar en una fiesta. Con voz baja y temblorosa le había dicho a su padre que no se encontraba bien, por una gripe que llevaba varios días dándole batalla. Emilio no fué capaz de anticipar el fuerte golpe del puñetazo que le propinó su progenitor enviándolo abruptamente al suelo. Sus ojos soltaron lágrimas, y no sólo por el dolor, sino también por las terribles palabras que su padre le gritaba mirándolo sobre el piso con desdén.

Quizás fué ahí dónde el instinto protector que Eleazar tenía hacía Emilio se originó. Aunque cuesta determinar el punto exacto en que aquel cariño, terminó convirtiéndose en una mala sana obsesión por tener el corazón del rizado.

- Señor, yo me comprometo a encontrar al chico lo antes posible...- Eleazar murmuró casi para sí mismo. Sabía que estaba en presencia de uno de los terribles ataques de ira de su jefe, y necesitaba dar algún calmante ante que las cosas empeoraran.

- Eso espero Eleazar, de verdad lo espero... porque supongo que sabes todo lo que está en juego si ese jodido chiquillo no aparece...- Juan mencionó con la mandíbula apretada.

- ¿Qué tan importante está en juego papá? - De pronto la voz algo temblorosa de Emilio se alzaba, dejando a Eleazar impresionado a su costado.

Claro que Emilio ya sabía de que iba todo con el muchacho ruso. Pero necesitaba saber si su padre tenía en realidad toda esa supuesta confianza, que había admitido sentir cuándo le ofreció hacerse cargo de nuevos negocios.

- Hay contratos ya firmados Emilio, clientes esperando por ver una película con un jovencito rubio e inocente... hay dinero, mucho dinero de por medio en cada proyecto...-Juan respondió violentamente, cómo si sus palabras fueran demasiado obvias.

Emilio debería haber respondido cualquier cosa en ese instante, pero la vibración de su celular en su bolsillo lo hizo desviar su atención.

El miedo que tenía, y lo insignificante y pequeño que se sentía al estar siendo regañado por su padre, pasó completamente al olvido cuándo leyó un mensaje de Joaquín en la pantalla de su celular.

"Emilio, no vengas por mí... no me he sentido bien, así que me ido a casa. Nos vemos más tarde"

- Lo siento, debo irme...- Emilio murmuró guardando su celular, listo ya para alejarse.

- Un momento Emilio... estamos en algo importante aquí - Su padre habló con autoridad.

- Lo siento... pero hay cosas más importantes para mí - Emilio ni siquiera mostró preocupación por la expresión de furia que le dió su padre mientras se daba media vuelta para salir de aquella oficina.

Para Emilio en aquel momento sólo existía algo en mente; Joaquín. No podía dejar de pensar ahora en cómo lograr que el castaño ya no estuviera molesto con él. Y también estaba el pequeño detalle que le hacía hervir la sangre; Joaquín estaba sólo con Dominic en casa.

¿Cómo Conquistar A Un Virgen En La Primera Cita? // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora